Las fuerzas de seguridad de Perú lanzaron recientemente un ataque contra la guerrilla de Sendero Luminoso en una región selvática que produce la mayor parte de la cocaína del país; sin embargo, las operaciones militares no han logrado acabar con los remanentes del grupo guerrillero.

Los enfrentamientos del 24 de agosto entre miembros del ejército y una célula guerrillera en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) dejaron como resultado cuatro guerrilleros muertos, entre ellos “Cirilo”, el líder de la célula en la región. Dos oficiales y un sargento del ejército también fueron asesinados, según informó el Ministerio del Interior en un comunicado de prensa.

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El choque se presentó después de que los soldados descubrieran guerrilleros armados custodiando la cocaína en Chachaspata, municipio del departamento de Ayacucho, al suroeste del país. Un segundo combate se presentó más tarde en la providencia La Mar del mismo departamento, según informó El Comercio.

El ataque militar también permitió la incautación de armas, explosivos y 79 kilos de cocaína.

Análisis de InSight Crime

A pesar de que hay una abrumadora presencia militar en la región —en el VRAEM hay actualmente 52 bases y entre 8.000 y 10.000 soldados— , Perú no ha podido derrotar al grupo guerrillero, que ha logrado mantenerse en pie gracias al tráfico de cocaína.

Según información de la Dirección Contra el terrorismo de Perú (DIRCOTE), que InSight Crime conoció, unos 450 miembros de Sendero Luminoso continúan controlando varios territorios estratégicos para el narcotráfico en la región.

Es probable que esta situación continúe así, a pesar de que el grupo guerrillero ya no es ni sombra de lo que solía ser.

El gobierno también está considerando nuevas alternativas para lidiar con el legado de Sendero Luminoso, como la aprobación, el 3 de septiembre, de pagar compensaciones a las víctimas de la violencia del grupo y a sus famliares.

Conformado en la década de los setenta, Sendero Luminoso tuvo su auge a principios de los noventa, época en la que el grupo aterrorizó a Perú con asesinatos, bombardeos, decapitaciones y masacres. La respuesta del entonces presidente Alberto Fujimori consistió en una táctica de tierra quemada, y el país se sumió en la violencia.

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En 1992, las autoridades capturaron a Abimael Guzmán, fundador y cabecilla del grupo. El segundo al mando, Florindo Eleuterio Flores, alias “Comandante Artemio”, fue capturado una década más tarde. La sangrienta guerra civil cobró unas 70.000 vidas y se extendió durante dos décadas, desde los ochenta hasta principios de la década de 2000.

Actualmente, bajo el mando de los hermanos Víctor y Jorge Quispe Palomino, el grupo ha tratado de transformarse en el Partido Comunista Militarizado del Perú (MPCP), con el fin de obtener apoyo de las comunidades campesinas del VRAEM que fueron víctimas de Sendero Luminoso. Guzmán fue considerado como un traidor del movimiento.

La facción del grupo que opera en el VRAEM se financia del narcotráfico, aunque solo se dedica a escoltar los cargamentos de drogas que pasan por la zona, según dijo Pedro Yaranga, experto en seguridad consultado por InSight Crime. El grupo ha quedado delimitado a un estrecho corredor entre los departamentos de Junín, Ayacucho y Huancavelica, afirma Yaranga.

La remota región selvática representaba cerca del 70 por ciento de los casi 50.000 cultivos de coca del país, según datos de 2017, la fecha más reciente en que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) pudo realizar un estudio, como consta en su más reciente Informe Mundial sobre Drogas.