La Policía Nacional de Nicaragua ha registrado la incautación de enormes cantidades de dinero del narcotráfico a la par que se reduce el decomiso de cocaína en comparación con años anteriores, lo que plantea el interrogante de cómo ese organismo en dificultades encuentra el dinero y adónde lo envía luego de su recuperación.

Entre 2017 y finales de junio de 2020, la policía nicaragüense decomisó US$38 millones en dinero de la droga, en la mayoría de los casos tras la captura de cuidadores de fincas o de conductores que transportaban el dinero a granel, o por encontrarlo en maletas “abandonadas”, según una investigación publicada en el mes de julio por la organización periodística local Artículo 66 y Expediente Público.

Durante el primer semestre de este año, el reportaje señala que las autoridades habían confiscado casi US$10,5 millones en 16 operativos.

Y las autoridades parecen estar haciéndose más eficientes. En 2017, la policía supuestamente recogió un poco menos de US$6 millones en 15 operativos. En 2019, se duplicó la cantidad de dinero decomisado en 19 operativos, al pasar a poco más de US$12 millones, según el reportaje de Artículo 66, en un momento en que el país aún estaba recuperándose de una crisis política que sumió a todo el país desde mediados de 2018.

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Pese a haber desplegado la mayoría de sus efectivos en las principales ciudades del país para atender la crisis, los mayores decomisos de dinero han ocurrido en regiones fronterizas a lo largo de la costa Pacífica de Nicaragua, donde hay menor presencia policial, señala Artículo 66.

Más recientemente, la policía se ha visto envuelta en una controversia. En marzo pasado, la Oficina del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para el Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) sancionó a todo el cuerpo por su participación en “graves abusos de derechos humanos” relacionados con la reciente conmoción social, incluido “el uso de munición letal contra manifestantes pacíficos, así como participación en escuadrones de exterminio y la comisión de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y secuestros”.

Análisis de InSight Crime

Para finales de 2018, la reputación de la policía de Nicaragua presentaba una caída en picada. Pasó de ser una institución de orden público con relativamente buena imagen a convertirse en instrumento de la represión desplegada por el presidente Daniel Ortega para aplastar disensos y reprimir duramente las protestas contra su gobierno.

Aunque la agitación se ha mitigado, es curioso el hecho de que los agentes de la ley estén hallando tanto dinero presuntamente del narcotráfico.

En primer lugar, los decomisos de cocaína han presentado una caída considerable en el país. Entre 2017 y 2019, la policía solo incautó alrededor de 16.000 kilogramos del narcótico, según datos de la institución citados por Artículo 66. Diez años atrás, entre 2007 y 2009, las incautaciones ascendían a cerca de 36.000 kilos de cocaína.

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Nicaragua tuvo en el pasado un papel crucial como punto de trasbordo para los cargamentos de cocaína con destino a Estados Unidos. Este no ha sido el caso en épocas más recientes. Otros países centroamericanos, como Honduras y Costa Rica se han posicionado como plataformas predilectas para la cocaína en dirección a los consumidores estadounidenses y europeos. No es claro por qué se han disparado tanto los decomisos de dinero de la droga cuando los decomisos de estas sustancias son una fracción de lo que alguna vez fueron.

Sin embargo, el dinero se sigue acumulando. A finales de junio, se incautaron cerca de US$5 millones en el municipio de San Lorenzo, al este de Managua, la capital del país. La semana siguiente, la policía detuvo a un hondureño y le confiscó US$450.000, presuntamente producto del narcotráfico.

También sigue siendo un misterio el paradero de todo ese dinero, en un momento en que esa institución urgida de efectivo se ajusta a las sanciones estadounidenses. Se dice que en Nicaragua existe un sinnúmero de grandes redes de corrupción y lavado de dinero, algunas de las cuales involucran al mismo presidente Ortega.