El Tren de Guayana es una de las bandas mineras más fuertes, también conocidas como sindicatos, que compiten por el control de las minas de oro en el estado de Bolívar, al sur de Venezuela. A pesar de los violentos roces con bandas rivales y fuerzas del Estado, por más de una década, el sindicato ha logrado aferrarse a territorios claves, en los que puede controlar y lucrarse de las actividades de mineros pequeños y el comercio ilegal de oro.

Historia

El Tren de Guayana comenzó a operar como banda urbana en el barrio Vista al Sol, de San Félix, antes llamada Ciudad Guayana, por el 2007. El grupo en sus inicios actuó bajo el mando de Yorman Pedro Márquez Rodríguez, alias “El Gordo Bayón”. Bajo su mando, la banda ganó notoriedad en todo San Félix y comenzó a tomar control de zonas mineras en el municipio de Roscio, que se extiende hacia el sureste de la ciudad.

La expansión del Tren de Guayana a las zonas mineras, según se dice, fue patrocinada por las autoridades del estado de Bolívar. Dos exfuncionarios de seguridad que denunciaron estos manejos afirman que la banda gozaba de la protección política de funcionarios, como el entonces gobernador de Bolívar Francisco Rangel Gómez y su secretario de seguridad ciudadana Julio César Fuentes Manzulli.

En junio de 2014, Gordo Bayón fue asesinado, al parecer, por el líder de la banda Eduardo Natera, alias “El Pelón Natera” o “Run”, quien es el actual líder del sindicato rival la Organización R (OR). El liderazgo pasó naturalmente a Vladimir Sanclemente Ojedo, alias “El Capitán”, y el Tren de Guayana continuó su expansión, tomando control de territorios mineros en los municipios de Sifontes y El Callao.

Pero a comienzos de 2017, el Tren de Guayana comenzó a perder terreno. La protección política de la que supuestamente gozaba el grupo cesó, y fueron blanco de una importante campaña contra las bandas criminales, lo que obligó al sindicato a salir de algunas de las minas que controlaba en Sifontes. Luego, en junio de 2018, El Capitán fue incluido en una lista de objetivos prioritarios, durante el lanzamiento del operativo del gobierno Operación Manos de Metal, una campaña para reprimir las bandas mineras y controlar el comercio de oro. Solo cuatro meses después, resultó muerto en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad.

Ronny Colome Cruz Yackson, alias “Ronny Matón”, asumió el mando, e inició una lucha para mantener el control de las minas de oro que le granjeó al sindicato la fama de violento. En 2021, la OR volvió a amenazar al Tren de Guayana cuando emprendió una violenta campaña para hacerse al control de las minas de El Callao y Roscio. Ambos grupos negociaron una tregua ese año, pero la región sigue siendo volátil.

Actividades criminales

Se presume que la principal fuente de ingresos del Tren de Guayana proviene de sus actividades en las minas de oro de Bolívar, aunque hay poca evidencia de que los miembros de la banda exploten el oro directamente. En lugar de eso, fuentes en las minas controladas por el Tren de Guayana afirman que la banda extorsiona a los mineros locales y, en algunos casos, demanda una parte del oro y la mena de oro producidos. El grupo también lleva largo tiempo extorsionando a los comerciantes locales en los mercados de San Félix.

Líderes

Ronny Matón es la cabeza del Tren de Guayana desde 2018. Las notas de prensa vinculan a Ronny Matón con los cabecillas originales de la banda desde 2012, lo que hacía de él un sucesor natural. Bajo su dirección, la banda ha mantenido a sangre y fuego sus operaciones en las zonas urbanas y mineras, donde “lugartenientes” de confianza supervisan las actividades de la banda en distintos territorios.

Geografía

El Tren de Guayana mantiene presencia permanente en sectores urbanos y zonas mineras rurales del estado de Bolívar. En el municipio de Caroní, el grupo ha peleado por mantener el control de los mercados de San Félix, y aún tiene presencia en el barrio Vista al Sol, donde nació la banda.

La expansión del grupo a la minería ilegal de los municipios de Roscio y El Callao representa gran parte de sus ingresos. El Tren de Guayana es el actor dominante en el sector de Guasipati, en Roscio, en especial las minas Cicapra y Vainitas. También se dice que el grupo mantiene presencia en algunas minas de El Callao, pero no se conoce a ciencia cierta el alcance de su influencia, pues la zona está en disputa por fuerzas del Estado y grupos criminales rivales.

Aliados y enemigos

Aunque la influencia política del Tren de Guayana parece haber menguado desde que Rangel Gómez dejó la gobernación, múltiples fuentes contactadas por InSight Crime y notas de prensa indican que el grupo trabaja de la mano con sectores corruptos del ejército y las fuerzas de seguridad, afirmaciones que han sido repetidas por los rivales del grupo. Estas conexiones, sin embargo, parecen ser alianzas de conveniencia sujetas a disolverse. A finales de 2022, el despliegue de fuerzas de seguridad en la Operación Roraima atacó a la banda en El Callao y Roscio.

Pero el Tren de Guayana no parece tener ningún aliado criminal, pues se ha enfrentado con otras bandas que operan en sus territorios o cerca de ellos.

La rivalidad del Tren de Guayana con Run y la Organización R, se remonta a años atrás y parece haberse intensificado con la expansión de Run y el Tren de Guayana a los territorios mineros. A pesar de la tregua que terminó con la última ronda de enfrentamientos de ambos grupos, poco después del acuerdo, un miembro de la OR declaró a InSight Crime que los dos grupos siguen siendo enemigos.

La banda también ha tenido un conflicto de larga data por las minas de El Callao con el Sindicato del Perú, al menos desde 2014. La tensión estalló en 2017 y 2019, y de nuevo a comienzos de 2022.

Perspectivas

El control territorial del Tren de Guayana ha fluctuado bastante desde sus orígenes. Aunque ha bajado desde que estuvo en la cima de su poder antes de las operaciones de las fuerzas de seguridad en 2017, sigue considerándose una de las bandas mineras más fuertes de Bolívar. Anteriormente, sus presuntas alianzas con las fuerzas de seguridad le permitieron enfrentar los ataques de sus rivales, pero los operativos de seguridad contra la organización a finales de 2022 indican que cabe la posibilidad de que ya no tenga ese respaldo, lo que dejaría al grupo en una posición más vulnerable que nunca.