Géner García Molina, alias “John 40”, fue uno de los comandantes más criminalizados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Seducido por los recursos provenientes del narcotráfico nunca se acogió al Proceso de Paz entre la guerrilla y el gobierno de Colombia firmado en 2016.

García Molina pasó de ser un joven con ideales comunistas a convertirse en un extravagante capo del narcotráfico. Actualmente, sirve de enlace entre los proveedores de cocaína en Colombia con compradores en Venezuela y otras latitudes.

John 40 no hace parte de una única facción de las Ex FARC Mafia. El disidente estaría trabajando para el mejor postor. Si bien ha sido identificado como comandante de la disidencia del Frente Acacio Medina, en su última aparición se le vio junto a Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, y otros hombres de la Segunda Marquetalia.

El poder y el dinero que ha logrado amasar por cuenta del narcotráfico lo han convertido en uno de los objetivos principales del Estado colombiano. 

Historia

John 40 nació en el municipio de San Martín, departamento de Meta, al oriente de Colombia, el 23 de agosto de 1963. Es nieto de Roque Molina, alias “El Diablo”, uno de los campesinos que en los años sesenta se alzó en armas junto a Manuel Marulanda Vélez, alias “Tirofijo”, fundador de las FARC, en Marquetalia, Tolima, en el centro del país.

Su carrera criminal comenzó en los años ochenta, cuando se incorporó al Frente 31 de las FARC, luego de pasar dos años como secretario de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO), una organización de jóvenes con ideales de izquierda. En sus inicios, utilizó el nombre de Francisco Javier Builes para encubrir su accionar, pero, al ir tomando importancia dentro de la organización guerrillera, su nombre real salió a relucir.

Al poco tiempo de unirse a la guerrilla aprendió el oficio del narcotráfico gracias a Tomás Molina Caracas, alias «El Negro Acacio«, quien para entonces era el zar narcotraficante de las FARC. En 2006, John 40 ya era considerado uno de los capos del narcotráfico en el Meta. Con una extravagante vestimenta, joyas y relojes de oro, lujosas camionetas y un teléfono satelital que nunca apartaba de su lado, John 40 iba adquiriendo las características del que sería el capo de drogas más importante de la guerrilla.

Su poder en el Oriente de Colombia era tal, que como comandante del Frente 43 se le señalaba de mover hasta 100 toneladas de cocaína al año, recibir miles de millones de pesos por las transacciones narcotraficantes y controlar casi 5.000 hectáreas de cultivos de hoja de coca.

En 2006, el Gobierno de Colombia, apoyado por Estados Unidos, implementó la operación «Emperador», la cual reunió 3.200 uniformados en Meta con el único objetivo de capturar a John 40.

Su poder criminal aumentó en 2007, luego de que el Negro Acacio muriera como resultado de un bombardeo militar y el Secretariado de las FARC le ordenara tomar el control del negocio de la coca en el sur del país. Así, John 40 pasó a manejar todo el narcotráfico en Meta y Guaviare, lo que aumentó no solo su poder dentro de la guerrilla, sino además su indisciplina y sus excesos.

En 2008, su campamento fue bombardeado por el Estado colombiano, lo que lo dejó gravemente herido y golpeó de forma contundente la estructura del Frente 43. Posteriormente, el Secretariado de las FARC le realizó un «juicio revolucionario» en 2010. Lo acusaron de una creciente indisciplina, despilfarro de los rubros del narcotráfico, conducta mafiosa y un debilitamiento de su Frente.

De John 40 se vuelve a tener información en 2012, cuando hombres bajo su comandancia se enfrentaron al Ejército Nacional en una zona selvática del departamento de Guainía, al suroriente de Colombia. Ese mismo año se le señaló de haber tomado el mando del Frente Acacio Medina en el municipio de Maroa, en el estado Amazonas, Venezuela.

Durante las conversaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, John 40 era considerado como uno de los hombres más importantes del Bloque Oriental, por su control sobre la comercialización de cocaína en las fronteras con Venezuela y Brasil, y por sus lazos con narcotraficantes de ambos países.

Para el 2015, John 40 fue señalado como uno de los comandantes que no se acogerían al Proceso de paz. De hecho, la Dirección Nacional de Antinarcóticos y Lavado de Activos de Colombia señaló su ininterrumpida injerencia en actividades criminales en Meta.

Su distanciamiento del proceso de paz se confirmó en 2016, cuando hizo público que no se concentraría junto al grueso de los combatientes. Poco tiempo después, el Secretariado de las FARC lo expulsó oficialmente de sus filas junto a otros cuatro comandantes. Para diciembre de ese año, las autoridades nacionales lo señalaron como objetivo de alto valor, a la vez que la Interpol expidió una Circular Roja en su contra.

Cuando abandonó el proceso de paz se creyó que estaba liderando la disidencia del Frente Acacio Medina, presente en el suroriente de Colombia. García Molina habría establecido una alianza con Miguel Botache Santillana, alias, Gentil Duarte, quién fue el líder de la facción más grande de las ex-FARC mafia con un pie en Colombia y otro en Venezuela.

