Los mineros en Perú han eludido las restricciones de movilidad por el coronavirus para regresar a Madre de Dios, región en el Amazonas donde el ejército lanzó un operativo de gran alcance en 2019 para erradicar a los mineros ilegales.

Las operaciones de minería ilegal se incrementaron en la Reserva Nacional Tambopata, una zona de bosque húmedo tropical protegido, como informó El Comercio. Los mineros también hicieron incursiones en las riberas de los ríos Malinowski, Tambopata y Pariamanu.

Al inicio de la cuarentena, los mineros de Madre de Dios salieron hacia otras regiones, como Cusco y Puno, según El Comercio.

Pero quienes están involucrados en actividades ilegales están ingresando de nuevo a zonas prohibidas, como afirmó la bióloga peruana Carmen Chávez al medio informativo La República.

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En respuesta a las denuncias de intensificación de la actividad, la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA) de Perú realizó más de 75 intervenciones contra las operaciones de minería ilegal en Madre de Dios entre marzo y comienzos de junio, en las cuales se irrumpió en las excavaciones y se destruyó la maquinaria.

Aunque Madre de Dios no ha reportado brotes de coronavirus a gran escala, con solo 1.467 casos confirmados y 25 muertes el 29 de junio, las autoridades alertaron que la llegada de más mineros podría propagar el virus en una región mal equipada para detectar y tratar casos.

Perú ha registrado unos 279.000 casos de coronavirus, y 9.300 muertes.

Análisis de InSight Crime

Los débiles controles y los precios del oro disparados son incentivo para los mineros ilegales en Perú.

En febrero de 2019, Perú lanzó un despliegue masivo de 1.800 policías y militares en Madre de Dios. Ese ejército desalojó a miles de mineros, destruyó millones de dólares en equipos de minería de perforación, y desarticuló el negocio en La Pampa, un hervidero de minería ilegal y otras actividades criminales, como la trata de personas y la prostitución.

En la región de La Pampa, la deforestación se redujo en 92 por ciento durante los primeros cinco meses de la operación. La minería ilegal, sin embargo, pronto creció en otras partes del país, incluido el departamento de Loreto en el Amazonas.

Ahora el repliegue de la policía y las fuerzas armadas para imponer el confinamiento y atender la crisis humanitaria ha permitido el retorno de la minería ilegal a Madre de Dios, según declaró Karina Garay, fiscal ambiental de Madre de Dios, en entrevista con El Comercio.

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El repunte de los precios del oro a nivel global, que en el mes de mayo alcanzó su máximo histórico desde 2012 a US$1.764,55 la onza, también ha incrementado la demanda de oro extraído ilegalmente.

Según  Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), las exportaciones mineras legales cayeron en 65 por ciento en abril. Las operaciones oficiales han tenido que sumarse a la cuarentena, lo que ha permitido a los mineros ilegales crecer en su lugar.

Perú no está solo en esta crisis. En Venezuela, la minería ilegal de oro ha proveído flujos de dinero ilícito al régimen del presidente en medio del colapso del precio del petróleo y la caída de las remesas a raíz de las medidas de confinamiento global.

El oro venezolano se extrae principalmente de la región del Arco Minero, donde se obliga a los mineros a trabajar en condiciones precarias bajo la amenaza constante de los grupos armados, incluida la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional ­(ELN).

Luis Fernández, un investigador con décadas de experiencia en el estudio de los impactos de la minería de oro, predijo que los mineros ilegales regresarían a Madre de Dios en Perú.

“Aplicar el puño de hierro detiene el problema mientras el puño está cerrado”, dijo Fernández a Mongabay. “Pero si abres el puño las cosas pueden cambiar muy rápido y todo puede volver a como era antes”.

Parece que la crisis por el coronavirus ha aflojado la fuerza del puño.