Las ex-FARC mafia son una serie de estructuras criminales que surgieron durante y después de las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016. Se han establecido como importantes actores criminales tanto en Colombia como en Venezuela.

Más que una única organización estructurada, las facciones que componen a las ex-FARC mafia se caracterizan por ser grupos compuestos por antiguos miembros de las FARC que ocupan zonas anteriormente controladas por esta guerrilla. Estos grupos se dedican al cultivo de coca, el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión. Aunque han aparecido múltiples facciones tras las negociaciones de paz, en la actualidad todas las facciones de las ex-FARC tienen alguna conexión con los dos principales grupos disidentes: el autodenominado Estado Mayor Central (EMC), dirigido por Néstor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco”, y la Segunda Marquetalia, dirigida por Luciano Marín, alias “Iván Márquez”.

Historia

Las divisiones internas de las FARC surgieron poco después de que se iniciaran las conversaciones de paz con el gobierno colombiano. Aunque los máximos dirigentes de las FARC, conocidos como el Secretariado, estaban dispuestos a poner fin a la lucha armada del grupo guerrillero, que había durado más de medio siglo, algunos de los líderes más importantes del grupo abordaron el proceso planteando importantes dudas o negándose a participar en absoluto.

El primero en distanciarse de las FARC fue Iván Mordisco, comandante del Frente 1 Armando Ríos. En julio de 2016, el Frente 1 anunció su decisión de retirarse del proceso de paz, alegando que mantendría su lucha contra las causas estructurales del conflicto armado.

Ante esta situación, el Secretariado de las FARC en Cuba ordenó a Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”, regresar a Colombia para retomar la comandancia de este frente y restablecer su disciplina.  Duarte, guerrillero con más de treinta años de trayectoria y liderazgo ideológico, fue uno de los primeros comandantes guerrilleros en viajar a Cuba en 2012 y participar activamente en la mesa.

Sin embargo, al llegar al Guaviare, Iván Mordisco le ofreció unirse a la disidencia para continuar principalmente con el control del narcotráfico en el sur del país. Ante esta propuesta, Gentil dejó el proceso de paz a finales del 2016 y se escapó con US$1,35 millones y varios de sus hombres del Frente Séptimo.

Este hecho tuvo fuertes implicaciones para el futuro del proceso, pues luego de conocer la salida de Duarte, el Secretariado expulsó de sus filas a otros cuatro comandantes que también se habían opuesto a las negociaciones, por considerar que estaban en contradicción con la línea del movimiento. Estos fueron Géner García Molina, alias “Jhon 40”, “Euclides Mora”, “Julián Chollo” y “Giovanny Chuspas”.

Desde entonces, miles de miembros de las FARC han abandonado el proceso de paz para volver a las actividades ilegales.

Agosto de 2019 marcó un punto de inflexión para las disidencias. Iván Márquez; Seuxis Pausías Hernández, alias “Jesús Santrich”, y Hernán Darío Velásquez, alias “El Paisa”, publicaron un vídeo en el que anunciaban el “nacimiento de la Segunda Marquetalia” en respuesta a la “traición del Gobierno” respecto al acuerdo de paz. Márquez explicó que el grupo abrazaría el legado de las FARC y que aceptaría en sus filas a cualquier exguerrillero.

La Segunda Marquetalia intentó formar una alianza con sus antiguos compañeros de armas, pero fue rechazada por Gentil Duarte e Iván Mordisco. Aunque la Segunda Marquetalia tenía importantes conexiones políticas y poder financiero, no era rival militar para la facción de Gentil Duarte. En busca de aliados, Márquez recurrió entonces a viejos contactos políticos y militares en Venezuela, lo que le permitió abrirse paso en el país y establecer un control sobre economías criminales en suelo venezolano.

A lo largo y ancho de Colombia, las facciones disidentes de las ex-FARC se fracturaron. Departamentos como Cauca, Nariño y Putumayo se convirtieron en escenarios de enfrentamientos armados entre facciones de las ex-FARC mafia afiliadas a la Segunda Marquetalia y al EMC.

Estos conflictos llevaron a varios comandantes a refugiarse en suelo venezolano. Venezuela, sin embargo, dejó de ser un territorio seguro para muchos de ellos, y varios líderes clave fueron asesinados entre 2021 y 2022.

