Los habitantes de Buenaventura, en el oeste de Colombia, han quedado atrapados en el fuego cruzado entre dos estructuras criminales en guerra, pero existen dudas acerca de si esta violencia involucra a otros actores más poderosos.

Desde principios de 2021, una ola de violencia en Buenaventura ha provocado un aumento de los homicidios, desplazamientos, desapariciones y extorsiones, a la vez que gran parte de la población ha quedado confinada en sus hogares. El ejército colombiano ha atribuido todo esto a la rivalidad entre facciones de La Local, grupo criminal que controla gran parte de las economías criminales de la ciudad.

Pero los vínculos de La Local con Los Urabeños, así como la historia reciente de violencia en Buenaventura, apuntan a que se trata de una situación más compleja.

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Como respuesta a la ola de violencia, el Ministerio del Interior anunció una recompensa de cerca de US$57.000 por información que conduzca a la captura de Jorge Isaac Campaz, alias «Mapaya», Fidel Olaya Grueso, alias «Fidel» —cabecillas de Los Espartanos—, y Eloy Alberto Candelo Cuero, alias «Pepo», cabecilla de Los Shotas

La ruptura al interior de La Local parece haber comenzado en 2019 después de que sus dos principales líderes fueron arrestados. Candelo Cuero no logró unificar al grupo bajo su mando, por lo que estalló una disputa entre las dos facciones.

Aunque llegaron a una tregua en 2020, un fallido intento de asesinato contra Olaya Grueso en diciembre de 2020 parece ser la causa de la reanudación de los combates.

Como respuesta, las fuerzas de seguridad han enviado más policías y presuntamente han matado y arrestado a más de 90 miembros de Los Espartanos y Los Shotas.

La Defensoría del Pueblo ha advertido que más de 170.000 personas están en riesgo debido a la violencia y que al menos 400 habitantes han tenido que abandonar sus hogares en los barrios de Pampalinda, San Luis y Bellavista.

Y aunque muchos habitantes supuestamente no están reportando los actos de violencia o la desaparición de personas ante las autoridades por temor a represalias, algunos habitantes de Buenaventura han salido a las calles y a las redes sociales usando el hashtag #SOSBuenaventura, para pedir el fin de la violencia.

Análisis de InSight Crime

La violencia en Buenaventura, como en gran parte de Colombia, es cíclica, dado que constantemente surgen nuevos grupos que se disputan una de las zonas criminales más lucrativas del país. Esta ola de asesinatos es el más reciente capítulo en la historia de décadas de asesinatos en Buenaventura.

Los acontecimientos de 2021 han sido impulsados por una disputa por el poder al interior de La Local, una valiosa posición dado el control del grupo sobre el narcotráfico y el contrabando en el concurrido puerto.

Pero esta situación no ocurre en el vacío. El grupo es subcontratado en Buenaventura por Los Urabeños, una de las principales amenazas criminales de Colombia, también conocidos como el Clan del Golfo.

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En el año 2000, el Bloque Calima, un grupo paramilitar que pertenecía a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), tomó el control de la ciudad portuaria. El Bloque Calima se desmovilizó en 2005, pero algunos de sus miembros se vincularon a La Empresa, una banda criminal que luego fue absorbida por Los Urabeños cuando se convirtieron en el actor criminal dominante en Buenaventura.

En 2018, La Local se separó de La Empresa, lo que llevó a una violenta disputa con muchos paralelismos con lo que está ocurriendo en 2021. La Empresa estaba muy debilitada, y en ese momento ya se especulaba que La Local había contado con apoyo externo.

Y aunque el control de cualquier puerto es ventajoso para los narcotraficantes, el de Buenaventura es particularmente atractivo.

Ubicada en el corredor del río Naya y cerca de Cali, Buenaventura es un punto de salida de las rutas de tráfico desde Colombia hacia Estados Unidos y Asia, así como hacia Centro y Suramérica.

Varios actores criminales en las afueras de Buenaventura tienen participación directa en la dinámica criminal de la ciudad. A principios de febrero, el ejército colombiano alertó que Los Urabeños y varios frentes de las ex-FARC Mafia estaban presentes en la ciudad; por su parte, la Defensoría del Pueblo llamó la atención sobre la presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la zona. Las autoridades confirmaron la presencia del ELN en zonas rurales en las afueras de Buenaventura en el año 2020.

Una analista de seguridad en Buenaventura, quien habló con InSight Crime bajo condición de anonimato por razones de seguridad, dice que es claro que hay otros actores involucrados en la organización de todo. «Es muy extraño que un puñado pequeño logre gobernar en la ciudad generando extorsión a los comerciantes en la canasta familiar; para esto se requiere un motor de oxígeno que apoye». La analista de seguridad se refiere, por ejemplo, a las armas que están utilizando. «No son armas económicas o que le roban a la gente del común, son armas de guerra».

Un defensor de derechos humanos, que trabaja con la población desplazada internamente en Buenaventura, dijo a InSight Crime que el arresto de cabecillas de Los Espartanos y Los Shotas no va a detener la violencia, ya que podrían surgir nuevas estructuras armadas que los remplazarían. «La Local es solo la punta del iceberg de una estructura narco-paramilitar en Buenaventura», concluye otro defensor de derechos humanos.