Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, fue el comandante en jefe de la organización criminal más poderosa de Colombia, Los Urabeños, también conocidos como el Clan del Golfo o Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC); y era el hombre más buscado del país. Pero su poder se fue debilitando con el cerco gradual de las fuerzas de seguridad hasta su captura en el municipio de Necoclí, cerca de la frontera de Colombia con Panamá, al noroccidente del país, según anunció el presidente Iván Duque el 23 de octubre de 2021.

Desde su captura, Los Urabeños han tenido problemas para mantener su cohesión debido a la búsqueda de más independencia de varias subestructuras o franquicias, lo que puede ser una consecuencia de la ausencia de la figura de mando unificadora de Otoniel.

Luego de su arresto, Otoniel compareció varias veces ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para declarar sobre su participación en el crimen organizado, su historia con los grupos paramilitares y sus conexiones con autoridades y figuras públicas.

El 4 de mayo, Otoniel fue extraditado a Estados Unidos para responder por cargos de narcotráfico en el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York. Su extradición anticipa un juicio memorable en el que podrían salir a la luz muchas revelaciones sobre el alcance de sus actividades criminales.

A principios de 2023 Otoniel se declaró culpable de manejar un empresa criminal dedicada al envío de droga ante las autoridades estadounidenses y está a la espera de su condena.

Historia

Otoniel empezó su carrera criminal dentro del antiguo grupo guerrillero el Ejército Popular de Liberación (EPL). Pese a que se desmovilizó del EPL en 1991 con otros 2.500 miembros, poco después regresó a combatir, cuando él y su hermano Juan de Dios Úsuga, alias “Giovanni” se enrolaron en las fuerzas paramilitares Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).

Posteriormente, las ACCU fueron absorbidas por las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y Otoniel fue enviado a integrar las filas del Bloque Centauros de las AUC. Allí, trabajó bajo el mando del jefe financiero del bloque, Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, lavando activos y cobrando extorsiones. En 2005, volvió a deponer las armas, esta vez dentro de la desmovilización de las AUC. Una vez más, su reinserción a la vida civil duró poco y Otoniel se alió con Don Mario para ayudar a formar la organización criminal conocida como Los Urabeños.

Después de que las autoridades colombianas capturaron a Don Mario en 2009, Otoniel y su hermano Giovanni asumieron el control total del grupo.

Bajo el comando de su hermano, Los Urabeños comenzaron a expandirse por el país, usando una mezcla de violencia y acuerdos ilegales, empezando así la trayectoria que los llevaría a ser en su momento el grupo criminal más poderoso de Colombia.

En enero de 2012, las fuerzas colombianas mataron a Giovanni, dejando a Otoniel como comandante en jefe de Los Urabeños. Desde entonces quedó al mando de un pequeño anillo de comandancia integrado por sus antiguos compañeros del EPL y las AUC. Bajo el liderazgo de Otoniel, Los Urabeños siguieron con su expansión, absorbiendo a sus rivales o eliminándolos, y en poco tiempo llegaron a ser la única organización criminal colombiana con un alcance realmente nacional.

En 2015, las fuerzas de seguridad lanzaron la Operación Agamenón, una ofensiva que desplegó a los mejores agentes antinarcóticos y más de 1.000 policías y militares a Urabá, la fortaleza de Los Urabeños en el noroccidente de Colombia; con el objetivo de debilitar las operaciones del grupo y dar con el paradero de Otoniel. El jefe criminal pidió al gobierno la negociación de su sometimiento, incluso a través de una grabación en la cual hizo la solicitud públicamente en septiembre de 2017. Sin embargo, dichas negociaciones no culminaron en un sometimiento exitoso. El mismo año, la policía colombiana aseguró que Agamenón había desarticulado la “mitad” de las fuerzas de Los Urabeños.

En 2018, se renovó la operación como Agamenón 2, hasta con 3.000 soldados al parecer dedicados a combatir a Los Urabeños. Esta presión sostenida sin duda debilitó a Otoniel, pues llevó a la captura o muerte de sus consejeros más cercanos, y a la captura y extradición de un hermano, una hermana y un primo a Estados Unidos.

En los últimos años, el trabajo de campo de InSight Crime sugirió que Otoniel había ido perdiendo el control directo de las operaciones de Los Urabeños en el país, y que nuevos comandantes tomaban el control de regiones claves.

Tras su captura, los medios colombianos revelaron cómo fueron sus últimos meses tratando sin éxito de mantener la ventaja sobre las fuerzas de seguridad en el Nudo de Paramillo, cordillera con numerosas vías fluviales al noroccidente de Colombia.

Otoniel fue extraditado a los Estados Unidos a mediados de 2022, apenas seis meses luego de su captura en Colombia; en donde se ha declarado culpable de dirigir la empresa criminal multimillonaria del Clan del Golfo, además de cargos relacionados con la distribución de droga, frente a una corte federal de Brooklyn, Nueva York.

Ante esto el Fiscal General de los Estados Unidos, Breon Peace, comentó que «con la declaración de culpabilidad de hoy, termina el sangriento reinado del narcotraficante colombiano más violento e importante desde Pablo Escobar»

Así, Otoniel se enfrenta a una condena que va de los 20 años de prisión a cadena perpetua. Como parte del acuerdo de culpabilidad, Otoniel aceptó entregar $216 millones de dólares.

