El descubrimiento de dos cuerpos colgados de un puente en Ecuador puede ser la señal más cruda de que el país ha acelerado su espiral de violencia, entre cuyas manifestaciones se cuentan los peores excesos observados en México.

El 14 de febrero, dos cuerpos fueron dejados colgados de un puente peatonal sobre una vía importante de la ciudad de Durán, cerca de la ciudad portuaria de Guayaquil, al sur del país. En una conferencia de prensa de la policía nacional se dijo que los dos hombres estaban desaparecidos desde el 11 de enero y se planteó que los asesinatos podrían tener relación con el reciente decomiso de más de siete toneladas de droga en Guayaquil.

Una fuente de la policía declaró al diario El Universo que una banda rival secuestró a los dos hombres como parte de una lucha por el control de las rutas de narcotráfico por el puerto de Guayaquil. Posteriormente, la policía encontró una camioneta abandonada, de la que se sospecha que fue el vehículo usado para llevar a los hombres, pues contenía sogas y cinta adhesiva.

A los dos cadáveres se sumó otra macabra escena de violencia. El 15 de febrero, una bolsa que contenía la cabeza de un hombre fue descubierta cerca de la entrada de la terminal del puerto de Puerto Bolívar en Ecuador, al sur de Guayaquil. Las autoridades dijeron que la decapitación estaba relacionada con la incautación de 100 kilogramos de cocaína en contenedores con destino a Bélgica, informó El Universo.

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No es coincidencia que los asesinatos sucedieran cerca de Guayaquil, con una exhibición tan pública, pues el puerto ha sido el epicentro de la alarmante escalada de violencia en Ecuador durante 2021. Y para el 14 de febrero, la zona 8 del país, una jurisdicción administrativa que cubre a Guayaquil y Durán, registraba 159 homicidios en 2022.

No solo crecen en número, la brutalidad de estos crímenes también aumenta. En las dos ciudades se han hallado cinco cuerpos decapitados desde el mes de octubre. Y el año pasado, la mayoría de los 320 presos muertos en el sistema penitenciario ecuatoriano estaban en la prisión Guayas 1, de Guayaquil.

Fuentes de la policía declararon al medio informativo ecuatoriano Extra, que una hipótesis de los motivos de las muertes fue la relación con la rivalidad entre las Águilas, facción de la numerosa pandilla Los Choneros, con los Chone Killers.

Gran parte de la violencia de 2021 se desató por una sangrienta disputa entre Los Choneros, que fue alguna vez la pandilla más grande de Ecuador, y una constelación de rivales, muchos de los cuales hicieron parte de Los Choneros. Esta rivalidad ha escalado rápidamente en años recientes con el incremento exponencial de la cocaína que pasa por Ecuador, que muchas veces sale del puerto de Guayaquil hacia mercados extranjeros, en especial de Estados Unidos y Europa.

Las pandillas ecuatorianas actúan como intermediarios entre organizaciones criminales más grandes de Colombia y México, trasegando por Ecuador la cocaína que reciben de Colombia para venderla a los mexicanos. Los Choneros, por ejemplo, fueron por mucho tiempo el contacto del Cartel de Sinaloa de México, mientras que sus rivales al parecer tenían tratos con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Análisis de InSight Crime

Estas muertes son una nueva evidencia de que Ecuador, que por mucho tiempo se libró de lo más duro de la violencia que afectaba a sus vecinos productores de cocaína, está poniéndose a la par con una velocidad alarmante.

Aunque de cierta forma se ha exagerado la presencia real de carteles mexicanos en Ecuador, es innegable que el respaldo material y financiero que prestan a los grupos ecuatorianos ha contribuido a intensificar la violencia.

Desde su primera aparición como táctica de los carteles en 2008, colgar cuerpos de puentes pasó de ser una aberración a un suceso de cada semana en México. Como opina Alejandro Hope, analista de seguridad mexicano, este método envía un mensaje de desafío muy claro.

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“Hacer pública una ejecución es una señal de una enorme impunidad y que no le tienes miedo a las consecuencias”, dijo a Univisión.

Lo mismo aplica en Ecuador. Pese a que Guayaquil ha sido el foco de la violencia en el país desde hace ya varios años, las autoridades no parecen haber hecho avances consistentes para detener el desangramiento. En 2021, la policía hizo repetidas incursiones en los sectores más deprimidos de la ciudad, muchas veces cerca del puerto, con vehículos blindados, helicópteros e incluso el ejército, pero la violencia no para.

Más aún, la zona que rodea a Guayaquil se ha dividido en territorios controlados por distintas pandillas, lo que no ha hecho más que agravar la violencia. En Durán, se ha atribuido a los Chone Killers mucha de la violencia y el clima de temor entre los residentes. Al mando de Benjamín Camacho, alias “Ben 10”, los Chone Killers eran un brazo armado de Los Choneros hasta que se volvieron contra la pandilla en 2021 con un número de otras facciones.

Pese a la gran diferencia en términos de hombres e influencia, pueden observarse paralelos entre la historia de los Chone Killers y los infames Zetas en México. En sus orígenes, un grupo de sicarios al servicio del Cartel del Golfo de México, Los Zetas, se volvieron contra sus patrones en los años 2000 y emprendieron una brutal campaña de terror. Fueron los responsables de gran parte de las innovaciones violentas que degradaron la guerra antinarcóticos en México, cuyo legado sigue devastando al país aun hoy.

Aunque no se sabe a ciencia cierta si los Chone Killers están detrás de los cuerpos colgados del puente, al igual que sus primos mexicanos, sí están desempeñando un papel desproporcionado en el imparable espiral demencial que asedia al país.