Como el país más grande de Suramérica, Brasil ha producido dos de los grupos criminales más poderosos de la región: el Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) y el Comando Rojo (Comando Vermelho). Ambos comenzaron como pandillas carcelarias, pero luego se transformaron en organizaciones criminales transnacionales involucradas en el tráfico de cocaína a Europa, controlando el movimiento de drogas desde los puertos del país. Además, las pandillas continúan siendo una amenaza nacional, pues sus miembros, asentados en enclaves urbanos, regulan todo tipo de actividades, desde la venta de drogas a nivel local hasta el contrabando de cigarrillos y violentos robos bancarios.
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