El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, atribuyó los altos niveles de violencia que se presentaron en enero a rivalidades entre las pandillas callejeras MS13 y Barrio 18, lo que demuestra el impacto que tienen estos grupos no sólo en El Salvador y Honduras, sino también en Guatemala.

Las estadísticas de muertes violentas señalan que estas aumentaron a 488 en enero de 2015, en comparación con 484 en el mismo mes del año pasado, informó Prensa Libre. Pérez Molina dijo que el 40 por ciento de la violencia en enero se presentó como resultado de conflictos entre pandillas rivales.

MS13 y Barrio 18 son las pandillas callejeras más conocidas en Guatemala. Las dos pandillas se originaron en Los Ángeles pero ahora ambas operan principalmente en la región del Triángulo Norte, conformada por Guatemala, El Salvador y Honduras. En Guatemala, las pandillas se dedican principalmente a la extorsión, pero están también involucradas en secuestros y robos a bancos, según informes la Unidad Antipandillas del país.

Las estadísticas del mes de enero se presentaron a pesar de los logros en seguridad que el presidente asegura que se obtuvieron durante los primeros tres años de gobierno, y de su promesa de hacer del 2015 en Guatemala el “año de la no violencia”. Según otro informe de Prensa Libre, la violencia criminal cobró 5.924 vidas en Guatemala en 2014.

Análisis de InSight Crime

Dado que se acercan las elecciones generales de este año, Pérez quizá pretende defender el legado político de sus estrategias de seguridad de “mano dura“, así como las perspectivas electorales de su Partido Patriota, de orientación conservadora. Aunque Pérez puede estar intentando evadir alguna parte de la culpa en el aumento de la violencia, es innegable que las pandillas ejercen gran influencia en Guatemala y otros países centroamericanos.

En Guatemala, las pandillas están vinculadas a cerca del 30 por ciento de los casos de extorsión en el país. En Honduras, la violenta lucha entre la MS13 y Barrio 18 por la ciudad de San Pedro Sula ha contribuido a que la ciudad sea catalogada como capital mundial del asesinato por cuatro años consecutivos. Por otra parte, la ruptura de la tregua entre las pandillas de El Salvador, iniciada en 2012, ha sido ampliamente considerada como la razón principal de las crecientes tasas de homicidios en 2014.

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La verdadera pregunta es si estos dos grupos, que tienen presencia transnacional, cuentan con algún tipo de liderazgo centralizado y transfronterizo. Aunque se han documentado casos de cooperación transfronteriza, las habilidades de los líderes pandilleros para coordinar y controlar acciones a nivel regional, o incluso nacional, son discutibles. Es posible que las pandillas sean organizaciones criminales transnacionales —como el Departamento del Tesoro de Estados Unidos calificó a la MS13 en 2012—, pero parecen actuar más bajo un modelo de franquicia que como una organización coherente y estructurada.

La nueva tregua entre pandillas que se anunció recientemente en El Salvador puede ser una oportunidad para ver hasta qué punto la MS13 y Barrio 18 ejercen control sobre sus diversos grupos. Queda por verse si esta tregua será respetada en todo El Salvador, por no hablar de Honduras y Guatemala.

Corrección: Una versión anterior de este artículo informaba que Pérez Molina señaló que la violencia había aumentado en un 40 por ciento en enero. Pérez Molina dijo que el 40 por ciento de la violencia en enero se presentó como resultado de conflictos entre pandillas rivales.