Luego de un operativo militar ejecutado en las selvas de Colombia, el ELN sufrió la pérdida de alias Uriel, uno de sus comandantes más mediáticos. Aunque se trata de una victoria militar para las fuerzas de seguridad, es poco probable que marque una diferencia real en el constante progreso criminal del grupo guerrillero.

En medio de una operación conjunta entre las Fuerzas Militares y la Policía Nacional con el apoyo de Fiscalía General de la Nación, fue asesinado el pasado 25 de octubre, Andrés Felipe Vanegas Londoño, alias “Uriel” o “Pedro”, cabecilla político e integrante del Estado Mayor del Frente de Guerra Occidental del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Así lo confirmó el presidente de Colombia, Iván Duque, quien por medio de un pronunciamiento resaltó los resultados de la Operación Odín, por medio de la cual se logró neutralizar a este personaje en la vereda Barranconcito del municipio de Nóvita, localizado en el departamento del Chocó en el noroccidente de Colombia.

“Este criminal era responsable de delitos como el secuestro y asesinato de líderes sociales, la persecución y el hostigamiento a poblaciones, el asesinato de soldados y policías y, también, de conformar y estimular el reclutamiento de menores”, aseguró el primer mandatario en un comunicado oficial.

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Por su lado, el ELN a través de uno de sus negociadores de paz en Cuba, Luz Amanda Pallares, alias “Silvana Guerrero”, confirmó la muerte de Uriel por medio de un audio difundido en medios de comunicación.

Su ascendente influencia mediática y la cercanía que mantenía con Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”, lo llevaron a ser considerado por las autoridades colombianas como un OMINA (Objetivo Militar de Interés Nacional) y llegaron a ofrecer hasta US$ 130 mil (500 millones de pesos colombianos) por su paradero.

Análisis InSight Crime

El asesinato de alias Uriel se convierte hasta el momento en uno de los golpes más importantes que el gobierno colombiano le ha propinado al ELN. No obstante, esta victoria aislada hará poco para detener la expansión transnacional del sindicato criminal más poderoso de América Latina.

Si bien varios de sus líderes se encuentran en Cuba desde que se rompieron los diálogos exploratorios de paz con el Gobierno en 2019, la estructura general de liderazgo del ELN se mantiene intacta ya que el papel de Uriel era más de orden local que nacional.

InSight Crime habló con Luis Fernando Trejos, profesor investigador de la Universidad del Norte, quien comentó que “es una baja de un mando estratégico regional pero que no afecta en nada las dinámicas nacionales del ELN. Como todos los mandos regionales debía asumir varias responsabilidades. Pero su rol era más propagandístico e ideológico, en cierta forma fungía como un relacionista público”.

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Sigue siendo incierto de qué forma el ELN responderá a este ataque, sin embargo, la muerte de Uriel confirma la intención del gobierno colombiano de insistir en la vía militar para reducir al grupo, cerrando todas las opciones para una salida negociada al conflicto, a pesar de los repetidos intentos de esa guerrilla por buscar un cese al fuego.

La importancia de Uriel estaba en la influencia que ejercía dentro de la estructura del Frente de Guerra Occidental, en donde fungía como tercer cabecilla principal bajo las órdenes de Ogli Ángel Padilla, conocido con el alias de “Fabián”, su principal comandante. Este frente es considerado como la segunda facción más importante del ELN, después del Frente de Guerra Oriental, comandado por alias “Pablito”. Su pie de fuerza estaría conformado por 800 hombres aproximadamente, de los cuales 500 estarían en armas y 300 serían parte de las redes de apoyo.

Además de ser una de las figuras más reconocidas del ELN en redes sociales, Vanegas Londoño tenía bajo su responsabilidad el trabajo político e ideológico de la guerrilla en los municipios del sur del departamento del Chocó. Desde allí, Uriel se encargaba de coordinar las estrategias de reclutamiento y adoctrinamiento de campesinos, indígenas y afrodescendientes del occidente del país.

En esta región ubicada sobre el litoral pacífico colombiano, la guerrilla mantiene una disputa armada con el grupo criminal de los Urabeños por el control de territorios estratégicos y economías criminales. La reacomodación de la línea de mando dentro del Frente de Guerra Occidental, así como la reciente ofensiva militar en contra del ELN, podrían detener temporalmente el avance del grupo en Chocó, de acuerdo a algunos analistas.