Los rumores de que la MS13 prohibió a las mujeres llevar cabello rubio en los mercados han provocado pánico en Honduras, un hecho que demuestra el terror generado por las pandillas del país y que quizá marca el comienzo de un control social de mayor alcance.

El 17 de mayo, presuntos pandilleros en Honduras subieron a un autobús y atacaron a una mujer, golpeándola y cortándole con un cuchillo su cabello teñido de rubio. Al día siguiente, supuestos pandilleros atacaron a otra mujer que tenía pelo rubio, apuñalándola en el cuello.

Estos ataques se presentan casi un mes después de que la policía anunciara que se encontraba investigando denuncias según las cuales la Mara Salvatrucha (MS13) les notificaron a todas las mujeres que trabajan en los mercados en la ciudad de Comayagüela (que junto con Tegucigalpa forma el Distrito Central de Honduras) que debían dejar de teñirse el cabello de rubio. La supuesta razón para esta orden es que de esa manera los miembros de las pandillas podrían distinguir a las mujeres que trabajan en los mercados de aquellas que son miembros de bandas rivales.

La principal pandilla rival en cuestión es un grupo conocido como “Los Chirizos”, cuyos miembros del sexo femenino presuntamente tiñen su cabello de rubio y usan licras (leggings). Supuestamente estas “chirizas” estaban invadiendo territorios de MS13 extorsionando los negocios en los mercados. Un agente de policía, que pidió no divulgar su nombre, le dijo a Tiempo que “hay disputas de territorio y sólo las mujeres de los mareros pueden andar pintado el pelo, utilizar licras y tenis específicos”.

Como resultado, presuntamente los miembros de la MS13 les dijeron a las rubias que trabajan en los mercados que debían cambiar su color de pelo, y al parecer también les prohibieron usar licras con estampados de tigre, ciertos piercings faciales y algunas marcas de calzado. Les advirtieron que si no hacían los cambios necesarios, corrían el riesgo de ser asesinadas.

Dichos rumores e informes no sólo causaron pánico entre las mujeres que trabajan en los mercados, sino que también al parecer muchas de las que hacen compras en los mercados se acogieron a las nuevas reglas.

Sin embargo, Leonel Sauceda, vocero de la policía nacional, le dijo a La Prensa que esos rumores eran infundados, y que no había surgido evidencia creíble que demostrara que había una amenaza contra las mujeres de los mercados. Por el contrario, señaló que los informes estaban siendo enviados por “personas malintencionadas” que buscaban “crear un clima de inseguridad e inestabilidad”.

Además, también ha estado circulando un rumor de que los taxis y autobuses en Tegucigalpa con animales de peluche en sus ventanas están vinculados con ciertas pandillas. Aparentemente los conductores usan los peluches para indicarles a los pandilleros que no han pagado sus cuotas de extorsión, pero que tienen permiso para atracar a sus pasajeros.

Quienes dudan de ambos rumores han señalado que los pandilleros saben quiénes son las mujeres de sus bandas, y que los criminales no necesitan el consentimiento de los conductores para atracar a los pasajeros.

Análisis de InSight Crime

Si los rumores son ciertos, indican que la MS13 está intentando establecer un profundo control social. En cierta medida, este tipo de control social lo han realizado las pandillas hondureñas en otras ocasiones; se sabe que MS13, Barrio 18 y Los Chirizos imponen toques de queda y obligan a los residentes a guardar silencio sobre las actividades criminales en las zonas que controlan. Sin embargo, la presunta prohibición de ciertos colores de pelo y tipos de ropa lleva dichas medidas un paso más adelante y aumenta la incertidumbre de la población civil dado que se amplía el número de objetivos potenciales.

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Como resultado, según informes de prensa, una ambiente de tensión y ansiedad invade actualmente la vida cotidiana en los mercados de Comayagüela y Tegucigalpa. Esta inquietud está alimentada por la falta de conocimiento y certeza acerca de lo que realmente está pasando; por ejemplo, algunas fuentes le dijeron a InSight Crime que eran Los Chirizos, y no la MS13, los que prohibieron el cabello rubio, lo cual contradice los informes de los medios. De hecho, la negativa de los funcionarios hondureños a reconocer las amenazas en los mercados —y los presuntos ataques de las pandillas motivados por el color del pelo—ha creado un ambiente de desinformación y miedo.

A la larga, si bien la desinformación ha permitido que estos rumores no confirmados echen raíces, son los temores de una población traumatizada por vivir con las pandillas y sus amenazas lo que ha permitido que el pánico general crezca.

Los rumores también ponen de relieve la intensa rivalidad entre las pandillas hondureñas. La MS13 —una de las pandillas más peligrosas y organizadas del país— se ha enfrentado tradicionalmente con Barrio 18, otra de las principales pandillas callejeras de Honduras. En los últimos años, la MS13 también se ha enfrentado con Los Chirizos, un grupo menor que al parecer se originó en los mercados de Comayagüela.

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Los Chirizos se desempeñaron en un principio como mulas y escoltas de Héctor Portillo (también conocido como Juan Osorto), alias “Gato Negro”, uno de los principales distribuidores de drogas en el Distrito Central. Después de la pérdida de su benefactor en abril de 2010, Los Chirizos decidieron incursionar en sus propios negocios. Operando en los mercados y en varios barrios del Distrito Central, el grupo ha llegado a ser conocido por su brutalidad, y al parecer utilizan la extorsión, la venta de drogas y el sicariato como sus principales fuentes de ingresos. En el año 2014, las fuerzas de seguridad señalaron que el grupo se estaba profesionalizando cada vez más, convirtiéndose en un actor importante en el hampa de Comayagüela.