La guerra localizada entre pandillas en el estado brasileño de Rio Grande do Sul ha desatado una crisis de seguridad al otro lado de su frontera con Uruguay.

A finales de agosto, El País informó que un vehículo fue blanco de un tiroteo cerca del centro comercial Siñeriz en la ciudad de Rivera, sobre la frontera de Uruguay con Brasil. El ataque, realizado a finales de julio, fue el resultado de una confrontación entre dos pandillas brasileñas —Os Manos y Os Tauras— en el departamento de Rivera, al norte de Uruguay, según los investigadores citados por el medio informativo.

Después de consultar con fuentes que se ocupan del caso, El País confirmó que el ataque fue perpetrado por miembros de la pandilla Os Manos, la organización criminal más importante del estado de Rio Grande do Sul, en el extremo sur de Brasil.

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Dos de las víctimas resultaron heridas, una de ellas presuntamente hace parte de la organización Os Tauras. Había ido al centro comercial a cerrar un negocio, según afirmó el diario. Los investigadores confirmaron que se trató de una «emboscada», al parecer coordinada por un recluso.

El departamento fronterizo de Rivera se ha visto bañado en sangre en los últimos meses, principalmente como resultado de los conflictos entre pandillas brasileñas.

El grupo Os Manos ha estado enfrentado a la agrupación Bala na Cara (Bala en la Cara o BNC) por el control de las plazas de drogas a lo largo de la frontera. Esto ha dejado un grueso saldo de homicidios violentos, que llegó a su pico más alto hace unos meses.

A mediados de mayo, cuando arreciaron los homicidios, El País citó datos oficiales que afirmaban que 16 de los 20 homicidios más recientes de Rivera habían sido producto de disputas entre pandillas.

Análisis de InSight Crime

Los enfrentamientos recientes ponen de relieve cómo la guerra entre las pandillas de Rio Grande do Sul, en Brasil, se ha desbordado más allá de la frontera, pues los grupos se están disputando el control de la frontera, y de paso han provocado una de las situaciones de orden público más peligrosas para Uruguay.

Por tradición, las pandillas involucradas han librado guerras más localizadas por la participación del negocio de las drogas en Rio Grande do Sul, de donde son oriundas.

Los Bala na Cara se iniciaron como brazo armado de Os Manos, dedicados a asesinatos por encargo para el grupo. Pero se dice que han tenido choques con BNC con la expansión de ambas organizaciones en el interior de Rio Grande do Sul.

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Y en años recientes, ha habido enfrentamientos entre ambos grupos en el país vecino Uruguay, pues ambos se disputan el control de las economías criminales a lo largo de la frontera.

BNC estaba ganando control y territorio sobre el narcotráfico a lo largo de la frontera entre Brasil y Uruguay hasta que Os Manos los enfrentaron en 2018. El derramamiento de sangre en Rivera, ciudad al norte de Uruguay, se ha agudizado este año por las disputas entre los dos grupos criminales más poderosos de Rio Grande do Sul.

BNC también considera a la banda de Os Tauras como uno de sus rivales en Uruguay.

Entre tanto, la banda Os Tauras ha tratado de desplazar a Os Manos y de establecer su control a lo largo de la frontera, según el Ministerio del Interior de Uruguay.

Os Manos, que presuntamente recibe sus suministros de armas y drogas del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) de Brasil, ha usado su poder de fuego para hacer retroceder a Os Tauras por medio de emboscadas selectivas. Esto se suma a los hallazgos de una investigación de InSight Crime que reveló que las autoridades estatales y federales están inquietas por la posible expansión de Os Manos y del PCC en Uruguay y en el puerto de Montevideo.

Uruguay ha tenido tradicionalmente unas de las tasas de criminalidad más bajas de la región, lo que significa que el país pudo ser tomado por sorpresa en los efectos de la dinámica criminal de su vecino.

Pero su frontera noreste con Brasil es un foco de comercio ilícito transfronterizo, lo que lo hace atractivo para las pandillas brasileñas que intentan expandirse más allá de las economías criminales localizadas.