No es sorpresa que el consumo de estupefacientes en Caracas sea el más alto de Venezuela. Pese a una catastrófica crisis económica, un puñado de bandas criminales controlan el microtráfico en la capital, muchas veces porque pueden mantenerse por delante de las autoridades o por pactos con esas mismas fuerzas de seguridad.

El control del microtráfico ha sido, por lo general, privilegio de bandas delictivas localizadas, que operan en grandes sectores, pero con pocas oportunidades de expansión. Sin embargo, esta situación ha cambiado en los dos últimos años, así como la tolerancia del gobierno hacia algunos delincuentes específicos.

Este año comenzó con una jugada intrépida por parte de uno de ellos. En enero, Carlos Luis Revete, alias «El Koki», el jefe de la banda más peligrosa de Caracas se tomó de manera violenta el sector de La Vega, lugar de residencia de más de 200.000 habitantes, y zona en la que tenía puestos sus ojos desde finales del 2020. Esa fue una apuesta importante para Revete, quien había acordado con las autoridades que no interferirían en sus actividades si se limitaba a su distrito de Cota 905.

La invasión de La Vega cambió el panorama del tráfico de drogas en Caracas: las autoridades respondieron y le quitaron el control de Cota 905, lo que obligó a El Koki a escapar.

Ese no fue el fin de los operativos. En agosto, Leonardo José Polanco Angulo, alias “Loco Leo”, fue acribillado por las fuerzas de seguridad. Loco Leo era aliado cercano de El Koki, pero era a su vez el líder de una banda especialmente fuerte en el distrito sur de El Valle.

Cuando las cosas se calmaron, otro pran hizo su jugada. Como en el caso de El Koki en 2021, Wilexis Alexander Acevedo Monasterios, alias “Wilexis”, perdió el favor del presidente Nicolás Maduro en 2020. Después de que las fuerzas de seguridad fueron vinculadas a ejecuciones extrajudiciales en Petare, al este de Venezuela, Wilexis lideró una campaña de protestas que atrajo mucha atención.

De manera muy parecida a lo que sucedió con Cota 905, pronto hubo soldados desplegados en las calles de Petare, arrestando a docenas y matando a miembros de la banda de Wilexis. Pero cuando el gobierno avanzó hacia un nuevo objetivo con su arremetida contra El Koki, las ambiciones de Acevedo aumentaron. La expansión de su zona de control a finales de 2021 lo convierte en el narco más poderoso de Caracas, al menos por ahora.

¿Pero, cuánto durará esto?

A continuación, InSight Crime describe cuáles son los principales grupos que controlan el tráfico de narcóticos en Caracas, qué venden y cuáles son sus zonas de influencia.

¿Qué drogas se venden en Caracas?

La marihuana es el estupefaciente más vendido en Caracas, según numerosas entrevistas de InSight Crime con residentes, miembros de bandas y fuerzas de seguridad. La cocaína también tiene fuerte presencia, especialmente como pasta base de coca. Con la pauperización de la mayoría de la población por la crisis económica nacional, el consumo de crack ha experimentado un crecimiento acelerado, en particular en sectores más deprimidos, como Libertador y Petare.

Adicionalmente, se observa una demanda reducida pero constante de drogas sintéticas, como las metanfetaminas y 2-CB, entre los residentes de mayores ingresos de la capital.

Sin embargo, el grueso del tráfico de estupefacientes se desarrolla en los sectores más pobres. Hasta que El Koki cayó en desgracia en 2021, su base de Cota 905 era el principal punto de expendio de estupefacientes de la ciudad. Su ubicación es ideal, pues está cerca de distritos marginales, como La Vega y El Cementerio, y de zonas residenciales de clase media, como El Paraíso, Montalbán y Las Acacias, y con acceso directo al centro de Caracas.

Pero con la incursión de las autoridades en Cota 905, muchos traficantes han huido de allí y el microtráfico ha incrementado en diferentes puntos de la ciudad.

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El resurgimiento de Wilexis

Las cosas no fueron fáciles para Wilexis en 2020, y esto sirvió como evidencia de que, en Caracas, ninguna banda criminal puede operar sin cierto grado de aprobación oficial. En mayo de ese año, Wilexis tuvo que enfrentar repetidas incursiones en Petare por parte de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) luego de que el presidente Nicolás Maduro lo acusara de trabajar con la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos. Los operativos se mantuvieron de manera intermitente a lo largo de casi todo el año, hasta que Wilexis salió herido en un tiroteo con agentes de las FAES, en noviembre de 2020.

El mensaje era claro: agachar la cabeza o perderlo todo.

Después de eso, Wilexis desapareció del radar por casi un año. A pesar de que mantuvo el control de Petare, no intentó más expansiones. Los ingresos del microtráfico, especialmente en los distritos de José Félix Ribas y Unión, son vitales para su organización, y Wilexis no se arriesgó a perderlos.

Sin embargo, en 2021 la situación cambió. Un oficial de las FAES entrevistado por InSight Crime, quien solicitó mantener el anonimato por motivos de seguridad, declaró que desde comienzos de octubre de 2021, miembros de la banda de Wilexis tomaron el control de distritos vecinos como San José de Petare, La Dolorita y 5 de Julio.

“Wilexis ha ganado mucha fuerza”, comentó el oficial y agregó que esto podría dejar un número mucho mayor de puntos de expendio de droga bajo el control de la banda.

No se sabe con certeza si Wilexis logrará conservar esos avances. Por ahora, el régimen de Maduro, tan propenso a dirigir el dedo acusador contra enemigos específicos en el hampa, no ha hecho ningún movimiento importante para frenar la expansión del grupo.