Uno de los primeros ex comandantes de las FARC en caer en Venezuela fue Jesús Santrich, de la Segunda Marquetalia, quien, según informes de prensa, fue asesinado en el estado fronterizo de Zulia en mayo de 2021 por militares colombianos infiltrados en suelo venezolano. En diciembre de 2021, El Paisa y otro comandante de la Segunda Marquetalia, Henry Castellanos Garzón, alias “Romaña”, fueron asesinados en el estado de Apure.

Luego, Gentil Duarte fue asesinado en mayo de 2022 en Zulia, dejando a Iván Mordisco al mando del EMC.

La muerte de estos comandantes debilitó a ambas facciones, obligando a Márquez y Mordisco a replantearse sus estrategias.

Cuando Petro asumió la presidencia en agosto de 2022, su promesa de Paz Total para Colombia supuso una nueva oportunidad para los grupos.

El EMC inició conversaciones exploratorias con el gobierno colombiano en septiembre de 2022, y firmó un primer acuerdo bilateral de cese al fuego con el gobierno en febrero de 2023. Dos meses después, en abril, se anunciaron las negociaciones formales. Las negociaciones han sido intermitentes, con ambas partes suspendiendo las conversaciones en varios momentos, aunque el cese al fuego se ha prorrogado varias veces.

La Segunda Marquetalia ha tardado más en entablar negociaciones. Tras el anuncio de conversaciones exploratorias en septiembre de 2022, no se produjeron avances concretos hasta principios de 2024, cuando se anunció un proceso de negociación formal.

Liderazgo

A diferencia de la estructura homogénea de las FARC, las ex-FARC mafia operan como una coalición de facciones con alianzas cambiantes, en la que diferentes líderes coordinan acciones en función de sus intereses comerciales.

Desde su creación, la facción Segunda Marquetalia ha estado liderada por Iván Márquez. Cuando Márquez se recuperaba de un atentado en 2022 en Venezuela, fue sustituido temporalmente por José Vicente Lesmes, alias “Walter Mendoza”. Sin embargo, Márquez volvió a presentarse como líder único de la facción en las conversaciones de paz de 2023 con el gobierno colombiano.

Márquez coordina acciones militares y economías ilegales con unas 12 células en diferentes regiones de Colombia. Entre las más destacadas están los Comandos de la Frontera, conformado por disidentes de los frentes 32 y 48, que opera en la frontera entre Colombia y Ecuador, y el Bloque Occidental Alfonso Cano, que opera en el Pacífico colombiano.

La facción del EMC fue dirigida por Gentil Duarte hasta su muerte a mediados de 2022, tras la cual Iván Mordisco fue reconocido rápidamente como su sucesor natural.

El EMC reagrupó facciones en el oriente y el occidente de Colombia. Como resultado, el control territorial de Mordisco es mucho más extenso que el de la Segunda Marquetalia.

Javier Alonso Velosa, alias “John Mechas”, líder del Frente 33, es otra figura importante. Es especialmente relevante para los cultivos de hoja de coca del EMC.

Miguel Díaz Sanmartín, alias “Julián Chollo”, dirige el frente semi-autónomo Acacio Medina, que tiene una influencia significativa en la Amazonia venezolana, donde proliferan la minería ilegal de oro y el narcotráfico. John 40 supervisó anteriormente las lucrativas operaciones de narcotráfico del frente en esa zona, lo que le convirtió en uno de los financiadores más importantes de las ex-FARC. Desde entonces se ha trasladado a Norte de Santander.

Geografía

Lo que comenzó como un pequeño grupo de combatientes de las FARC descontentos con el proceso de paz se ha convertido en una amenaza criminal de alcance transnacional.

Entre 2022 y 2023, las ex-FARC desarrollaron acciones en al menos 20 departamentos, según informes de la Defensoría del Pueblo. Los grupos se han concentrado principalmente en departamentos fronterizos y costeros como Arauca, Putumayo, Nariño, Cauca y Norte de Santander, donde han encontrado refugio en el exterior y coordinan economías criminales transfronterizas.

