Dos incautaciones de oro ilegal peruano aparentemente han conducido hasta un hombre de negocios ruso quien hacía parte de una cadena de exportación de oro explotado en Perú, el cual terminó en Suiza. Las incautaciones arrojan luz sobre el funcionamiento de un comercio ilícito que posiblemente le vale más a Perú que la cocaína.

El ruso Oleg Lipin, es considerado uno de los mayores proveedores de oro ilegal peruano que se exporta a Suiza, informó el diario El Comercio, el cual realizó una crónica acerca de las incautaciones del metal que tuvieron lugar el mes pasado, y en noviembre de 2012, como parte de su investigación de larga duración sobre la industria.

Perú es conocido por su producción de coca, que, según las Naciones Unidas, se convirtió en la más grande del mundo el año pasado. Pero con ganancias estimadas por el gobierno de hasta US$3 mil millones al año, se cree que el oro vale prácticamente el doble que el comercio de la cocaína del país.

El país legalmente exportó 150 toneladas de oro en 2012, convirtiéndose en el país productor de oro más grande de Latinoamérica y el sexto más grande en el mundo, según ha informado el grupo de investigación Verité. El ministro de Energía y Minas dijo ese año que, teniendo en cuenta la minería ilegal, Perú sería el quinto mayor productor del mundo. La investigación realizada por Verité y otros indica que alrededor del 20 por ciento de las exportaciones de oro de Perú son producidas ilegalmente, la mayoría en los departamentos (provincia) de Madre de Dios, Puno y Arequipa.

Un red compleja que llega hasta la cima

Las operaciones de Lipin eran típicas de la forma en que funciona el mercado ilegal de oro. Las incautaciones de Lipin, en las que se confiscaron un total de alrededor de ocho kilos de oro, condujeron a la policía a una empresa llamada Minera y de Servicios Suwit. El Comercio dijo que la compañía fue creada por Lipin en 2006, cuando compró una concesión minera cerca de Puerto Maldonado, la capital de la remota región selvática de Madre de Dios, el corazón de la minería ilegal de oro de Perú.

Durante los seis años siguientes, la empresa declaró ninguna producción ante el Ministerio de Energía y Minas de Perú (Minem), aunque eso cambió en 2012, cuando Suwit se registró en la lista oficial de los principales productores de oro en la zona. Ese año, Lipin declaró la producción de 207 kilos de oro, informó El Comercio.

Después de la incautación de noviembre de 2012, Lipin le dijo a la policía que el oro confiscado había venido de su concesión legal, pero una inspección reveló que no hubo ninguna actividad minera reciente en esa ubicación. La investigación reveló que el oro había llegado de La Pampa, un centro de minería ilegal cerca de Puerto Maldonado, según informó El Comercio.

Los registros financieros obtenidos por el cuerpo contra el lavado de dinero de Perú, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), al parecer mostraron que Suwit recibió US$3,4 millones a través de 64 transacciones bancarias entre mayo y agosto de 2012. La mayor parte de ese dinero, alrededor de US$3,2 millones, se obtuvo a través de transferencias o depósitos de la Corporación AS Perú, mientras que el resto provino de Universal Metal Trading. Según El Comercio, Suwit actualmente tiene un valor oficial de US$26,5 millones.

Corporación AS Perú y Universal Metal Trading son los principales exportadores de oro ilegal de Madre de Dios hacia Ginebra y Zurich, como informó El Comercio el año pasado. En 2012, estas compañías enviaron más de nueve toneladas del metal a las refinerías suizas PAMP y Metalor, dijo el diario. Universal Metal Trading exportó 19,2 toneladas de oro, por un valor de US$901 millones, a Suiza en 2011, convirtiéndose en el mayor exportador del país.

Un exhaustivo trabajo de campo llevado a cabo por Verité, una organización no gubernamental que aboga por el trabajo justo, con sede en Estados Unidos, encontró que Universal Metal Trading obtenía el oro de Madre de Dios, donde el 97 por ciento del metal es extraído ilegalmente. El comercio allí ha devastado la selva tropical, contaminado los suministros de agua e impulsando la prostitución y el trabajo forzado en condiciones extremadamente peligrosas.

