Argentina, Chile y Brasil están experimentando una mayor afluencia de cigarrillos de contrabando, los cuales les proporcionan cuantiosas ganancias a los grupos criminales y les generan enormes pérdidas a los gobiernos de dichos países.

El contrabando de cigarrillos representa más de la mitad de los cigarrillos que se venden en Brasil, el 24 por ciento en Chile y el 12 por ciento en Argentina, según la Asociación Latinoamericana Anticontrabando (ALAC).

En Argentina, la cantidad de cigarrillos ilegales incautados por las autoridades llegó a cerca de 1,2 millones de paquetes en 2018, mientras que en 2017 fue de 250.000, es decir, un aumento del 245 por ciento, según un informe de Clarín.

El gobierno argentino perdió impuestos por 8,5 mil millones de pesos (unos US$200 millones) en 2017, a causa del contrabando de cigarrillos. La mayor parte de las incautaciones de cigarrillos se produjeron en zonas de alto flujo de contrabando como Formosa, ciudad ubicada en la frontera entre Paraguay y Argentina, así como en la Triple Frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil.

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Entre 2015 y 2018, el mercado de cigarrillos ilegales en Río de Janeiro se ha más que duplicado, y actualmente en Brasil se importan de manera ilegal 90 marcas diferentes. Se estima que la pérdida de ingresos fiscales para 2018 llega a los 11,5 mil millones de reales (aproximadamente US$3 mil millones), cantidad que supera los impuestos recaudados por la venta de cigarrillos de manera legal.

Análisis de InSight Crime

La expansión del mercado negro de cigarrillos representa una gran amenaza para el Cono Sur y Brasil, no solo por las pérdidas fiscales, sino también porque los grupos criminales utilizan dicho comercio como una fuente de ingresos.

La industria tabacalera de Paraguay genera una gran parte del comercio del mercado negro. El país produce unos 65 mil millones de cigarrillos al año, pero solamente consume unos 2,5 mil millones, según un estudio realizado en el año 2013 por International Tax and Investment Center (ITIC). La mayor parte de esa producción es traficada a países que tienen mayores impuestos sobre los cigarrillos, lo que afecta la competencia legal. Según Foreign Affairs, casi las tres cuartas partes de cigarrillos ilícitos en 16 países latinoamericanos proceden de Paraguay.

El expresidente de Paraguay, Horacio Cartes, ha estado en el centro del comercio ilegal de cigarrillos en América Latina y fuera de la región. La empresa de su familia, Tabacalera Del Este, es una de las principales fuentes de tabaco de contrabando, pues representa la mitad de los cigarrillos ilegales que se venden en Brasil.

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Las dos marcas de cigarrillos más populares en Brasil son contrabandeadas desde Paraguay.

Además, las rutas de contrabando en la Triple Frontera están operadas por grupos como las poderosas pandillas carcelarias de Brasil. La policía federal dice que tanto el Primer Comando Capital (PCC) como el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV) han utilizado las ganancias de las ventas de cigarrillos ilegales para comprar armas y municiones, como señala un informe de O Globo.

El año pasado, la policía brasileña desmanteló una red de contrabando que se dedicaba a la importación de cigarrillos y otros bienes de contrabando en la frontera con Paraguay. Esta exitosa operación generó un vacío en el mercado que fue pronto ocupado por el PCC, pandilla que controla la principal ruta de contrabando de cigarrillo del Cono Sur, la cual parte de Ponta Porã en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, en límites con Paraguay. Según O Globo, entre enero y septiembre del año pasado, en esta región se decomisaron unos US$71 millones en cigarrillos ilegales.

Mientras Paraguay continúe suministrando cigarrillos baratos y los consumidores de la región sigan comprándolos, los grupos criminales aprovecharán la oportunidad para aumentar sus ganancias, mientras los gobiernos de la región continúan perdiendo impuestos.