Un nuevo informe que alerta sobre el reclutamiento de menores en un municipio aledaño a la ciudad de Bogotá demuestra como este flagelo está lejos de ser un problema exclusivo de las zonas rurales, donde más intensamente se vive la violencia en Colombia.

El 15 de marzo, la Fundación Paz y Reconciliación (PARES) publicó un informe en el que denuncia que la banda “Los Paisas” está reclutando a jóvenes en el municipio Soacha, que colinda con el suroeste de la ciudad de Bogotá.

Según la organización, esta estructura habría reclutado por lo menos a 10 jóvenes a través de ofertas de trabajo fraudulentas para luego trasladarlos al municipio de Bello en el departamento de Antioquia.

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En conversación con PARES, el director de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes) Marino Córdoba, aseguró que al menos uno de los jóvenes habría sido asesinado pero hasta el momento no se ha podido hacer la denuncia formal porque los familiares de las víctimas temen por su seguridad.

Los Paisas, estarían captando a jóvenes de la zona desde hace tiempo para trabajar en el microtráfico de droga, controlar el territorio e incluso para utilizarlos como carnada en medio de sus confrontaciones con otras bandas criminales, según testimonios recogidos por PARES.

Análisis de InSight Crime

La precaria situación de seguridad que vive el municipio de Soacha y su estratégica ubicación ha permitido que una banda como Los Paisas incurra en el reclutamiento de jóvenes muy cerca del área urbana más importante del país.

Como muchos de los grupos que operan en la zona, Los Paisas surgieron tras la desmovilización del Frente Capital de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y están vinculados a la Oficina de Envigado, una federación mafiosa que regula casi todas las actividades criminales de Medellín, capital del departamento de Antioquia. El grupo tiene presencia en Soacha desde el año 2008, de acuerdo con información de la Defensoría del Pueblo.

Su capacidad para realizar este tipo de reclutamiento estaría relacionada en este caso con sus vínculos con las autoridades de la zona y la falta de control por parte del gobierno local, afirma PARES.

Los testimonios recogidos por esta organización dan cuenta de la profunda desconfianza de la comunidad hacia la Policía, señalada de brindarle protección a los jefes de esta organización, recibir sobornos, permitirles realizar actividades de venta de droga e incluso de torturar a la población afrodescendiente.

A esto se suma que el gobierno local de Bogotá no reconocía, al menos hasta el periodo anterior, la presencia de este tipo de grupos armados organizados en el territorio. Si bien Soacha es un municipio independiente, al hacer parte del área metropolitana de la capital las decisiones en materia de seguridad que se tomen desde Bogotá tiene un impacto directo en el municipio.

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Su condición geográfica, sus zonas rurales y urbanas configuran a Soacha como un corredor estratégico que conecta al centro con el sureste del país, condición que comparte con otros territorios cercanos como las localidades de Usme y Ciudad Bolívar en Bogotá.

Los crecientes asentamientos urbanos ilegales en la zona, así como una histórica desprotección gubernamental que se refleja en altos índices de pobreza, según cifras de la alcaldía municipal, han convertido a este territorio en una cantera ideal para el desarrollo de actividades ilegales.

Por esta razón, la Defensoría del Pueblo ha denunciado por años la presencia en esta localidad de grupos armados como Los Urabeños, Los Rastrojos, Las Águilas Negras, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y más recientemente Los Paisas, todos acusados de extorsiones, desplazamientos forzados, reclutamiento forzado y explotación infantil.