Pescadores que se dedicaban al contrabando de drogas en Costa Rica poseían grandes propiedades privadas y autos de lujo, riquezas obtenidas gracias al manejo de grupos de “transportistas”, que son cada vez más comunes en el país centroamericano.

Un ciudadano nicaragüense conocido como “Antorcha” fue detenido el 3 de julio acusado de dirigir flotas de barcos que transportaban drogas en la costa del Pacífico, según informó CRHoy. El hombre de 44 años de edad, que fue identificado simplemente como Sánchez, poseía dos muelles en la ciudad puerto de Puntarenas, donde atracaban y salían barcos cargados de cocaína.

Las autoridades afirman que Sánchez, su hijo y otros tres hombres reclutaban pescadores para el transporte de drogas. En un informe de La Nación, Walter Espinoza, director general del departamento de investigaciones de Costa Rica, dice que el grupo estaba “bien organizado” y que operaba desde el año 2017, llevando cocaína de Suramérica a Costa Rica, para luego “reexportarla” a Guatemala, México y Estados Unidos.

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Además de Sánchez, recientemente se han identificado otros pescadores dedicados al negocio de las drogas en Costa Rica.

En enero, las autoridades arrestaron a un hombre de 36 años de edad identificado como Alfaro Bustamante, quien poseía dos grandes viviendas y dos autos: un Mercedes Benz y una camioneta Volkswagen blindada.

Las autoridades afirman que Alfaro Bustamante dirigía una red que movilizaba cocaína a lo largo de la costa Atlántica a cambio de marihuana jamaiquina, que el grupo después vendía en Costa Rica.

Análisis de InSight Crime

El arresto de pescadores adinerados indica que las llamadas organizaciones de “transportistas” —las cuales se encargan de recibir, almacenar y transportar las drogas— han echado sus anclas en Costa Rica.

En la última década, dichas organizaciones se ubicaban sobre todo en países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras), donde el contrabando era dominado por clanes familiares.

Recientemente, sin embargo, grupos costarricenses más pequeños han logrado incursionar en el negocio. Por ejemplo, un grupo costarricense conocido como Los Morecos controla el movimiento de drogas en importantes provincias de la costa Atlántica en el país. Dicha banda era independiente de cualquier otra organización narcotraficante, lo cual es raro en los grupos costarricenses.

Costa Rica es ideal para las organizaciones de transportistas debido a su ubicación como punto de transbordo.

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La costa Pacífica del país proporciona aguas abiertas para el movimiento de lanchas y buques semisumergibles autopropulsados cargados con cocaína colombiana. Un 80 por ciento de la cocaína que ingresó a Estados Unidos en el año 2016 pasó por el océano Pacífico, según el Informe Mundial de Drogas 2018, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).

Por otra parte, los puertos de Costa Rica en el Atlántico están abasteciendo el mercado de cocaína en Europa. Del puerto de Limón han zarpado barcos con cocaína oculta en cargamentos de productos legales, que han atracado en puertos de España, Portugal y los Países Bajos.

La cantidad de cocaína incautada en Costa Rica también ha aumentado. Aunque las incautaciones no son un indicador perfecto para medir el flujo de drogas, Costa Rica registró 33,6 toneladas de cocaína en 2018. Durante una sola semana en marzo de este año, las autoridades confiscaron 6,4 toneladas de cocaína. La redada más grande en ese periodo se produjo cuando las autoridades interceptaron un submarino colombiano que transportaba 1,5 toneladas de drogas.

Al mes siguiente, otra tonelada de cocaína fue descubierta a bordo de un barco que se hacía pasar por pesquero. La nave se encontraba a 80 millas náuticas de la costa de Puntarenas, donde se localizaban los muelles del pescador narcotraficante.