Actividades criminales

Otoniel era el líder de una de las organizaciones criminales más grandes de Colombia, la cual controla territorios estratégicos para la producción y el tráfico de narcóticos y ofrece sus servicios a narcotraficante independientes. También maneja rutas para sus propias actividades de narcotráfico. Las células locales de Los Urabeños participan en una variedad de actividades criminales, incluyendo la extorsión, la minería ilegal, el microtráfico y el contrabando, y muchas de esas pagan un porcentaje de sus ganancias a la comandancia nacional.

Tras su arresto, el gobierno colombiano divulgó una lista de sus presuntos delitos, en la que lo acusaba de «homicidio agravado, reclutamiento forzado, conspiración para delinquir, extorsión y secuestro, terrorismo, porte ilegal de armas, narcotráfico […] desaparición forzada y reclutamiento ilegal de menores».

Geografía

Se cree que Otoniel operaba principalmente en Urabá, su región nativa y bastión de Los Urabeños, y en el vecino departamento de Córdoba. Urabá es una subregión del departamento de Antioquia, al noroeste de Colombia. Vivía prófugo, y según informes utilizaba tácticas de guerrilla para evitar su captura, como por ejemplo viajar solo a pie o en mula, además de nunca dormir en el mismo lugar por varias noches consecutivas.

En octubre de 2021, fue capturado por fuerzas del gobierno en Necoclí, municipio costero al noroccidente de Colombia, cerca de la frontera con Panamá.

Aliados y enemigos

Otoniel y su hermano Giovanni expandieron la influencia de Los Urabeños mediante la confrontación violenta con sus rivales, como Los Rastrojos, a la par que establecía alianzas con grupos criminales locales y narcotraficantes por todo el país. En muchos casos, estos actores llegaron a hacer parte de la “franquicia” de Los Urabeños. En algunas regiones, el grupo también logró acuerdos de narcotráfico con las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

También en la ciudad de Medellín hicieron un pacto con la mafia local, la Oficina de Envigado, contra la que antes se habían enfrentado por el control de la ciudad. También contratan a bandas locales para actividades como microtráfico, extorsión y sicariato.

En el nuevo escenario criminal que se está formando tras la desmovilización de las FARC, Los Urabeños han desatado disputas territoriales feroces contra la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y grupos ex-FARC mafia.

En 2020 y 2021, el grupo también participó, aunque de manera limitada, en la contienda que se está librando por las economías criminales transfronterizas entre Colombia y Venezuela, y al parecer llegaron a cierta alianza con sus antiguos enemigos, Los Rastrojos, para combatir al ELN. No obstante, su impacto en Venezuela se ha mantenido en cierto modo limitado, en comparación con el ELN o la ex-FARC Mafia. Dado que esto se dio en los meses previos a la captura de Otoniel, no se conoce cuánta influencia tuvo en estos acontecimientos.

Desde 2015, Otoniel y la comandancia de Los Urabeños fueron blanco de la Operación Agamenón. Esto puso a Otoniel a la defensiva, pues tenía que trasladar regularmente su campamento alrededor de Urabá y de otros lugares de Antioquia. Aunque las fuerzas de seguridad tardaron varios años para encontrar su rastro, una muestra del apoyo que Otoniel recibía y al conocimiento de la zona entre sus fuerzas, la presión sostenida terminó por alcanzarlo.

Su sucesor en Los Urabeños parece ser Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias «Chiquito Malo». Veterano en el grupo, Chiquito Malo entiende muy bien cómo funcionan el tráfico de estupefacientes y otras economías criminales en Urabá, feudo de Los Urabeños, pero puede tener problemas en el intento de mantener el grupo unido en todo el territorio colombiano.

Perspectivas

La trayectoria criminal de Otoniel parece llegar a su fin con su extradición y posterior aceptación de culpabilidad en Estados Unidos, algo que ha pasado con otros capos del narcotráfico en el pasado.

Aunque se había mantenido como jefe de los Urabeños o Clan del Golfo, Otoniel se convirtió en el objetivo principal de una persistente cacería por parte de las autoridades colombianas, con el inicio de la Operación Agamenón en 2015.

En el marco de esa operación fueron capturados su hermano y lugarteniente en 2019 y su hermana en 2021. Eran frecuentes las especulaciones en la prensa colombiana de que el ejército estaba pisándole los talones en el noroccidente de Colombia y su eventual captura o baja eran cuestión de días.

Su extradición siguió a la de sus familiares y otros jefes de Los Urabeños que han sido extraditados en el pasado reciente. Y su aceptación de culpabilidad sigue el ejemplo de lideres narcotraficantes como Juan Carlos Ramírez Abadía, alias ‘Chupeta’, antiguo líder del Cartel del Norte del Valle, quien aceptó cargos y ha colaborado con las autoridades de ese país desde 2007.

La cuestión ahora es qué sucederá con la organización que Otoniel dirigió. Aunque el presidente Duque calificó su arresto como el golpe más importante al narcotráfico en Colombia desde la captura de Pablo Escobar, no se conoce con certeza el impacto directo de su detención.

Al vivir prófugo, Otoniel se aisló cada vez más, y su oferta de sometimiento al gobierno casi seguramente debilitó su autoridad entre las diversas facciones de Los Urabeños. Las investigaciones de InSight Crime indican que durante varios años Otoniel dejó de tener la lealtad absoluta de los comandantes de la organización, quienes solo seguían sus órdenes si coincidían con sus intereses.

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