El cultivo de coca en Perú tocó un techo histórico en 2022, con el mayor crecimiento de cultivos por fuera de las áreas de siembra tradicionales, según dice un nuevo informe del gobierno peruano.

Perú, el segundo mayor cultivador de coca del mundo, después de Colombia, registró 95.008 hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de coca el año pasado, estima el informe. Esta cifra histórica representa un incremento de 18% sobre las 80.681 hectáreas registradas en 2021 y casi un 54% por encima de las 61.777 reportadas en 2020.

El estudio, publicado el 26 de junio por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) de Perú, usó imágenes satelitales para seguir el desarrollo de las plantaciones de coca en todo el país.

Las hojas de coca son la materia prima para la producción de cocaína, que ha alcanzado picos sin precedentes en Latinoamérica. Mientras que Estados Unidos y Europa siguen siendo los mayores consumidores de la droga, el boom también ha motivado el desarrollo de nuevos mercados en África, Medio Oriente y Asia.

Aquí, InSight Crime explora los hallazgos del informe sobre la cantidad y la distribución geográfica de los cultivos de coca en el país.

Coca se expande en comunidades indígenas y áreas protegidas

La expansión de cultivos de coca en los territorios indígenas y áreas protegidas de Perú están jalonando el crecimiento de los cultivos.

Los cultivos de coca en territorios indígenas aumentaron 87% en 2022, al extenderse a 18.674 hectáreas por encima de las 9.989 detectadas en 2021. La coca sembrada en estos territorios ahora representa el 20% del área total cultivada en el país.

mapa de áreas de cultivo de coca en Perú en 2022

En general, no puede responsabilizarse a las comunidades indígenas de la expansión, afirmó Pedro Yaranga, analista de seguridad peruano. En lugar de eso, personas dedicadas al cultivo de coca han entrado en áreas indígenas atraídos por su carácter remoto.

«Invaden esos terrenos o alquilan temporalmente los terrenos que están ingresando», le explicó a InSight Crime.

La invasión de los cultivos de coca —y el tráfico de narcóticos que estos traen aparejados— han detonado la resistencia de las comunidades indígenas. Los traficantes han respondido con intimidación y violencia, como lo evidencia el asesinato de por lo menos cuatro líderes comunitarios entre 2019 y 2022 en la región de la Amazonía.

VEA TAMBIÉN:  Narcotráfico amenaza a comunidades indígenas en la Amazonía peruana

Así mismo, los cultivos de coca en zonas protegidas se han extendido de 328 hectáreas en 2021 a 439 en 2022. En zonas neutrales, designadas para salvaguardar las áreas protegidas, las hectáreas han crecido de 12.436 a 14.426 en el mismo periodo de tiempo.

El presidente ejecutivo de Devida, Carlos Figueroa, calificó de especialmente preocupante la expansión de la coca a zonas protegidas.

“Mas allá del daño que ya siempre hacían los cultivos de arbustos de coca en territorios nacionales, ahora el daño es adicionalmente más potente porque incluye también delitos ambientales en […] áreas naturales protegidas [y] zonas de amortiguamiento”, declaró a la prensa.

La producción sigue desplazándose a las periferias del país

El cultivo de coca en los departamentos fronterizos de Perú siguió aumentando en 2022, como lo muestra el informe.

Los departamentos fronterizos son atractivos por varias razones.

Muchas áreas en esos departamentos son muy remotas, lo que dificulta la detección y la interdicción por parte de las autoridades. Llevar la producción más cerca de las fronteras también es más rentable, porque facilita el acceso a Brasil y Bolivia, que sirven como corredores de la cocaína hacia los mercados de consumo.

La presencia de las organizaciones criminales que rodean las fronteras de Perú también ha facilitado el cultivo en esas regiones, donde grupos como las ex-FARC mafia, de Colombia, y el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando do Capital, PCC), de Brasil, controlan la salida de cocaína de Perú.

VEA TAMBIÉN: Ucayali, puerta de exportación de cocaína en Perú

El cultivo de coca en los departamentos fronterizos de Perú representó el 45% de la extensión nacional en 2022, sobre 27% en 2019. El incremento fue motivado por un incremento exponencial de los cultivos en los departamentos fronterizos de Loreto (con un crecimiento de 173% entre 2018 y 2022), Ucayali (467%) y Puno (57%).

Por otro lado, la expansión de los cultivos de coca en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), foco tradicional de los cultivos de coca en Perú, se ha desacelerado. La región representó el 47,6% de las hectáreas del país dedicadas al cultivo de coca en 2019, pero solo el 37,6% de dichas hectáreas en 2022.*

Si bien el informe registró grandes aumentos en el cultivo de coca en los departamentos fronterizos en los últimos años, el periodista peruano Iván Brehaut plantea dudas sobre lo novedoso del fenómeno.

El gobierno ha hecho avances en la documentación del avance del problema, le explicó a InSight Crime, pero en años anteriores, las autoridades “no calcularon ni detectaron los cultivos de coca en Perú, especialmente en Ucayali”.

Variabilidad en las campañas de erradicación

El gobierno peruano dirigió sus campañas de erradicación por fuera de las zonas de cultivo tradicionales en 2022, como lo mostró el informe.

El gobierno erradicó el 36% de las hectáreas totales en Ucayali en 2022, y ese número ha aumentado a 62% en lo corrido de 2023. Pero el departamento solo representa el 15% del estimado de hectáreas sembradas con coca.

Lo mismo se aplica al departamento de Huánuco, en el centro del país, que tiene el 4% de los cultivos de coca de Perú, pero registró el 26% del total de hectáreas erradicadas en 2022.

En contraste con puntos críticos de siembra de coca, como el VRAEM, departamentos como Ucayali y Huánuco son blancos fáciles para el gobierno, observó Brehaut en diálogo con InSight Crime. La consolidación de la coca y la historia en torno a su cultivo en el VRAEM conllevan riesgos políticos y económicos para las campañas de erradicación.

La presencia de Sendero Luminoso también ha planteado desafíos históricos para los esfuerzos de erradicación del gobierno en el VRAEM. Aunque el grupo ya no tiene el poderío que ostentaba en los 90, una seguidilla de ataques a las fuerzas de seguridad peruanas a comienzos de 2023 confirmaron que siguen presentes en la región, lo que podría complicar las iniciativas del gobierno.

*En una versión anterior de este artículo se tergiversó la expansión del cultivo de coca en el VRAEM. El cultivo se ha expandido en la región, pero a un ritmo más lento que en el país en su totalidad. Este artículo fue actualizado el 7 de agosto.