Los históricos decomisos de cocaína en Suecia durante los últimos meses ponen en evidencia la creciente importancia de este país nórdico como puerto de entrada para la cocaína que llega de Latinoamérica.

A finales de abril, la aduana sueca decomisó 460 kilos de cocaína en el puerto de Helsingborg, en el estrecho de Oresund, frente a Dinamarca, según anunció el gobierno en un comunicado.

Las autoridades descubrieron las drogas ocultas en compartimientos secretos en el piso de dos contenedores procedentes de Ecuador. Los compartimientos estaban diseñados para que los traficantes pudieran recuperar la cocaína sin abrir el contenedor o descargar la carga legítima, dijeron las autoridades, y añadieron que hallaron sopletes y cortacadenas dejados en el puerto por presuntos traficantes en los últimos meses.

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Desde enero, las autoridades suecas han incautado cerca de 870 kilos de cocaína en Helsingborg, que superan los 822 kilos decomisados durante 2022. La cifra de decomisos del año pasado ya batía todos los récords, por encima de los 261 kilos registrados en 2021. En 2018, la aduana captó 487 kilos de cocaína en el puerto.

«Nuestra conclusión es que Suecia se ha convertido en país de tránsito para el trasiego de estupefacientes. Aquí se despachan grandes cantidades de narcóticos para su posterior distribución a otros países de Europa”, señaló Erik Friberg, jefe de la división criminal de la aduana en el comunicado de prensa.

Análisis de InSight Crime

Los narcotraficantes buscan puertos de ingreso menos comunes y con menor vigilancia para el movimiento de cocaína en Europa, a medida que el escrutinio en los principales puertos del continente aumenta.

Los inadecuados controles de seguridad en puertos secundarios como Helsinborg los hacen puntos de entrada atractivos para los narcotraficantes latinoamericanos, según los funcionarios de aduanas. Friberg subrayó la debilidad del perímetro y las mallas que encierran el puerto, y declaró que este también carece de buena iluminación y de cámaras de vigilancia.

Ecuador se ha convertido uno de los principales puertos de salida de los cargamentos de cocaína que grupos criminales albaneses envían a Europa. Las recientes capturas en Helsinborg demuestran que estos grupos pueden estar experimentando con el trasiego de cocaína por Suecia. En diciembre del año pasado, las autoridades suecas arrestaron a dos ciudadanos albaneses cuando intentaban recuperar 47 kilos de cocaína en Helsingborg. Esas son las únicas capturas recientes relacionadas con tráfico de narcóticos en la zona.

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La ofensiva de las autoridades en puntos álgidos para el tráfico de cocaína —como Amberes y Rotterdam— lleva a los traficantes a buscar rutas secundarias para hacer llegar la droga al otro lado del Atlántico, explicó a InSight Crime Anna Sergi, profesora de Criminología de la Universidad de Essex.

«Existe una tendencia en el tráfico de drogas, especialmente de cocaína, a utilizar rutas contraintuitivas que ofrezcan menores riesgos a corto plazo. Esto permite a los grupos replantearse la estrategia con menos presión de las fuerzas de seguridad, que tardan más en dar con ellos», afirmó Sergi.

Los grandes decomisos de cocaína en Rusia y Noruega muestran que los países del mar Nórdico son puntos de ingreso cada vez más comunes para la cocaína producida en Latinoamérica, pues gran parte de la droga parece estar pasando por estos países en su tránsito hacia otros lugares del continente europeo.

En los dos últimos años, también se han reportado mayores decomisos de cocaína en puertos secundarios de la costa sur del Reino Unido, con incautaciones de varias toneladas, en barcos que transportan carga desde Colombia y el Caribe. Así mismo, el puerto de El Havre, en Francia, se ha consolidado como punto de ingreso importante para la cocaína, con decomisos del orden de las 10 toneladas anuales.