Según informes, Bolivia no cuenta con los mecanismos para detectar cocaína líquida, una forma cada vez más importante de tráfico de drogas en el país andino, lo que socava aún más los esfuerzos de interdicción de drogas, incluso mientras los funcionarios de seguridad admiten la presencia de carteles mexicanos en el país.

Según el viceministro de Defensa, Felipe Cáceres de Bolivia, los escáneres de drogas actualmente son incapaces de identificar la presencia de cocaína líquida que es traficada a través de los aeropuertos del país y sus fronteras, informó La Razón. Cáceres indicó que funcionarios antidrogas viajarán a Perú para recibir instrucciones especiales sobre cómo mejorar la capacidad de los escáneres para así identificar la forma líquida de la droga.

Las principales formas de tráfico de cocaína líquida es a través de la ingesta de cápsulas de látex por “mulas” de drogas, y rociando la droga sobre las prendas de vestir, según La Razón. Frente a una tecnología inadecuada para detectar la cocaína líquida, agentes antidrogas habrían recibido capacitación en la identificación de posibles traficantes de drogas con base en la apariencia y en el comportamiento de los pasajeros.

Mientras tanto, según un informe policial obtenido por La Prensa, al menos dos carteles mexicanos de la droga han establecido operaciones en Bolivia. Según La Prensa, los carteles mexicanos se sienten atraídos por Bolivia debido a la falta de recursos para la interdicción de drogas y a los débiles controles de lavado de dinero del país.

Análisis de InSight Crime

La confesión de Cáceres sobre la incapacidad de Bolivia para detectar cocaína líquida es otra señal de que la falta de tecnología antidrogas está facilitando la creciente importancia del papel del país en el comercio de drogas transnacional. Bolivia no tiene control sobre su propio espacio aéreo debido a que carece de instalaciones de radar, por lo que es un territorio óptimo para el tráfico aéreo -el método preferido por los traficantes que mueven cargamentos de droga. Esta deficiencia en la tecnología ha facilitado cada vez más el importante papel de Bolivia como un punto de parada en el puente aéreo de cocaína que conecta al productor de cocaína más grande del mundo (Perú) con el mayor mercado de consumo de la región (Brasil).

Como ha señalado La Razón, la cocaína líquida se está convirtiendo en un método cada vez más popular para mover cocaína, ya que es difícil de detectar por parte de las autoridades. Un traficante de drogas de Bolivia, que trabaja con grupos criminales colombianos, recientemente dijo a InSight Crimen que la cocaína líquida se puede rociar sobre la ropa y después extraerse utilizando una solución especial, proceso durante el cual sólo se pierde el 10 por ciento de la cocaína. Dado el menor riesgo de detección y las pequeñas pérdidas de producto, no es sorprendente que los narcotraficantes en el país estén utilizando cada vez más la forma líquida de cocaína para mover cargamentos de droga.

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La supuesta presencia de los carteles mexicanos en el país es el resultado de lo que se conoce como el “efecto cucaracha“, en el que grupos de narcotraficantes transnacionales trasladan las operaciones de países con un fuerte aparato de seguridad a los que tienen instituciones más débiles. Según informes, los grupos criminales colombianos y brasileños tienen una fuerte presencia en Bolivia, y los mexicanos, sin duda, están buscando sacar partido así como aprovechar el nuevo centro de drogas de Suramérica.

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