Una encuesta realizada en Venezuela indica que un creciente porcentaje de la población cree que los organismos estatales ejecutan y facilitan actividades del crimen organizado.

La encuesta conjunta (pdf) del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), el Observatorio de Delito Organizado y el Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO) señala que gran parte de los venezolanos cree que las fuerzas de seguridad están involucradas en el tráfico de drogas y de armas.

Al entrevistar a 3.500 personas de siete estados venezolanos, la encuesta halló que el 66 por ciento de venezolanos cree que la policía y el ejército venden armas a los grupos del crimen organizado. Entre tanto, el 62 por ciento de los encuestados afirmaron que piensan que los narcotraficantes incluyen elementos corruptos del ejército, 52 por ciento por encima de la cifra en 2013 (Ver el gráfico siguiente).

También es probable que los venezolanos piensen que el gobierno facilita el crimen organizado y la corrupción en formas menos directas. Entre 63 y 72 por ciento de los encuestados dijo que las políticas económicas del gobierno han permitido que florezcan la corrupción, el mercado negro para moneda extranjera, el tráfico de gasolina de contrabando y el contrabando de productos básicos, o “bachaqueo” (Ver el gráfico siguiente).

Según Roberto Briceño León, director del OVV y de LACSO, el crimen organizado en Venezuela se ha sofisticado.

“Ha habido una transformación del crimen en Venezuela”, declaró Briceño León a Infobae. “[Los grupos criminales] pasaron de ser desorganizados a estar cada vez más organizados, con grupos importantes que llegan a tener en algunos casos más de 600 miembros”.

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La percepción del fortalecimiento de los grupos del crimen organizado parece tener un impacto importante en la seguridad ciudadana. 66 por ciento de los encuestados se sienten más inseguros que hace 12 meses, mientras que apenas el 6 por ciento dicen sentirse más seguros. Por lo menos la mitad de los encuestados cree que es “fácil” que alguien resulte muerto en su barrio, sobre 35 por ciento en 2013.

Análisis de InSight Crime

La encuesta apunta a varias tendencias criminales en Venezuela que InSight Crime ha estado siguiendo de cerca. A finales de 2014, InSight Crime seleccionó a Venezuela como el país latinoamericano con más probabilidades de ver un aumento en la inseguridad y la actividad del crimen organizado por muchas de las razones destacadas en el informe.

Como lo muestra la encuesta, los criminales han hallado numerosas formas de explotar las políticas económicas del país que han contribuido a profundizar la crisis financiera. Empresarios inescrupulosos han manipulado el estricto sistemas de control de divisas del gobierno y la superinflación para lavar millones de dólares en ganancias de la droga. Otros oportunistas han aprovechado las grandes diferencias de precios en productos básicos y la gasolina trayendo contrabando a través de la frontera a Colombia, donde pueden venderse con un margen de ganancia desproporcionado.

Además, la encuesta indica que a los venezolanos les quedan pocas dudas sobre el rol activo que desempeñan las instituciones del Estado en el hampa del país. Se cree que una misteriosa red de militares corruptos, conocida como el Cartel de los Soles, está implicada de lleno en el tráfico internacional de cocaína. Entre tanto, se dice que el gobierno de Estados Unidos está investigando a varios funcionarios de alto rango del gobierno por vínculos con el tráfico de cocaína, entre ellos Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y segundo en el mando del país. 

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Pero tal vez la tendencia más preocupante que destaca el informe es la evolución de las organizaciones criminales locales, posiblemente impulsadas por el caos económico y político que arrastra a Venezuela. Desde mediados de 2014, han surgido informes de sofisticación de las estructuras criminales y de pandillas fuertemente armadas en las dos mayores ciudades del país, Caracas y Maracaibo.

Sin embargo, aún no parece que las pandillas venezolanas hayan desarrollado el mismo grado de sofisticación de empresas criminales en otras partes de Latinoamérica. Y no es claro hasta qué punto los grupos locales han pasado por la “transformación criminal” a la que alude Briceño León.

El informe también da mayores indicaciones, pero poca evidencia concreta de que la situación de seguridad en Venezuela siga empeorando. Según el OVV, Venezuela registró un índice de homicidios de 82 por 100.000 habitantes en 2014, la mayor cifra de asesinatos al menos desde 1998.

Pero algunos observadores cuestionan la validez de las cifras del OVV, y su director Briceño León ha admitido anteriormente que su metodología de conteo de homicidios “no cumple todos los estándares”. Sin embargo, se cree que la cifra dada por el OVV suministra la mejor indicación de la tasa de homicidios, pues los datos del gobierno con frecuencia son inexistentes u obedecen a intereses políticos.