Dos argentinos dueños de restaurantes que residían en España son buscados por el presunto uso de yates para trasegar cocaína entre Suramérica y Europa, un hecho que destaca el uso común de embarcaciones privadas para el narcotráfico transatlántico.
El 14 de julio, los medios argentinos informaron que las autoridades habían emitido órdenes de captura contra Gustavo Marano Fuentes y Darío Pereyra Torres, dos dueños de restaurantes que residían en el balneario de Marbella, en la costa mediterránea. Los empresarios están acusados de dirigir una operación de narcotráfico que hacía despachos anuales de cocaína por yate de un lado al otro del
Atlántico.
La noticia de las órdenes de captura se conoció un mes después de que las autoridades argentinas decomisaran cerca de 1,5 toneladas de cocaína, avaluada en unos US$45 millones, en la provincia de Buenos Aires. La mayor parte del cargamento, al parecer destinado a Europa, se descubrió a bordo de un yate en el río Paraná, que atraviesa Brasil, Paraguay y Argentina y desemboca en el océano Atlántico.
En la operación, fueron aprehendidas seis personas.
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Las autoridades dicen que el frustrado cargamento de cocaína de junio no era la primera operación de los empresarios. El Ministerio Público Fiscal de Argentina afirma que los empresarios han coordinado la logística de tres cargamentos marítimos por lo menos, uno al año, desde 2020.
En 2021, un cargamento desembarcó presuntamente de Rosario, ciudad portuaria en Argentina sobre el río Paraná, y parece haber evadido la interdicción. Y en 2020, el velero al parecer viajó con un cargamento de cocaína entre Salvador de Bahía, noreste de Brasil, y arribó a Marbella, donde fue interceptado por las autoridades españolas.
La investigación a esta red de tráfico de cocaína, denominada Operación Atlantis, comenzó en 2018, con una llamada anónima.
"Pereyra está preparando un cargamento de 2.000 kilos de cocaína que saldrán de Tigre [ciudad en la provincia de Buenos Aires, Argentina] hacia Marbella, España. Pereyra es el número dos al mando luego de un hombre llamado Diego”, informó el anónimo, según recogió el Clarín.
Ahora, se dice que los negocios de Marano y Pereyra en España y Argentina son objeto de investigación por posible lavado de dinero.
Marano es dueño del restaurante Tango, que tiene locales en Marbella y Madrid, y es reconocido por ser frecuentado por celebridades del deporte y el espectáculo. También se dice que es el único propietario de Pasión Tango SRL, la firma de restaurantes, sospechosa, según los investigadores, de servir de fachada para el lavado de las ganancias de la droga, como lo informó el portal de noticias Perfil. Por otro lado, Pereyra parece ser el dueño de un exclusivo club de playa, un centro comercial y un restaurante de sushi.
Análisis de InSight Crime
Estos decomisos son un recordatorio de la popularidad de los yates como método de trasiego de cocaína entre Suramérica y Europa.
Los yates y veleros particulares son atractivos para los traficantes, pues no están sometidos a la misma vigilancia de los barcos de carga y son mucho más difíciles de rastrear para las autoridades. A comienzos de 2021, la policía española emitió un comunicado que hacía referencia a investigaciones sobre el trasiego de enormes cantidades de cocaína hacia Europa por medio de yates privados que zarpaban de Colombia y Venezuela.
El anuncio resultó premonitorio cuando, en octubre de 2021, se descubrió un alijo récord de cocaína en un yate frente a la costa de Portugal. El cargamento de 5,2 toneladas de cocaína, avaluado en US$232 millones, al parecer fue organizado por Carlos Silla, narco español, con predilección por el uso de yates. Al parecer, Silla usaba los barcos de recreo para llevar drogas hacia el estuario de Ría de Arousa, en la región de Galicia, noroeste de España, según la policía española.
Y aunque esos decomisos ponen en evidencia que las autoridades están más alertas sobre el uso de veleros, el problema no viene solo de Latinoamérica. En agosto de 2021, una investigación reveló cómo la policía española también se enfrenta a barcos procedentes de Marruecos cargados de hachís. También informó que esos barcos llevaban la sustancia a numerosos países de África occidental.
Los dueños de yates latinoamericanos tal vez podrían aprender de sus homólogos marroquíes, quienes al parecer han simulado accidentes de barco e incluso han hecho montajes de ataques por parte de orcas para evadir la detección.