Honduras presenta una proliferación de cultivos de coca y campamentos de producción de cocaína, una muestra de que el cultivo ilícito al fin echó raíces en el país después de años de experimentos a pequeña escala.

Entre enero y marzo de este año, las autoridades han destruido cerca de 543.000 plantas de coca, unas 11.000 más que el año anterior, cuando se erradicó un récord de 532.000 plantas, según información de Proceso Digital.

Los dos mayores sembrados de coca se descubrieron en las laderas de Iriona, municipio del departamento de Colón, en la costa Atlántica de Honduras. Los sembrados, que contenían alrededor de 345.000 arbustos en 14 hectáreas, incluían tres laboratorios con capacidad de producción de 50 kilos de cocaína al mes, según estimaron las autoridades. Representantes del gobierno sostuvieron que la cocaína era propiedad del clan narco Montes Bobadilla, un clan familiar narcotraficante originario de Colón.

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La cuna de los cultivos de coca en Honduras ha sido las montañas de Colón y Olancho, departamento al sur de Colón. Los departamentos vecinos de Yoro y Gracias a Dios, regiones selváticas que por largo tiempo han servido como corredor de cocaína, también hacen parte de lo que parece ser la primera región cocalera de Honduras.

Pero este año también han aparecido sembrados de coca en otros lugares del país. Las autoridades erradicaron cerca de 20.000 plantas en la población de Trojes, departamento de El Paraíso, al sur en límites con Nicaragua. Otro sembrado con unas 20.000 plantas se descubrió en la localidad de San Antonio de Cortés, al sur de San Pedro Sula.

También ha incrementado el descubrimiento de instalaciones para el procesamiento del alcaloide junto a las plantaciones de coca. En los laboratorios rudimentarios se han encontrado materiales, como úrea y gasolina, para refinar las hojas de coca y convertirlas en pasta base.

Así mismo, se observa que las plantas de los sembrados de coca en Honduras han aumentado su altura en los últimos años. En los operativos de decomiso se han hallado plantas que miden hasta 2,5 metros, una altura similar a la de los arbustos suramericanos.

Análisis de InSight Crime

Aunque la extensión de los sembrados de coca en Honduras es una fracción de lo que se ve en los países andinos, el cultivo de coca y la refinación de cocaína en el país centroamericano reducen costos, acortan las cadenas de suministro y minimizan los riesgos de incautación de cargamentos en tránsito, todas ellas ventajas para los traficantes.

Aunque Honduras ha servido por largo tiempo como punto de tránsito para la cocaína suramericana en su trayecto hacia el norte, no fue sino hasta 2017 que se descubrió el primer gran sembrado de coca en Olancho. Tres años después, las actividades de erradicación de coca de las autoridades se multiplicaron por diez, al pasar de 40.000 plantas en 2019 a más de 400.000 en 2020.

“Esto no es una prueba, esto es producción”, como lo señaló el analista sobre política y delincuencia en Honduras, Dardo Justino Rodríguez, en conversación con InSight Crime.

El área del país limita la escala de los cultivos de coca, pero los sembrados se han propagado a regiones en las que no se habían visto anteriormente, comentó Rodríguez. Ha empezado a aparecer coca en la zona costera de la Mosquitia, una extensa región selvática de difícil acceso para las autoridades y que sirve como centro de narcovuelos y estación de paso para la cocaína. Los cultivadores también han empezado a separar las plantaciones en pequeños sembrados, lo que permite ocultar la coca en medio de otra vegetación para hacerla menos visible a las patrullas aéreas, explicó Rodríguez.

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La coca parece haberse integrado a la infraestructura del tráfico en Honduras. Durante los operativos del ejército, muchas veces se descubren sembrados cerca de pistas clandestinas, laboratorios y alijos de cocaína. Es probable que los responsables de esas operaciones sean pequeños grupos traficantes, opinó Rodríguez.

“No podrán producir tanta cocaína como en Colombia”, señaló. “Pero podrán producir una parte. Y tener producción local implica menos fronteras que cruzar y menores riesgos hasta el destino final en Estados Unidos. Solo hay que cruzar Guatemala y México, dos países donde la corrupción pulula y donde tienen conexiones con el crimen organizado”.

Con la superabundancia de cocaína que sigue saliendo del sur hacia el centro de América, la escasez de suministros no parece ser el incentivo para la producción en Honduras, observó Nicholas Magliocca, profesor asociado de la Universidad de Alabama, quien publicó recientemente una investigación en la que analiza las tendencias del tráfico de cocaína en Centroamérica, aunque no el cultivo de coca.

El aumento del tráfico de cocaína hacia Europa mediante buques de contenedores puede ser el incentivo para que los traficantes hondureños emprendan la producción de cocaína. En años recientes, se han descubierto enormes cantidades de cocaína en cargamentos procedentes de puertos guatemaltecos y hondureños con destino a Europa.

Por otro lado, los traficantes regionales pueden estar buscando operar independientemente de los proveedores suramericanos, opina Magliocca. El nuevo ministro de seguridad de Honduras, Ramón Sabillón, declaró a AFP en una entrevista reciente que los carteles del país están buscando hacerse «semiautónomos».

Magliocca añadió que si estos grupos «pudieran llevar cocaína hasta los puertos e introducirlos en algunos de esos buques de contenedores, la motivación de las potenciales ganancias sería suficiente».