Un recordatorio de la importancia de la figura de las empresas fachada para los grupos criminales en Latinoamérica es la acusación a alias “Chepe Diablo”, por el presunto lavado de dinero mediante estas estructuras en Panamá.

La Fiscalía General de El Salvador señaló que José Adán Salazar Umaña, alias “Chepe Diablo”, sospechoso de liderar el Cartel Texis, supuestamente abrió empresas de papel en Panamá para lavar dinero, informó La Prensa Gráfica el 6 de abril.

Chepe Diablo fue capturado el 4 de abril acusado de encabezar una organización criminal responsable de lavar cerca de US$215 millones.

Jorge Cortez, jefe de la Unidad de Investigación Financiera de la Fiscalía General, declaró que Chepe Diablo comenzó la creación de empresas en Panamá cuando su nombre apareció en la “Lista de capos” (Kinpin list) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en mayo de 2014, como resultado de lo cual se le cerraron sus cuentas en bancos salvadoreños.

En vista de que la organización de Chepe Diablo “estaba acumulando mucho efectivo”, miembros del grupo criminal decidieron “crear sociedades a nombre de otras personas”, informó La Prensa Gráfica citando a Cortez.

Tres personas han sido implicadas en la estructura de blanqueo de capitales de Chepe Diablo en Guatemala, según otra nota de La Prensa Gráfica aparecida el 17 de abril. Uno de ellos, Rodolfo José Leiva Fajardo, está vinculado presuntamente a una firma panameña cuyo nombre apareció en la filtración masiva de documentos, conocida como los Panama Papers, en 2016.

Chepe Diablo fue retirado de la lista de OFAC el 7 de abril de 2017, pero sigue detenido en El Salvador en espera de comparecer en juicio.

Análisis de InSight Crime

No debe sorprender el hecho de que Chepe Diablo presuntamente dependiera de empresas de papel para blanquear dinero. Un reciente informe de Integridad Financiera Global, organización por la defensa de los derechos con sede en Washington D. C., estimaba que las actividades ilegales transnacionales generan entre US$1,6 y $2,2 miles de millones anuales, gran parte de los cuales se mueve por medio de estructuras financieras legales, entre ellas empresas fachada.

Los grupos del crimen organizado deben invertir sus ingresos para permitir la continuidad de sus operaciones criminales. Para esto, las redes criminales usan desde hace largo tiempo empresas fachada para lavar dinero en bancos sin ser detectados. En menor grado, también dependen de esquemas de lavado basados en el comercio, los cuales esconden los flujos financieros ilegales haciéndolos parecer transacciones comerciales legales.

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La divulgación del escándalo de los Panama Papers pareció fomentar la lucha por la transparencia financiera en toda la región. Pero como ya lo mencionó InSight Crime, y como lo demuestra el caso de Chepe Diablo, Latinoamérica aún tiene un largo camino por recorrer en términos de fortalecimiento de políticas que contrarresten el lavado de dinero y combatan los flujos financieros ilícitos que permiten que los grupos del crimen perpetúen sus actividades.