Las bandas de extorsionistas de Venezuela están pasando de lanzar amenazas directas a transmitir actos violentos a través de redes sociales como Instagram, lo que les permite ejercer un mayor control social.

Un ejemplo reciente se produjo el 29 de julio, cuando un grupo criminal grabó el asesinato de un ganadero del estado Zulia, al noroccidente del país, quien se había negado a pagar las extorsiones, según informó Primicias. La banda subió el video del homicidio a las redes sociales, dejando un mensaje claro para cualquier otra víctima que estuviera considerando oponerse a sus exigencias.

Los habitantes del municipio de La Cañada de Urdaneta, donde fue asesinado el ganadero, le dijeron a InSight Crime que este tipo de videos han sido frecuentes durante años. Sin embargo, esta terrible forma de coerción se ha estado utilizando desde el año pasado para imponer normas en la industria camaronera del municipio.

Los propietarios de barcos camaroneros recurrieron a la ayuda de las bandas de extorsionistas cuando descubrieron que los pescadores que trabajan para ellos los empezaron a engañar: se supone que los pescadores deben traerles los botines a los propietarios de los barcos, pero algunos les venden los camarones directamente a comerciantes informales en las playas de la ciudad. Los comerciantes que buscan pasar por encima de los propietarios de los barcos llevan cubetas rojas como una forma de indicarles a los pescadores que pueden negociar con ellos. 

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El principal perpetrador de esta violencia parece ser una banda al mando de Guillermo Boscán Bracho, alias “Yiyi”, a quien InSight Crime describió en una investigación sobre la familia criminal de los Meleán.

Bandas como las del Yiyi tomaron duras medidas. “Mataron a una mujer [en diciembre]”, dijo una persona que trabaja en el sector pesquero y que pidió que no se revelara su identidad. “Eso fue el Yiyi el que la mató porque tenía un balde rojo para comprar camarones ilegales”.

Una amenaza publicada en Instagram
Las bandas de extorsionistas utilizan Instagram para transmitir sus reglas a los residentes. Fuente: Instagram

En enero, la banda asesinó a otros tres pescadores en el Lago de Maracaibo y subió muestras de los asesinatos a las redes sociales, acompañadas de una advertencia de que cualquiera que no obedeciera a la banda tendría un final similar.

En mayo, estas amenazas se extendieron a la comunidad vecina de San Francisco, también ubicada en la costa de Zulia. En una publicación de Instagram se les advertía a los pescadores que se “atuvieran a las consecuencias” si los atrapaban con un balde rojo, e incluía un mensaje que decía “evite ser eliminado”. En un video publicado en la misma cuenta se muestra a un pescador aterrorizado mientras es amenazado, a la vez que se lee otra advertencia de que a las próximas personas en ser encontradas pescando sin permiso “no los perdonamos”.

Este perfil tiene numerosas publicaciones sobre el mismo tema, en las que se amenaza a los pescadores para que les vendan su producto solo a sus jefes, o de lo contrario enfrentarán las consecuencias.

Análisis de InSight Crime

El uso de Instagram para imponer regulaciones sobre los pescadores y comerciantes de Zulia es el ejemplo más reciente de cómo las bandas de extorsionistas del estado usan las redes sociales para ejercer control.

En Zulia, el paso de WhatsApp a Instagram en los últimos 18 meses indica los cambios de métodos de la banda de Yiyi. Los habitantes de la zona le dijeron a InSight Crime que las bandas de extorsionistas habían usado WhatsApp para hacer cobros desde 2016, pero que se cambiaron a Instagram desde que las víctimas dejaron de usar WhatsApp por temor a ser extorsionadas.

“Ellos están operando 100% por Instagram y suben todos los días historias y amenazas”, dijo un residente del municipio de San Francisco que también pidió que no se revelara su identidad.

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Las bandas de extorsionistas publican videos con amenazas en las redes sociales. Fuente: Instagram

El hecho de que muchos de los perfiles de Instagram sean de carácter público tiene la ventaja adicional de que sus amenazas llegan a muchas más personas.

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Los delincuentes demuestran que sus perfiles son legítimos publicando las amenazas a sus víctimas y, si estas no cumplen sus demandas, publican videos de esas mismas personas siendo ejecutadas. Si bien las publicaciones de Instagram incluyen los alias de los criminales, no incluyen ninguna característica que los permita identificar físicamente.

Sin embargo, no tienen la impunidad garantizada. Una semana después de subir el video del ganadero de La Cañada de Urdaneta, la policía mató a su asesino y arrestó a dos de sus presuntos cómplices, incluido el individuo que grabó y subió el video del asesinato.