Por órdenes de Duarte, John 40 fue enviado a la región del Catatumbo en el departamento de Norte de Santander, Colombia, para rearmar el Frente 33, organizar la economía cocalera de la región y recuperar el control de las rutas del narcotráfico en la frontera.

Posteriormente en 2021, John 40 apareció en videos con los comandantes de la Segunda Marquetalia, liderados por Iván Márquez. Se desconoce el papel que estaría desempeñando dentro de esta facción de las ex-FARC Mafia.

Esta falta de claridad en sus alianzas sugiere que John 40 estaría vinculado con el mejor postor. Fuentes consultadas por Insight Crime en Colombia y Venezuela, entre ellas altos comandantes de la Policía regional colombiana, aseguraron que su rol se asemeja mucho más al de un financiador e intermediario en el narcotráfico y la extracción ilegal de oro, que a un comandante guerrillero.

El paradero de John 40 es desconocido. Informes de inteligencia colombianos lo ubican en los campamentos disidentes en el estado Amazonas, al sur de Venezuela.

Actividades criminales

Cuando pertenecía a las extintas FARC, John 40 controlaba las rutas internacionales para el tráfico de cocaína desde Meta y Guaviare. Tenía a su cargo las relaciones con los compradores de la droga en las fronteras de Colombia con Brasil y Venezuela, a quienes les garantizaba el tráfico de toneladas de cocaína al año. Sus ganancias se contaban por los miles de millones de pesos, convirtiéndolo en uno de los principales proveedores económicos del Bloque Oriental.

El poderío de John 40 le otorgó el rótulo de uno de los más grandes capos narcotraficantes de las FARC e incluso se decía que controlaba su propio pueblo en una zona rural del municipio de Puerto Rico, Meta.

John 40 también participó en la compra de varios comercios que sirvieron para lavar el dinero producto de la cocaína. Conformó una red de testaferros a través de los cuales compraba fincas y lujosas propiedades en las principales capitales del país, mientras que construía bares, hoteles y discotecas en Meta.

Tras la desmovilización de la guerrilla a comienzos de 2017, John 40 actúa como un intermediario entre los productores de cocaína colombiana y narcotraficantes extranjeros en Venezuela. También, lo han vinculado con la explotación de oro y coltán en Venezuela, y lo señalan de tener vínculos con carteles de droga en Brasil y México.

Geografía

Cuando John 40 comandó el Frente 43, tenía como zona de control el departamento del Meta. Actualmente su paradero es desconocido. No obstante, autoridades en Colombia lo ubican en la franja fronteriza entre Colombia y Venezuela, específicamente entre el departamento de Guainía y el estado de Amazonas.

Aliados y enemigos

Por su rol de intermediario en el narcotráfico, John 40 se ha dedicado a formar alianzas y trabajar con el mejor postor. Tuvo una relación con el ahora muerto Gentil Duarte y su sucesor, Nestor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco,” en donde fuentes de inteligencia lo situaban como el tercero al mando esa facción de las ex-FARC Mafia. En la actualidad, se desconoce si John 40 le estaría presentando servicios criminales a esta facción disidente.

Poco tiempo después John 40 apareció en un video junto con Iván Márquez y los miembros de la Segunda Marquetalia, los grandes rivales de Duarte, sugiriendo un cambio de bandos. Sin embargo, con el debilitamiento de esta disidencia no es claro si esta alianza continua.

John 40 también mantiene alianzas con Ernesto Orjuela Tovar, alias “Giovanni Chuspas”, excomandante del Frente 16 y con Miguel Díaz Sanmartín, alias “Julián Chollo”, comandante de la disidencia del Frente Acacio Medina.

La relación con narcotraficantes brasileros es de vieja data. Desde el 2000, John 40 se encontraba con el famoso capo Luiz Fernando da Costa, mejor conocido como Fernandinho, líder del Comando Vermelho en las selvas del departamento del Vichada. El disidente convenció a Gentil Duarte de formar una alianza con el Primer Comando Capital (PCC) para acceder a rutas de narcotráfico y armas, según una investigación por el portal de Noticias Las 2 Orillas.

Perspectivas

La importancia de John 40 dentro del panorama criminal ha aumentado rápidamente en los últimos años por el control que mantiene de las rutas del narcotráfico en las fronteras con Venezuela y Brasil que lo convierten en un jugador clave para formar alianzas con carteles internacionales. Aunque su papel es más criminal que ideológico, su controvertida historia en la guerrilla lo ha convertido en pieza importante dentro de las disidencias. Es hasta el momento uno de los objetivos militares más importantes para la Fuerza Pública colombiana.

John 40 no ha expresado su voluntad de unirse a los acuerdos de la estrategia de Paz Total de Gustavo Petro, presidente de Colombia. Esto sugiere que continuaría con su carrera criminal.