El futuro de una controvertida carretera en Honduras, que se cree que es un conducto para el tráfico de drogas, parece ser incierto, ya que el gobierno y las asociaciones locales siguen enfrentándose entre sí.

En junio, el vicepresidente del Instituto de Conservación Forestal de Honduras (ICF), Ángel Matute, anunció que quedaba suspendida la construcción de una carretera a través la región selvática de La Mosquitia, uniendo los departamentos de Olancho y Gracias a Dios, ambos importantes centros para el tráfico de drogas y la tala ilegal de madera en el este de Honduras.

Pero el 5 de julio, Mirna Wood Flores, vicepresidenta de la organización comunitaria afrohondureña Moskitia, declaró que los lugareños defenderían el proyecto «con nuestras vidas». Según Wood, la carretera de 28 kilómetros estaba autofinanciada por poblaciones locales empobrecidas que buscaban mejorar la conectividad entre las comunidades de Krausirpe y Wampusirpi.

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Durante las semanas previas al anuncio hubo una considerable polémica alrededor de la carretera, en parte por su trazado, que atravesaría la Biósfera Río Plátano. Esta reserva natural protegida por la UNESCO, ya viene siendo fuertemente golpeada la deforestación.

Además, hay varias versiones sobre la financiación de la carretera. De un lado, tanto ambientalistas como poblaciones locales, denunciaron que la ruta era construida por narcotraficantes que operan en la zona, según reportó La Prensa. Enfatizaron, además, que el daño ecológico sería grave, dado que su construcción no solo implicaba la tala indiscriminada, sino que también atraería otras actividades como la ganadería ilegal.

A pesar de las afirmaciones de Wood Flores, la carretera se está construyendo sin los permisos legales necesarios, de acuerdo con información recogida por Proceso.

Desde que comenzó la pandemia, la deforestación ha aumentado un 72 por ciento en Río Plátano, mientras que 39.000 hectáreas de bosque han sido arrasadas en la reserva natural en los últimos cinco años.

Análisis de InSight Crime

No está claro quién se beneficiaría más de este proyecto de carretera: las comunidades locales que realmente necesitan mejores infraestructuras o grupos delictivos conocidos por crear rutas clandestinas para el tráfico de drogas, madera y ganado.

La densa selva tropical de La Mosquitia, desprovista de carreteras nacionales, hace casi imposible el acceso a la región por tierra, lo que significa que los contrabandistas a menudo dependen de carreteras ilegales para transportar cargamentos de drogas a otras partes del país.

Este patrón no es raro. En 2019, InSight Crime informó sobre una carretera ilegal, presuntamente construida por narcotraficantes, que iba desde Culmí, en el noreste de Honduras, hasta Tahuaca, en la frontera con Nicaragua.

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La Mosquitia, ubicada en el extremo oriental hondureño, es el principal punto de entrada de cocaína al país debido a su naturaleza aislada y la mínima presencia del Estado. La zona está plagada de pistas clandestinas donde aterrizan avionetas transportando la droga que llega desde Suramérica.

Esta economía criminal despierta otra preocupación: la ambiental. Según el ICF, la Biósfera Río Plátano pierde 2700 hectáreas al año por la deforestación. Esto se debe en gran parte a las actividades de grupos narcotraficantes que se apropian de tierras para crear pistas clandestinas y lucrarse además con la venta de maderas valiosas como la caoba y el cedro, acelerando la pérdida del bosque.

Estos grupos también se involucran con la ganadería ilegal. Según indicó a InSight Crime un activista ambiental de la Reserva, quien pidió no revelar su nombre por razones de seguridad, allí existen granjas ganaderas con narcopistas que lavan dinero para grupos criminales.