En marzo de 2012, Luis Zavaleta Vargas, el entonces director de Hidrocarburos en el Minem, fue obligado a renunciar y fue acusado de evasión de impuestos después de que El Comercio revelara que él era propietario de Universal y que su hermano manejaba la empresa.

Origen ‘ilegal’ del oro

La producción de oro en Perú es un complejo mosaico de minas, mineros y plantas de procesamiento de diferentes tipos, tamaños y niveles de legalidad. Entrelazados con las de extracción y procesamiento del oro, están los dueños de la concesión y una red de intermediarios conocidos como “acopiadores”, quienes compran y venden el mineral, y los “facturadores”, quienes proporcionan recibos falsos para el oro producido en las minas ilegales.

Técnicamente todos los mineros y las compañías que están extrayendo oro de las concesiones que no les pertenecen y que no tienen autorización oficial para practicar la minería -junto con una serie de otros documentos tales como un estudio aprobado de impacto ambiental y derechos de agua- están trabajando ilegalmente.

Pero muchos de ellos son personas pobres que han trabajado la misma tierra durante años haciendo lo suficiente para mantener a su familia. Muchos pueden tener “permiso”, pero no la larga lista de los documentos requeridos. Otros están trabajando en condiciones de servidumbre por deudas. La gran mayoría está trabajando en condiciones muy peligrosas.

Como explica Verité, el gobierno ha establecido una serie de plazos para que los mineros completen el proceso de formalización, pero se ha visto obligado a retrocederlo varias veces frente a las violentas protestas generalizadas. Sin embargo, aunque esto proporciona una de las pocas fuentes de empleo en la zona, la naturaleza de su mercado negro también hace que sea propicio para la explotación a lo largo de toda la cadena de distribución.

‘Capos del oro’

Por encima de los mineros individuales están los que manejan las minas de pequeña y mediana escala o sus propias concesiones. Aquí es donde la actividad “ilegal” más tradicional comienza a tener lugar, incluso en aquellas compañías que poseen las concesiones de las que extraen el metal.

Poderosas familias, políticos y grupos extranjeros se encuentran entre los llamados “capos del oro”. Este grupo es un principal beneficiario de los miles de millones de ganancias mencionadas anteriormente, de las operaciones mineras informales, de pequeña y mediana escala, en las cuales es frecuente el trabajo forzado y el trabajo infantil, y los sobornos o amenazas son utilizadas para evadir las supuestas regulaciones.

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Verité recibió informes de que grupos armados rusos, chinos y brasileños estaban comprando concesiones y obligando a la gente a trabajar, empleando guardias peruanos, quienes parecían tener entrenamiento militar.

“Las condiciones eran mucho peores de lo que esperábamos”, dijo el investigador principal de Verité, Quinn Kepes”. Verité ha realizado investigaciones sobre el trabajo forzado en lugares como Bangladesh, Guatemala, Bolivia, Liberia, y Estados Unidos. No he visto nada tan malo”.

Además de la trata de personas para el trabajo forzado, los campos mineros en Madre de Dios también son a menudo el hogar de burdeles que ofrecen a las mujeres víctimas de la trata, y hay pruebas de que los narcotraficantes lavan los ingresos a través de las minas en Puno. Estos son sólo dos ejemplos de la actividad criminal que se intersecta con la industria minera de Perú.

De la planta de procesamiento al mercado internacional

Una vez el oro ha sido extraído -ya sea en forma de mineral recubierto de roca dura obtenido del suelo o sedimento mezclado con arena y barro, obtenido de un río- se dirige a una planta de procesamiento. La entrega ofrece más oportunidades para la explotación.

Sólo el oro que viene con una factura que acredita su procedencia de una mina formal está legalmente autorizado para ser vendido. Mineros de subsistencia e informales, no pueden proporcionar los recibos, ni tampoco los mineros que trabajan para empresas de pequeña y mediana escala, que son pagados en oro, una práctica común en el sector informal. Ellos están en deuda con los acopiadores o las plantas de procesamiento, quienes tomarán el oro sin un recibo, pero a un precio bajo. A menudo, se aplicarán cargos adicionales si se considera que el oro ofrecido es de “baja” calidad.

