El reciente allanamiento de un laboratorio de fentanilo en México ha arrojado nuevas luces sobre la capacidad de los grupos del crimen organizado para producir grandes cantidades del mortal opioide sintético, y el momento en el que se produce indica que los funcionarios estadounidenses quizá están aumentando la presión sobre los funcionarios mexicanos.

A finales de octubre, el ejército y la Guardia Nacional de México allanaron un laboratorio de drogas sintéticas instalado en una casa con apariencia de clase media en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, en el noroeste del país, donde incautaron 118 kilogramos de lo que se reportó como fentanilo puro, según anunciaron las fuerzas armadas en un comunicado de prensa del 4 de noviembre.

La incautación “ha sido considerada la más grande de la historia”, según el comunicado de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

VEA TAMBIÉN: Impacto del fentanilo ilícito se siente a ambos lados de frontera México-EE. UU.

El ejército sostiene que el laboratorio tenía la capacidad de producir 70 kilogramos de fentanilo al mes, con lo que se podría elaborar unos 70 millones de píldoras falsificadas.

Durante la operación, las autoridades arrestaron a Armando N, alias “El Inge”, presunto cabecilla del Cartel de Sinaloa que al parecer dirigía una célula responsable de parte de la producción de drogas sintéticas del grupo en Culiacán. Cuatro de sus socios también fueron detenidos.

Los funcionarios incautaron varios precursores químicos utilizados para producir ilegalmente fentanilo, así como armas y municiones, dos vehículos, 86.000 pesos mexicanos (alrededor de US$4.000) y casi US$15.000.

Las incautaciones ilegales de fentanilo en México han aumentado considerablemente en los últimos años, sobre todo en la frontera entre Estados Unidos y México. Según datos de la Guardia Nacional de México, hasta finales de septiembre de 2021, las autoridades habían incautado al menos 1.234 kilogramos de fentanilo en todo el país. Esto representa casi un 25 por ciento más que los 994 kilogramos incautados por las autoridades durante los seis años comprendidos entre 2015 y 2020, según datos compilados por México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), un grupo de la sociedad civil.

Análisis de InSight Crime

La reciente incautación de fentanilo da cuenta de la capacidad de los grupos del crimen organizado de México para aumentar la producción de la droga sintética, que se está convirtiendo en uno de los principales productos básicos de su portafolio de tráfico de estupefacientes.

“Estos traficantes ya tienen la experiencia de la producción de metanfetamina, y ese conocimiento se refina y aumenta con el tiempo a medida que ellos se acoplan a las necesidades del mercado; a partir de ahí, comienzan a mejorar en la productividad”, afirma Jaime Arredondo, profesor de Universidad de Victoria e investigador del Instituto Canadiense para la Investigación del Uso de Sustancias.

Los opioides sintéticos se han convertido en el principal causante de la crisis por sobredosis de drogas en Estados Unidos. El año pasado, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) registraron 93.331 muertes por sobredosis, causadas sobre todo por el fentanilo fabricado de manera ilegal, el cual ha llegado a dominar el mercado de opioides de Estados Unidos.

“El mercado de drogas ha evolucionado, y la producción en México parece estar reflejando esa evolución en Estados Unidos”, afirma Cecilia Farfán Méndez, experta en crimen organizado y directora de los Programas de Investigación de Seguridad en el Centro de Estudios Mexicano-Estadounidenses de la Universidad de California, San Diego.

VEA TAMBIÉN: Fentanilo bate nuevos récords: más demanda, más muertes

El momento en el que se produce la denominada incautación récord también llama la atención. El mes pasado, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, como parte de un “diálogo de seguridad de alto nivel”. Esto se produjo poco después de que la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (US Drug Enforcement Administration, DEA) emitiera una alerta de seguridad pública sobre el “fuerte aumento” de las píldoras de fentanilo falsificadas en el país, la “gran mayoría” de las cuales se producen en México, según funcionarios antidrogas.

Las relaciones en materia de seguridad entre Estados Unidos y México no han sido precisamente amistosas en los últimos años, y la incautación de fentanilo podría ser la respuesta de México a la creciente presión para enfrentar el tráfico de drogas, una de las pocas prioridades de seguridad en las que los dos países pueden ponerse de acuerdo.

Aún más, la incautación fue pregonada como un golpe histórico y presentada de manera que atrajera la atención de los titulares, como en efecto lo hizo. Sin embargo, en las fotos exhibidas por las autoridades se ven varias bolsas de lo que parecen ser píldoras de fentanilo ilegales, que, según Arredondo, casi nunca son fentanilo puro.

“El principal ingrediente psicoactivo es el fentanilo, sí, pero es muy raro ver una píldora que sea entre 90 y 99 por ciento de fentanilo. Casi siempre está mezclado con otras cosas”, dijo a InSight Crime. En efecto, un informe de octubre de 2019 elaborado por el Programa de Perfilación de Fentanilo (Fentanyl Signature Profiling Program, FSPP) de la DEA indica que, de 106 tabletas incautadas y analizadas en Estados Unidos, “la tableta promedio contenía 1.7 mg de fentanilo [y] aproximadamente el 75 por ciento de las tabletas exhibidas contenían una combinación de paracetamol, dipirona, lactosa y manitol”.

No hay duda de que esta fue una incautación significativa, pero los expertos recuerdan que es importante tener en cuenta el contexto y hacer un análisis en perspectiva. “Parece que las autoridades mexicanas están tratando de demostrar su capacidad para desmantelar un laboratorio de drogas sintéticas capaz de producir esa cantidad de píldoras”, afirma Farfán Méndez, “pero era solo cuestión de tiempo para que ocurriera algo como esto en Sinaloa”.