El decomiso de un cargamento de más de cuatro toneladas de marihuana a mediados de noviembre en Chile es el más grande en la historia del país y confirma que el mercado chileno se ha convertido en un destino predilecto para los traficantes colombianos de marihuana.

El 19 de noviembre, la armada chilena incautó 4,2 toneladas de marihuana “cripy” en un barco frente a la costa de la región sureña de O’Higgins, cuyo valor en las calles se estima en unos US$25 millones. El cargamento, procedente de Colombia, y sus seis tripulantes colombianos quedaron a disposición de las autoridades.

Según el director de la policía de investigación de Chile, Héctor Espinosa, el alcaloide se distribuiría en todo el país, mientras que el jefe de fiscalías de O’Higgins, Javier von Bischoffshausen, señaló que las autoridades chilenas llevaban nueve meses tras la pista de esta red de traficantes.

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En los últimos años, Chile se ha adquirido preponderancia para los narcotraficantes colombianos, especialmente por su demanda de la potente cepa de marihuana cripy.

Los decomisos de marihuana han exhibido un crecimiento exponencial. En 2017, se decomisaron 426 kilogramos de cripy colombiana en Santiago, y en 2018, en Perú se hizo una incautación de 853 kilos de cripy con destino a Chile.

Con un consumo per cápita de cannabis de 15,1 por ciento de su población, Chile se sitúa en el primer lugar en Latinoamérica en y el quinto en el mundo por consumo, según las estadísticas más recientes de la ONUDD.

La marihuana cripy se ha convertido en el nuevo éxito internacional para Colombia. Por mucho tiempo se produjo mayormente para uso interno, pero los decomisos recientes indican un cambio hacia mercados latinoamericanos, en Trinidad y Tobago, Centroamérica, Venezuela, Brasil, Bolivia y Chile.

Análisis de InSight Crime

La afluencia de cripy a Chile está creciendo rápidamente y parece que la tendencia se mantendrá. Este último decomiso en O’Higgins es casi diez veces más grande que el segundo mayor decomiso que se había hecho en el país hace solo dos años.

Esto indica que en los dos últimos años los traficantes colombianos pasaron de tener una posición segura en el mercado chileno a un control total, y ahora lo ven como un destino prioritario para sus cultivos, mucho más cercano que los mercados norteamericanos.

En un intento por frenar el alza del narcotráfico, recientemente el presidente chileno Sebastián Piñera desplegó soldados a la región limítrofe con Perú, Bolivia y Argentina. Pero el gobierno aún debe diseñar un plan para atacar específicamente el tráfico de marihuana colombiana. Y aunque anteriores gobiernos chilenos apoyaron la despenalización del consumo de estupefacientes, el de Piñera se opone resueltamente a la idea.

El consumo de marihuana por encima del promedio en Chile puede atribuirse a su boyante economía y al crecimiento de su clase media. Como el segundo país más rico de Latinoamérica, la marihuana cripy está en cierto modo más al alcance del chileno promedio que en otros países latinoamericanos. En Chile, los traficantes colombianos pueden vender la cripy hasta en US$5.000 por kilo, lo que les reporta ganancias mucho mayores que en casa.