Las plantas de procesamiento son también de explotación. Los empleadores utilizan el trabajo forzado, a menudo bajo condiciones de trabajo extremadamente peligrosas, con los procesadores operando sin protección en medio del cianuro y el mercurio.

Después de que el mineral de oro se extrae de la roca o del lodo y la arena, se transporta hacia el mercado internacional. Las plantas de procesamiento y acopiadores pagan recibos falsos de los facturadores para poder vender el oro. El oro puede pasar a lo largo de una cadena de varios acopiadores o puede ser vendido directamente a los compradores y empresas exportadoras a gran escala, como Universal Metal Trading, que supuestamente exportó el oro de Oleg Lipin. Una parte del oro se convierte en joyas en Lima antes de ser exportado.

Este proceso de legalización del oro ilegal termina en el extranjero, principalmente en Suiza, que refina alrededor del 70 por ciento del oro del mundo. Derretido por empresas internacionales -que técnicamente se necesitan para monitorear su cadena de suministro- el oro sucio se mezcla con el limpio. No hay forma de rastrearlo de nuevo a su país y región de origen.

Si bien hay una serie de programas internacionales de responsabilidad social empresarial para las empresas que refinan y venden oro, como el Responsible Jewellery Council y el London Bullion Market Association Responsible Gold Guidance Programme, son de carácter voluntario.

“Hay una imagen muy limpia y nítida del oro suizo” dijo Kepes a InSight Crime. “Pero si tomamos esta cifra de que el 20 por ciento del oro de Perú se extrae ilegalmente, y el hecho de que Perú sea el quinto mayor productor de oro en todo el mundo, entonces una cantidad significativa del oro que se consume en el mundo se está produciendo en las minas ilegales de oro en Perú. Si incluso decimos que el uno por ciento del oro en todos nuestros anillos de boda proviene de una mina ilegal de oro en Perú, donde están ocurriendo estas cosas terribles, entonces eso es una cosa muy poderosa”.

“Es como la guerra contra las drogas”

En Perú, es un tema sumamente difícil de abordar. Con miles de millones de dólares en juego, no es de extrañar que los funcionarios estatales y miembros de las fuerzas de seguridad corruptos faciliten el comercio ilegal de oro en todos los niveles: “El oro es como las drogas”, dijo un funcionario gubernamental de alto nivel en Cusco a Verité.

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El gobierno quiere los más US$ 250 millones en ingresos fiscales anuales que el oro extraído ilegalmente traería si fuera legal. Pero la corrupción es aún peor a nivel local que a nivel nacional. Muchas áreas en donde se da la minería ilegal tienen muy poca presencia estatal y recursos.

“¿Cómo le vas a decir a un inspector de trabajo que tiene que pagar su propia gasolina y pagar para enviar sus papeles de regreso a Lima para entrar en una zona minera remota protegida por guardias armados, en donde cualquier extranjero que intenta entrar es atacado?”, preguntó Kepes.

El ministerio de Trabajo ha demostrado su compromiso con la mejora de las horribles condiciones y la explotación que los trabajadores sufren, dijo Kepes, incluyendo el reconocimiento de la existencia del trabajo forzado en la minería ilegal, estableciendo un nuevo Plan Nacional para la Lucha contra el Trabajo Forzoso, y centralizando de nuevo el grupo de inspectores de trabajo para combatir la corrupción y mejorar la eficiencia. Sin embargo, el tema no ha sido incluido en las mesas redondas del gobierno sobre cómo formalizar el mercado.

Mientras tanto, el Alto Comisionado de Formalización Minera del gobierno reiteró el mes pasado la voluntad de las autoridades para combatir el comercio ilegal, afirmando que estaban intensificando los controles sobre el suministro de gasolina y el transporte aéreo en las zonas mineras ilegales. El último plazo para que los mineros informales completen su proceso de formalización es abril del próximo año, mientras que el gobierno se ha fijado como fecha límite el 2016 para que todas las operaciones mineras a pequeña escala estén bajo regulación.

Es un objetivo muy ambicioso, admitió Kepes.

“Va a ser duro. Es como la guerra contra las drogas: hay una gran cantidad de dinero de por medio, un enorme margen de ganancias que alimenta la corrupción y el soborno y los elementos criminales sin escrúpulos que están involucrados”, dijo.

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