Brasil batió su propio récord de homicidios el año pasado, al alcanzar cifras sin precedentes que responden a una mezcla de mayor violencia criminal y políticas de seguridad con pocos resultados.

Con 63.880 casos en 2017, Brasil alcanzó una tasa de 30,8 homicidios por cada 100.000 habitantes, según un informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública (Fórum Brasilerio de Seguranca Pública). Esto representa un aumento 2,9 por ciento con respecto a 2016 y es la cifra más alta de homicidios en el país suramericano, en por lo menos la última década.

El 26,3 por ciento de estos homicidios se concentró en las capitales de los estados del país. Acre, Río Grande del Norte y Ceará –ubicados en el norte de Brasil– fueron los estados que tuvieron las mayores tasas de homicidios, mientras que São Paulo, Santa Catarina y el Distrito Federal –­en el centro y sur– tuvieron las tasas más bajas.

La ciudad de Río Branco, en el estado de Acre, tuvo la tasa más alta con 83,7 homicidios por cada 100.000 habitantes.

El informe también señala que las muertes por intervenciones policiales aumentaron en 20 por ciento con respecto a 2016, al alcanzar una cifra de 14 muertos por día (5.144 en total). Por otro lado, los asesinatos de policías se redujeron en 4,9 por ciento, al contabilizarse 367 casos.

Análisis de InSight Crime

Las disputas entre pandillas, las políticas de mano dura y la corrupción son algunas de las razones que estarían detrás de estas cifras sin precedentes.

Como InSight Crime reportó el año pasado, el norte de Brasil ha sido especialmente golpeado por la violencia, debido a la guerra que se desató tanto en las prisiones como en las calles tras la ruptura entre el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), las dos pandillas más poderosas del país.

Este año, una nueva ruptura, ahora entre el CV y otro grupo llamado Familia Do Norte (FDN), podría traer mayores niveles de violencia al norte del país, ya que las rutas de tráfico de cocaína desde países vecinos están en juego.

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La violencia de las pandillas también ha afectado a ciudades como Río de Janeiro, donde la guerra ha involucrado tanto a criminales como policías. El uso excesivo de la fuerza por parte de la policía ha causado numerosas víctimas, y las cifras de este estudio lo asoman como una de las principales causas de muertes.

Desde febrero de este año, el ejército ha tomado el control de la seguridad en el estado de Río de Janeiro, lo cual ha venido acompañado con un “uso desproporcionado de fuerza”, según Marcelo Crivella, el alcalde de de Río.

Por otro lado, la crisis económica por la que atraviesa Brasil, alimentada por escándalos de corrupción, ha resultado en recortes del presupuesto de seguridad. De hecho, el informe sobre homicidios también indica que aunque el gasto de seguridad pública aumentó a nivel federal, ha sido reducido a nivel municipal.