En estos departamentos se desarrolla una amplia gama de actividades delictivas, como el cultivo de coca, la minería ilegal y la producción de drogas, y son puntos de exportación de drogas con destino a los mercados internacionales.

Venezuela también se ha convertido en un destino crucial para ciertas células de las ex-FARC mafia, que cuentan con presencia en al menos cuatro estados venezolanos: Zulia, Amazonas, Bolívar y Apure. El EMC tiene poco control territorial después de que los militares venezolanos y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) les obligaran a abandonar su bastión de Apure en 2022.

Ahora, el Frente Acacio Medina, que podría estar alineado con la Segunda Marquetalia, tiene la mayor extensión territorial. La Segunda Marquetalia sigue controlando parte del territorio de Apure, aunque el ELN domina ahora gran parte del estado y mantiene estrechos vínculos ideológicos con el gobierno venezolano.

Aliados y Enemigos

Las ex-FARC mafia mantienen alianzas y enfrentamientos con grupos criminales de Colombia y Venezuela, así como con contactos políticos y militares en territorio venezolano. Dado que existen numerosos grupos que forman parte de las ex-FARC, estas alianzas evolucionan y cambian constantemente en función de las dinámicas propias de cada territorio.

Los grupos de las ex-FARC han creado alianzas con otros grupos criminales, lo que les permite mantener el control de zonas clave y economías criminales. Estas alianzas pueden ser diversas y a menudo compiten entre sí. Las ex-FARC se han aliado en diferentes momentos con el ELN, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y los Caparros.

En la misma línea, los enfrentamientos territoriales entre facciones disidentes han sumido a partes del país en la violencia. Por ejemplo, en Nariño y Putumayo, varios grupos de las ex-FARC se disputan el control de los cultivos de coca y las rutas del narcotráfico hacia el Pacífico. A lo largo de la frontera con Venezuela, el Frente 10 ha sido atacado y expulsado del país por las fuerzas armadas venezolanas y el ELN en una campaña militar que desplazó a miles de personas a Colombia, pero que en última instancia benefició tanto al ELN como a la Segunda Marquetalia.

Perspectivas

Las ex-FARC mafia representan uno de los principales riesgos para la seguridad en Colombia debido a su rápido crecimiento, su control de zonas estratégicas en todo el país y su capacidad para atacar a la población civil y a las fuerzas armadas.

Los grupos criminales, incluidas las ex-FARC, se han fortalecido durante las negociaciones y los ceses al fuego de la “Paz Total” del presidente Gustavo Petro, lo que les ha permitido centrarse en la expansión territorial y las disputas con grupos rivales en lugar de hacer frente a las operaciones de las fuerzas de seguridad. A pesar de estos riesgos, las negociaciones han seguido avanzando lenta e intermitentemente, y ambas facciones se han comprometido con la iniciativa Paz Total.

Las negociaciones de paz con las ex-FARC requerirán estrategias diferentes a las conversaciones con las FARC, e incluso a las conversaciones en curso con el ELN. El presidente Petro se enfrenta a varias facciones más criminales que políticas, cuyos miembros no están interesados en renunciar a las lucrativas economías criminales que controlan. El EMC representa el principal desafío para la Paz Total, a pesar de ser la primera de las dos facciones en comprometerse con los procesos de paz de Petro. Tiene la mayor cantidad de subestructuras en suelo colombiano y el mayor número de miembros. Mordisco rechazó el proceso de paz de 2016, y el EMC ha continuado con sus actividades criminales y violentas durante la actual ronda de negociaciones.

Por su parte, negociar con la Segunda Marquetalia, aunque más débil militarmente, también será difícil. Tanto esta organización como el Frente Acacio Medina están bien posicionados para crecer en Venezuela. Los ingresos procedentes del narcotráfico y la minería ilegal en ese país, así como su experiencia militar a ambos lados de la frontera sur entre Colombia y Venezuela, permitirán a ambos grupos seguir ganando dinero y seguir sumando miembros, incluso después de la muerte de muchos de sus líderes.

Aunque las ex-FARC apenas pueden compararse con la fuerza de las antiguas FARC, el número de miembros parece estar aumentando, y las dos facciones podrían tener hasta 5.200 miembros en total, según las estimaciones de inteligencia militar publicadas a principios de 2024.