El misterioso asesinato de un presunto narcotraficante en México ha puesto de relieve un lucrativo pero poco conocido comercio criminal -el tráfico de vejigas de peces exóticos a Asia.

Samuel Gallardo Castro, alias “El Samy”, a quien las autoridades mexicanas han identificado como un jefe del crimen organizado y narcotraficante del Golfo de Santa Clara, fue asesinado el 11 de junio.

La prensa local informó que poco después de los hechos, un hombre se entregó a las autoridades y confesó el asesinato, alegando que Gallardo le debía US$1 millón por un cargamento de vejiga de totoaba, una especie de pez que es endémico en el Golfo de California.

Aunque los informes sugieren que el hombre podría ser puesto en libertad -pues las autoridades dudan de la validez de su historia y de sus facultades mentales- su confesión ilustra un tipo de ecotráfico que se ha venido desatando en la región durante los últimos años, según una investigación realizada por Mexicali Digital.

El informe detalla cómo las vejigas, cada una de las cuales puede ser vendida por entre US$7.000 y US$14.000, son traficadas a Estados Unidos y posteriormente exportadas a Asia, donde hacen una sopa que puede ser vendida por hasta US$25.000 cada porción.

Según Mexicali Digital, los vínculos de Gallardo con el tráfico de totoaba, que eran facilitados por su papel como director de la Cooperativa Pesquera Alto Golfo, son un ejemplo de la creciente participación de los narcotraficantes en este comercio, y muchos de los grupos criminales que operan en Sonora y Mexicali lo consideran más fácil y seguro que el tráfico de marihuana -otro importante producto de exportación de la zona.

Análisis de InSight Crime

El ecotráfico en Latinoamérica se ha convertido una industria multimillonaria para los grupos criminales que operan en la región.

La pesca furtiva de productos marítimos con destino a los mercados negros de Asia se presenta en varios países de la región. En Perú se masacran delfines ilegalmente y Costa Rica es común la práctica de “aleteo” de tiburón. En México también se informado de casos de contrabando de caballitos y pepinos de mar.

Varios casos recientes han puesto de relieve el comercio de totoaba, que actualmente es una especie en peligro de extinción. En diciembre de 2013, las autoridades mexicanas desmantelaron un grupo de contrabandistas que traficaban totoaba en el Mar de Cortés, arrestando a cuatro personas e incautando partes del pescado con un valor estimado entre US$35.000 y US$60.000.

Por otra parte, en abril de 2013, en una residencia en Calexico, las autoridades fronterizas de Estados Unidos arrestaron a un hombre y confiscaron más de 200 vejigas de totoaba valoradas en más de US$3,6 millones en el mercado extranjero (pdf). En este caso, el pescado, que iba a ser enviado al exterior, estaba siendo transportado desde México bajo las alfombrillas de un coche.

Pero a pesar de que los grandes beneficios ofrecidos por este comercio aparentemente están atrayendo a los grupos del crimen organizado, hasta el momento se han hecho poco arrestos relacionados con este tipo de actividades. Entre 2013 y junio de 2014, a pesar de la intensificación de las patrullas en las áreas marinas protegidas, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) de México sólo capturó a 17 personas por tráfico de totoaba.

6 respuestas a “¿Están incursionando los narcos de México en el lucrativo mercado de vejiga de pescado?”