Los estados de São Paulo y Río de Janeiro registraron un aumento en el número de asesinatos cometidos por la policía brasileña durante los primeros meses de 2020, a pesar de que las tasas de criminalidad disminuyeron y que los casos de coronavirus aumentaron.

Según una noticia de O Globo del 23 de junio, la policía del estado de São Paulo asesinó a 381 personas entre enero y abril de este año, o cerca de una persona cada 7,5 horas.

Esto significa un aumento del 30 por ciento en los asesinatos policiales con respecto a 2019, cuando las unidades de policía de todo el estado de São Paulo fueron responsables de 291 muertes en los mismos cuatro meses.

El aumento en el estado de Río de Janeiro es menos drástico: un incremento del 1 por ciento en los asesinatos policiales durante los primeros cinco meses de 2020 en comparación con el año pasado, según el Instituto de Seguridad Pública (ISP).

Sin embargo, las 741 muertes hacen probable que las fuerzas policiales de Río casi alcancen o superen por poco su año más letal, registrado en 2019, cuando fueron asesinadas 1.814 personas.

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Además, los asesinatos a manos de la policía han continuado a pesar de una orden del 5 de junio del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil que manda que la policía detenga sus operaciones en las hacinadas favelas ubicadas en el perímetro de la ciudad de Río. El juez expresó su temor de que las operaciones contribuyan a la propagación del coronavirus.

Sin embargo, la noche después de que se emitiera dicha orden, varios oficiales hicieron disparos en una de las favelas de Río, llamada Complexo do Alemão, según dijeron algunos residentes a UOL. Fue en ese mismo barrio donde la policía mató a tiros a 13 personas en el lapso de unas cuantas horas durante una sola operación en mayo.

La fuerza letal de la policía sigue creciendo, a pesar de que las tasas de criminalidad han disminuido en todo Brasil debido a las restricciones por el coronavirus. En abril, las detenciones disminuyeron un 40 por ciento en São Paulo. En Río de Janeiro, los indicadores de robos y homicidios han disminuido drásticamente durante la cuarentena.

Análisis de InSight Crime

Las violentas redadas de la policía en las desvalidas favelas de Río de Janeiro y São Paulo han agravado la crisis de salud por la que atraviesan los residentes, quienes padecen la peor parte de la pandemia de coronavirus.

Como en la mayor parte de los países en la región, la violencia policial en Brasil afecta sobre todo a las comunidades que no son de raza blanca. Según una investigación de O Globo, el 78 por ciento de las personas asesinadas por la policía de Río de Janeiro en 2019 eran de raza negra o mestiza.

La pandemia del coronavirus en Brasil ha experimentado disparidades raciales similares. Un estudio en torno a 30.000 pacientes brasileños con coronavirus estableció una tasa de mortalidad del 38 por ciento para los pacientes blancos, pero una tasa de mortalidad del 55 por ciento para pacientes negros y mestizos. La mayor parte de las muertes del país se han reportado en barrios con mayoría negra en São Paulo y Río de Janeiro.

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Históricamente, la violencia policial en Río de Janeiro ha recibido una gran atención internacional. En 2019, la policía mató al doble de civiles que toda la policía de Estados Unidos, y una investigación del New York Times halló un patrón según el cual los agentes de Río ejecutan emboscadas y hacen múltiples disparos contra sospechosos en huida.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, quienes llegaron al poder simultáneamente en 2018 con base en plataformas de mano dura contra el crimen, han atizado el fuego de la violencia policial. Han animado a la policía a utilizar la fuerza contra los sospechosos, y Bolsonaro ha dicho que los criminales deben “morir como cucarachas”.

Pero el gobernador de São Paulo, João Doria, es un crítico acérrimo de Bolsonaro y de la violencia policial. Hasta el año pasado, la estrategia de su estado en materia policial, de orientación más liberal, había logrado que el número de asesinatos fuera de menos de la mitad de los que se presentaron en el estado de Río, el cual es menos poblado.

Sin embargo, el reciente aumento de los asesinatos policiales en São Paulo indica que la retórica de los líderes no puede lograr mucho cuando a la policía se le han dado amplias libertades para hacer uso de la fuerza bruta.

Las violentas operaciones policiales, que continúan en las favelas en medio de una floja respuesta ante la pandemia en el país, han incluso dificultado que los residentes reciban la poca ayuda ofrecida durante la creciente crisis de salud. En algunos casos, las misiones policiales han impedido que los residentes reciban alimentos y asistencia de salud pública.