Según un reciente informe, el año pasado fueron asesinados más defensores de la tierra y el medio ambiente en Latinoamérica que en cualquier otra región del mundo, y en el continente la cambiante dinámica del crimen organizado ha puesto a los ambientalistas en mayores riesgos.

En total, 207 defensores de la tierra y el medio ambiente fueron asesinados en 2017, según el reciente informe del observatorio Global Witness. Casi 60 por ciento de estos homicidios se presentaron en Latinoamérica, por lo que este ha sido el año más violento que se haya registrado para estos activistas en la región.

Según el informe, Brasil registró el mayor número de homicidios en la región, con 57 asesinatos, mientras que Colombia y México ocuparon los lugares segundo y tercero, con 24 y 15, respectivamente. México y Perú experimentaron “marcados aumentos” en estos homicidios entre 2016 y 2017, con incrementos de 400 por ciento en México y 300 por ciento en Perú.

También hubo una significativa disminución en el número de defensores de la tierra asesinados en Honduras, donde se pasó de 14 en 2016 a cinco en 2017, aunque el informe hace énfasis en que la represión contra la sociedad civil es “peor que nunca”.

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Según el informe, el agroindustrial es uno de los sectores en los que más se presentan ataques contra los defensores de la tierra, además de la minería, las industrias extractivas y la tala. En general, se considera que las organizaciones criminales son las que más frecuentemente cometen estos ataques, seguidas por el ejército, la policía y las organizaciones paramilitares.

El informe señala además que hay una serie de factores que “acentúan y perpetúan” los riesgos a los que se ven expuestos los defensores de la tierra, como la impunidad generalizada, que les permite a los potenciales asesinos caminar libremente, y la corrupción entre funcionarios gubernamentales y las empresas, los cuales a veces también están en connivencia con los grupos criminales.

(Video cortesía de Global Witness)

Análisis de InSight Crime

Los recientes hallazgos ponen de manifiesto la creciente amenaza que enfrentan los defensores de la tierra y los ambientalistas cuando su activismo amenaza las lucrativas actividades de los grupos del crimen organizado en Latinoamérica, y señalan que la cambiante dinámica criminal puede ponerlos en mayor riesgo.

Por ejemplo, el informe establece una relación directa entre el drástico incremento en los asesinatos de los defensores de la tierra en México y el “enorme aumento” de los asesinatos relacionados con el crimen organizado en todo el país. De hecho, los homicidios relacionados con el crimen organizado alcanzaron un nivel récord en el año 2017, dada la creciente fragmentación de la criminalidad en el país.

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Colombia también ha experimentado una fuerte fragmentación criminal después de la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el año pasado volvió a ubicarse entre los tres países más peligrosos para los defensores de la tierra y el medio ambiente. Los líderes sociales continúan siendo asesinados en niveles alarmantes en lo que va de 2018, dado que las organizaciones criminales se enfrentan por el control de las economías ilícitas.

Pero el crimen organizado no es el único actor responsable.

En otro contexto, las reformas legislativas y de otro tipo han puesto a los defensores del medio ambiente de Brasil en mayor riesgo. El informe señala que el presidente de Brasil, Michel Temer, ha “debilitado sistemáticamente la legislación, las instituciones y los presupuestos” que podrían haber protegido a los defensores de los derechos humanos, e “inclinó la balanza de poderes” en contra de los activistas. Esto ha contribuido a que Brasil siga siendo el país más peligroso para los defensores de la tierra en Latinoamérica durante la última década.