Como ya lo había dicho InSight Crime, líderes criminales como Wilexis ayudan al régimen a mantener la tranquilidad, a juzgar por otros acuerdos semejantes que ha hecho el gobierno con otras bandas de Caracas.

El Koki pierde la corona

Durante más de cuatro años, El Koki fue el rey indiscutido del microtráfico en Caracas, y su feudo de Cota 905 fue el punto de expendio de narcóticos más conocido de la capital venezolana. Los miembros de su banda no solo atendían la demanda de estupefacientes de su distrito, también residentes de otros sectores de la ciudad, ricos y pobres, llegaban a Cota 905 a comprar sus dosis. En otros casos, su banda enviaba el producto a otros traficantes de toda Caracas.

Ese control se debió a la impunidad casi total de la que gozaba desde que las fuerzas de seguridad dejaron de poner un pie en Cota 905, luego de que fuera declarada una Zona de Paz en 2017. Revete incluso recibió a ministros del gobierno en su territorio, quienes le confiaron la salvaguarda de la tranquilidad en la zona.

Durante casi todo ese tiempo, El Koki permaneció satisfecho en su zona de influencia, con excepción de unos pocos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad por fuera de Cota 905.

Pero desde finales de 2020, El Koki se metió a la fuerza en el distrito de La Vega, un sector en expansión, con cientos de miles de habitantes y sin pandillas que pudieran hacerle frente. Incluso encontró a un aliado local, Yorfren Javier Guédez Bullones, alias “El Mayeya”, que le ayudara a consolidar ese control.

En mayo de 2021, un residente de La Vega relató a InSight Crime que conocía por lo menos 17 expendios de drogas en todo el barrio, en los que la banda de El Koki vendía crack y marihuana cripy, una cepa muy apetecida por su alto contenido de THC.

En mayo, un exagente de la Organización Nacional Antidrogas (ONA), declaró a InSight Crime que las operaciones de microtráfico de El Koki estaban muy organizadas. Los cargamentos de droga llegaban por tierra a Cota 905 y La Vega, y eran distribuidos a los expendedores en esos lugares y en otros barrios de clase baja y media de Caracas.

Pero había un problema: La Vega no era una Zona de Paz. Después de unos meses de control indisputado, las fuerzas de seguridad contraatacaron. En julio, la banda de El Koki debió replegarse en La Vega y en Cota 905.

El Koki perdió a numerosos miembros de la banda -quienes fueron dados de baja o capturados-, la casa de uno de sus principales lugartenientes fue allanada, y este se esfumó.

A finales de octubre, agentes de la policía y de otros organismos de seguridad contaron a InSight Crime que habían asegurado el control de La Vega y Cota 905 y que se había “neutralizado” cualquier operación de microtráfico. Algunos informes indican que El Koki puede haberse refugiado en la ciudad colombiana de Cúcuta, en la frontera con Venezuela, mientras que otros dicen que puede estar escondido en Petare, territorio de Wilexis. Sin embargo, con el paso de los meses y sin señales concretas de su paradero, el retorno al poder de El Koki se complica cada vez más.

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Los demás aspirantes

Antes de la muerte de su líder, en agosto de 2021, la banda de alias «Loco Leo» controlaba gran parte del microtráfico en los barrios de El Valle, Jardines de El Valle, Coche y Cementerio, al sur de Caracas.

Las entrevistas de InSight Crime con residentes, agentes de seguridad y un expendedor de drogas en El Valle revelaron que sus miembros vendían su producto en las calles y escaleras de esos barrios. Pero también suministraban drogas a residentes de barrios más acomodados, quienes muchas veces iban a El Valle en sus vehículos.

No se sabe si la muerte de Loco Leo debilitó el control de su grupo en el sur de Caracas. Un oficial de las FAES declaró a InSight Crime que creía que el microtráfico había “bajado un poco”, pero seguía viendo expendedores de entre 12 y 15 años de edad en las calles.

Otras fuentes de la policía dijeron a InSight Crime que desde la muerte de Loco Leo habían resurgido otras bandas en Coche y Jardines del Valle, lideradas por traficantes conocidos como alias “El Gocho” y “El Mulco de Coche”, pero que estos no parecen operar a la misma escala que la banda de Loco Leo.

Otras bandas dominan zonas más reducidas: la banda de Conejo en el centro de Caracas y la banda Junior Salinas en los barrios de El Guarataro, El Observatorio, La Pastora y Pinto Salinas, al noroeste de la ciudad, según entrevistas de InSight Crime con la policía.

El rol de los colectivos

Las bandas narcotraficantes tradicionales no son las únicas que participan en el microtráfico en Caracas. En 23 de Enero, un popular barrio, con mucho arraigo del régimen chavista, los colectivos controlan el tráfico de narcóticos. Los colectivos son grupos de tipo paramilitar, que por lo general operan en sectores más desfavorecidos, y actúan en defensa de los intereses del régimen de Maduro. Adicionalmente, están conectados con un gran número de ejecuciones extrajudiciales y secuestros.

En 23 de Enero, el lugar donde se encuentran los restos del expresidente Hugo Chávez, los microtraficantes tienen prohibida la venta de droga sin autorización de los colectivos, que supervisan las intersecciones de las calles mediante cámaras de seguridad instaladas en semáforos, según los residentes locales que hablaron con InSight Crime. De acuerdo con ellos, el colectivo Tres Raíces se encarga de controlar esta economía criminal en la zona.

Fotografía: AP. Las laderas de la periferia de Petare están cubiertas de casas en construcción de bloques grises, en Caracas, Venezuela.