Una nueva investigación sobre la ruta de contrabando de cigarrillos entre Paraguay y Brasil exhibe los entresijos de una economía criminal que genera sendas ganancias para todos, desde las sofisticadas redes del crimen organizado hasta el presidente de Paraguay.

El reportaje, del sitio de noticias Nós, analiza la dinámica del contrabando en el estado del este brasileño de Santa Catarina, donde las autoridades decomisaron 7,7 millones de cajetillas de cigarrillos en 2016 y 11 millones en lo que va corrido de este año.

Nós rastrea estos cigarrillos de contrabando hasta Tabacalera del Este, fábrica de propiedad de la familia del presidente paraguayo Horacio Cartes, que produce cerca del 50 por ciento de los cigarrillos de contrabando vendidos en Brasil.

Según Nós, solo el 10 por ciento de los cigarrillos producidos en Paraguay se venden en mercados legales; el 5 por ciento abastece la demanda doméstica y el 5 por ciento la exportación legal.

El contrabando es muy atractivo por la gran diferencia en gravámenes, donde Paraguay solo cobra un impuesto de 16 por ciento en comparación con el 80 por ciento que se grava en Brasil, lo que reduce el costo al consumidor desde unos US$2,20 por paca hasta unos US$0,95, según afirma Nós.

Muchos de estos cigarrillos ingresan a Brasil a través del centro del contrabando de Ciudad del Este, donde numerosas redes de contrabando y miembros corruptos de las fuerzas de seguridad los pasan por transbordador al otro lado de la frontera.

A continuación, las pacas de contrabando son transportadas a su destino por conductores brasileños, que por lo general ganan entre US$220 y US$630 por trayecto. Los transportadores suelen mover sus cargas usando vehículos robados; siete de cada diez vehículos incautados por la policía a los contrabandistas eran robados, y ahora hay redes de robo de vehículos que se dedican exclusivamente a robar automotores para los contrabandistas de cigarrillos, según Nós.

Si los transportadores caen, rara vez pasan mucho tiempo en prisión; en lugar de eso pagan la fianza y vuelven al trabajo, según el reportaje de Nós.

Es más raro incluso que la policía sigan la cadena hasta los criminales que financian y coordinan las redes de contrabando, pues los conductores saben poco y dicen menos. Sin embargo, fuentes de los organismos de seguridad declararon a Nós que no se trataba de delincuentes de poca monta, sino más bien de personas extremadamente ricas que han construido imperios criminales sobre los cimientos del tráfico.

Análisis de InSight Crime

La combinación de altas ganancias y bajo riesgo en comparación con actividades criminales más tradicionales, como el tráfico de narcóticos o de armamento ha contribuido a que el contrabando de cigarrillos se erija como una importante economía criminal en países de toda la región, desde México hasta Chile.

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Las inmensas ganancias que se ofrecen han atraído no solo a redes de contrabando, sino también a toda una serie de actores del hampa, incluyendo las redes del crimen organizado, grupos guerrilleros y lavadores de dinero.

Como lo documenta Nós, Paraguay es el epicentro de este negocio, con una producción anual de cigarrillos que excede en mucho lo que la demanda doméstica y legal pueda justificar. Pero, con el presidente Cartes y su firma Tabesa entre los beneficiados con el negocio, parece poco probable que el gobierno emprenda acciones serias, ya sea para atacar las redes de contrabando o para alterar el régimen de bajos impuestos que crea el incentivo económico que hay detrás de esta actividad ilegal.