Uruguay desarticuló un grupo dedicado a introducir ilegalmente migrantes cubanos a ese país, lo que puso en evidencia el auge de esta ruta de tráfico de personas.

En el marco de una operación conjunta con Interpol, fueron detenidos 34 cubanos, según un anuncio del Ministerio del Interior de Uruguay el pasado 13 de septiembre.

Esta red presuntamente captaba a cubanos residentes en La Habana para desplazarse en un primer trayecto hacia Guyana, país que no solicita visa de ingreso a los cubanos. A partir de allí, los migrantes recorrían Brasil hasta las ciudades de Chuy y Santana do Livramento, en la frontera con Uruguay, donde eran llevados ilegalmente al otro lado de la frontera. Una vez en Uruguay, algunos solicitaban asilo como refugiados y otros pagaban entre US$6.000 y US$7.000 para seguir el trayecto hacia el norte en dirección a Estados Unidos.

La red al parecer tenía contactos que facilitaban la travesía de los cubanos por la región, pues los investigadores hallaron transferencias de dinero a Ecuador, Honduras, México y Perú.

Además del tráfico de personas, doce de los detenidos están acusados de falsificación de documentos, ya que se les encontraron visas falsas italianas, mexicanas, austriacas y españolas.

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Esta no es la primera vez que Uruguay es blanco de traficantes de personas que trafican migrantes cubanos. En 2018, una investigación de Interpol develó una red que seguía un modus operandi casi idéntico, pues trasladaban cubanos por Guyana y Brasil por tarifas que oscilaban entre los US$3.000 y US$4.000 por persona.

Y en 2020, una red de explotación sexual que usaba mujeres cubanas también fue desmantelada en Montevideo, capital de Uruguay.

En 2019, los cubanos se convirtieron en la mayor población de migrantes en Uruguay, por encima de los venezolanos.

Análisis de InSight Crime

Desde que en 2017 Estados Unidos cambió la política fronteriza que otorgaba tratamiento preferencial a los cubanos si llegaban a suelo estadounidense, han proliferado los traficantes de personas que capitalizan el deseo de los cubanos de irse de la isla.

Se ha denunciado la situación de vulnerabilidad extrema de miles de migrantes cubanos en algunos de los peores cuellos de botella en Latinoamérica, incluidos el Tapón del Darién entre Colombia y Panamá y la frontera entre México y Guatemala. En comparación con estas rutas inciertas y llenas de peligros, Uruguay se ha erigido como un destino de preferencia por ser más seguro. Durante la pandemia, cientos de cubanos han presentado solicitudes de asilo en Uruguay, lo que llevó al gobierno a investigar hasta qué punto los traficantes de personas han aprovechado esta demanda.

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Según funcionarios de migración uruguayos, ciudades limítrofes en ambos lados de la frontera entre Brasil y Uruguay, como Chuy y Rivera, son pasos que se suelen utilizar de manera regular. Allí se han encontrado conductores de taxis y agencias de alquiler de vehículos involucrados en las operaciones de tráfico de personas. Los coyotes o traficantes en esa frontera cobran alrededor de US$1.200 por persona para ayudar a cruzar al otro país, según el testimonio de un migrante entrevistado por Voice of America en 2020.

Una investigación interna halló que incluso hay sospechas de que algunos agentes de policía uruguayos permiten el paso de cubanos sin sus papeles en regla.

Y aunque este paso es menos riesgoso que otros en la región, no está exento de peligros. Varios migrantes cubanos han muerto a lo largo de esa frontera; por otro lado, en la ciudad uruguaya de Rivera hay una oleada de homicidios motivada por disputas entre pandillas brasileñas.