Las autoridades de la provincia de Bocas del Toro, en el noroccidente de Panamá, han interceptado varios buques que transportaban grandes cantidades de cocaína, un indicio de que los traficantes están utilizando el archipiélago como parte de las extensas rutas del mar Caribe, ya que los cierres fronterizos por la pandemia dificultan los movimientos por tierra.

El Servicio Nacional Aeronaval de Panamá (SENAN) incautó 2.969 paquetes de cocaína que pesaban casi tres toneladas y fueron halladas en dos lanchas rápidas en el archipiélago de Bocas del Toro, en límites con Costa Rica, según un tuit de la entidad con fecha del 16 de septiembre.

La incautación es la más reciente de una serie de redadas. Entre enero y julio de 2020, se incautaron 10,5 toneladas de cocaína en aguas frente a Bocas del Toro, un tercio de las casi 35 toneladas registradas a nivel nacional, según cifras del Ministerio Público citadas por el medio de comunicación Metro Libre. Según La Estrella de Panamá, hubo lanchas a motor involucradas en más de la mitad de las incautaciones.

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Además, han regresado métodos de tráfico más sofisticados. En febrero de 2020, el SENAN interceptó un submarino que transportaba cinco toneladas de cocaína en Bocas del Toro. Hace “unos 10 años que no se veía o se detectaba la presencia de semisumergibles en el Caribe”, como dijo un alto oficial de la marina colombiana a la revista militar digital Diálogo.

El narcotráfico a gran escala sigue afectando a Panamá, y las incautaciones de cocaína han aumentado, llegando a un récord de 78 toneladas en 2019. El 16 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incluyó a Panamá en un comunicado en el que se identifican los principales países de producción y tránsito de drogas en el mundo.

El fiscal superior de drogas de Panamá, Javier Caraballo, señaló que el aumento tanto en el número como en el volumen de incautaciones en el Caribe marca una tendencia, que “todavía estamos estudiando para ver cómo podemos adaptarnos rápidamente”, dijo a la agencia de noticias EFE.

Análisis de InSight Crime

Si bien durante mucho tiempo los traficantes han preferido el tráfico marítimo de drogas a través del Pacífico en lugar de las rutas terrestres de Panamá, los cierres de las fronteras con Colombia y las restricciones en las carreteras desde el comienzo de la pandemia de coronavirus aparentemente los han obligado a utilizar más las rutas del Caribe.

Aunque las incautaciones no son una forma perfecta para cuantificar el narcotráfico, es probable que varios factores hayan llevado al aumento de las interceptaciones de lanchas rápidas frente a las costas de Bocas del Toro.

En primer lugar, las patrullas marítimas han aumentado, como afirma Grisel Bethancourt, periodista independiente ubicada en Panamá. Los traficantes también están utilizando cada vez más las rutas marítimas “porque es más fácil llevar más toneladas de drogas pues vienen directamente de Colombia”, dijo la periodista a InSight Crime.

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Panamá suele conocerse como la “boca del embudo” debido a la frontera que comparte con Colombia, el mayor productor mundial de cocaína. Bocas del Toro está en una posición ideal dentro de ese embudo. El hecho de ser un archipiélago facilita la ocultación y el contrabando de cargamentos de drogas, y su inaccesibilidad (las conexiones por carretera existen apenas desde la década de los ochenta) complica las labores de interceptación. Comparte además una porosa frontera con Costa Rica, la cual atraviesa un parque nacional, en el cual ha existido narcotráfico.

Según Bethancourt, es muy inusual que las naves cargadas con drogas lleguen tan al norte en aguas caribeñas frente a la costa de Panamá. En general, los traficantes prefieren enviar barcos desde la ciudad colombiana de Turbo, frente al Golfo de Urabá, hasta la provincia de Colón, explica la periodista.

El aumento en las incautaciones de cocaína podría estar relacionado con la reapertura de ciertas rutas de drogas por parte de uno de los grupos de tráfico más poderosos de Colombia: Los Urabeños, denominados por el gobierno como el Clan del Golfo. Fuentes en el norte de Colombia informaron al Proyecto sobre Crimen Organizado y Corrupción (Organized Crime and Corruption Project, OCCRP) que varias de estas rutas reabiertas operan en efecto a través de Panamá.

Por último, el aumento del tráfico en el Caribe también refleja un patrón general en toda Centroamérica. Honduras ha experimentado un drástico aumento de las incautaciones de cocaína este año, principalmente en la provincia de Gracias a Dios, en la costa caribeña. Asimismo, Guatemala sigue padeciendo el flujo de altos volúmenes de cocaína a través de sus puertos en el Caribe. En cuanto a Costa Rica, se ha observado que tanto las comunidades en las costas del Caribe como los puertos más grandes se han convertido en epicentros del narcotráfico.