Panamá ha experimentado una caída del 19 por ciento en los homicidios en los últimos cinco años, a pesar de su importante papel en el comercio internacional de drogas y un creciente número de pandillas callejeras.

Los asesinatos en el país cayeron de 818 en 2009 a 665 en 2013, según las cifras publicadas por el gobierno. Más del 90 por ciento de los asesinatos registrados en 2013 -602- estuvieron vinculados con organizaciones de tráfico de drogas o pandillas, informó La Estrella de Panamá.

Durante el mismo período de tiempo, las autoridades incautaron 210 toneladas de drogas, 41 toneladas de las cuales fueron incautadas en 2013. El monto representa un aumento del 74 por ciento en las incautaciones durante el gobierno anterior, que incautó 121 toneladas en cinco años.

Análisis del InSight Crime

Pese a que es una buena señal que la tasa de homicidios en Panamá haya estado cayendo desde 2009, el número de asesinatos en 2013 sigue siendo más del doble de la cifra registrada en 2004, cuando la tasa comenzó a aumentar de forma exponencial.

Aunque la tasa global se mantiene muy por debajo de las zonas rojas de homicidio, como Honduras y Guatemala, la tasa nacional de Panamá es sólo ligeramente inferior a la de México.

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La atribución de un 90 por ciento de los asesinatos al crimen organizado parece tan alta que debe ser abordada con cautela, al no tener detalles sobre la metodología utilizada para calcular la cifra. Sin embargo, está claro que el crimen organizado es el principal motor de la violencia.

El crimen organizado transnacional ha mantenido una presencia importante en el país, que es uno de los primeros puntos de parada para la cocaína que va rumbo hacia el norte de Colombia, y uno de los principales centros de lavado de dinero de la región.

Sin embargo, según un informe de 2012 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) (pdf), la causa principal de la violencia son los grupos de ladrones locales de drogas conocidos como “tumbadores”. Muchos asesinatos son el resultado de las disputas territoriales entre las estimadas 40 a 50 organizaciones de tumbadores, aunque la mayoría son asesinatos por venganza llevados a cabo por los narcotraficantes una vez descubren quién robó sus envíos.

Otra gran preocupación en seguridad son las pandillas callejeras, las cuales han proliferado rápidamente en los últimos años, pasando de 88 pandillas registradas en 2005 a 201 en 2013. Sin embargo, estas pandillas aún no han alcanzado los niveles de violencia y sofisticación de las pandillas en Centroamérica, donde las “maras” han sembrado el caos.