Un documento de 400 páginas de Sendero Luminoso de Perú detalla sus planes para aumentar sus operaciones de narcotráfico y ataques militares, algo posible en sus zonas de influencia. Pero, su objetivo final de derrocar al gobierno sigue siendo descabellado.

Durante una operación a principios de este año, las fuerzas de seguridad peruanas obtuvieron el extenso documento que ofrece un vistazo sobre la ambiciosa estrategia política y militar para el Bicentenario de la independencia del Perú en 2021, informó América Noticias.

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El documento, encontrado en posesión de un comandante de nivel medio en la organización, fue analizado por miembros de la Dirección de Lucha contra el Terrorismo de la Policía Nacional del Perú (DIRCOTE). Según los agentes, Sendero Luminoso busca aumentar su participación en el tráfico de drogas y su uso de tácticas violentas, incluidos asesinatos y emboscadas.

El objetivo inmediato del grupo parece ser intensificar los ataques contra la fuerza pública. Su objetivo a mediano plazo sería recuperar el control de los territorios donde el grupo ha tenido presencia histórica y a largo plazo buscaría tomar el poder por las armas del gobierno peruano.

Análisis de InSight Crime

Sendero Luminoso ha intentado reinventarse durante muchos años, así como de distanciarse de su historia guerrillera, que incluye denuncias de abusos cometidos en sus años de enfrentamientos con el Estado.

Tras la captura de su antiguo comandante, Abimael Guzmán, en 1992 y de Florindo Eleuterio Flores, alias “Comandante Artemio”, en 2012, Sendero Luminoso se refugió a lo largo del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM); donde el grupo ha operado bajo el mando de los hermanos Quispe Palomino desde 1999.

Una de las estrategias de los hermanos fue operar en la zona bajo un nuevo nombre, el Partido Comunista Militarizado del Perú (MPCP), en un esfuerzo por obtener el apoyo de las comunidades campesinas rurales que fueron víctimas de Sendero Luminoso. Además, decidieron etiquetar al excomandante, Abimael Guzmán, como un traidor al movimiento.

El MPCP está compuesto actualmente por una pequeña fuerza de entre 200 a 250 guerrilleros, contando con un gran número de combatientes jóvenes e inexpertos, ahora que la mayoría de sus comandantes históricos, como alias “Alipio” y más recientemente “Leonidas”, han sido capturados o asesinados.

Un estrecho tramo del VRAEM, que pasa por los departamentos de Junín, Ayacucho y Huancavelica, es el fortín del grupo. En esa zona, se cree que el grupo se financia gracias a sus alianzas con el narcotráfico, principalmente mediante la prestación de servicios de protección de los cargamentos de cocaína pertenecientes a los clanes traficantes de droga. La guerrilla también puede estar cobrando una tarifa a los agricultores rurales por plantar la hoja de coca en el territorio bajo su control.

El VRAEM ha sido durante años la región de producción de coca más importante del país.

Sin embargo, estas actividades criminales no proporcionarían suficientes recursos para que el grupo se expanda a nuevos territorios y mucho menos para tomarse el poder por la fuerza.

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Aunque su estrategia establecida para 2021 puede parecer ambiciosa, el MPCP no representa una amenaza real para el estado peruano, ya que no tiene la capacidad militar o económica para llevar a cabo su plan.

Pero, esto tampoco significa que el gobierno está cerca de vencerlos en el corto plazo. El VRAEM sigue siendo un bastión importante de esta organización incluso después de 11 años de la política de militarización.

Por eso, es probable que la verdadera estrategia del MPCP sea fingir ser una organización más fuerte y relevante de lo que realmente es en este momento, y demostrar su resiliencia ante los frecuentes operativos realizados por las fuerzas de seguridad del Estado en contra del grupo.