La mayor incautación de cocaína que se ha hecho en Alemania pone de relieve el papel de la ciudad puerto de Amberes, en la vecina Bélgica, como un punto de entrada importante para las drogas que llegan a Europa, además de confirmar el impacto de la creciente producción de cocaína suramericana en las tendencias del tráfico a nivel mundial.

Tras el anuncio de las autoridades alemanas acerca de que en el mes de julio se había interceptado una cantidad récord de cocaína en el puerto de Hamburgo, surgieron noticias similares sobre grandes incautaciones de cocaína procedentes de países cercanos, como España, lo que sugiere que el auge de la producción de la droga en Colombia podría estar animando a los traficantes a enviar grandes cantidades de la misma a Europa.

El 20 de julio, Deutsche Welle informó que, entre los meses de marzo y mayo, la policía de Hamburgo había incautado tres cargamentos de cocaína que en total sumaban 3,8 toneladas métricas de la droga. Dos de estos cargamentos, incluyendo una carga récord de 1,6 toneladas, provenía de Paraguay, mientras que el tercer cargamento provenía de Uruguay.

Los tres cargamentos ilegales se habían ocultado entre carga comercial legítima utilizando una técnica conocida como “gancho ciego” (“rip-on/rip-off”), mediante la cual los traficantes falsifican los sellos que se ponen para prevenir este tipo de alteraciones.

Las autoridades alemanas dijeron que la droga tenía un valor total de unos US$920 millones.

Nuevas tendencias, técnicas similares

Los funcionarios europeos consultados por InSight Crime dijeron que este récord de incautaciones refleja una nueva tendencia de los traficantes, quienes están enviando cargamentos de cocaína más grandes a Europa.

“Claramente, se está pasando de cargamentos pequeños a grandes cargamentos de cocaína que son enviados de Suramérica a Europa”, dijo Stefan Kirsch, portavoz del director general del servicio nacional de aduanas de Alemania.

Kirsch le dijo a InSight Crime que las autoridades alemanas empezaron a notar esta tendencia durante el verano de 2016.

“Durante los últimos años hasta el primer semestre de 2016, observamos incautaciones de entre 50 y 200 kilogramos, máximo. Esto cambió drásticamente en el segundo semestre de 2016”, dijo.

Un funcionario judicial belga que se ocupa a diario de los casos de tráfico de estupefacientes y que habló bajo condición de anonimato por razones de seguridad, le dijo a InSight Crime que las autoridades habían visto una tendencia similar en el país vecino.

El cargamento típico de cocaína pasó de un poco más de 100 kilos a “un promedio de 300 a 600 kilogramos”, dijo el funcionario, un aumento que se relaciona directamente con el incremento en la producción de cocaína en los Andes, así como con la caída en los precios al por menor de la cocaína a nivel local, que pasó de aproximadamente 32.000 euros (unos US$38.000) por kilo a un promedio de 20.000 euros (poco menos de US$24.000).

La disminución en el precio podría estar relacionada con el aumento en la oferta. En su más reciente informe de junio de 2017, el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) señaló la creciente disponibilidad de cocaína en la región.

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Al mismo tiempo, los funcionarios consultados por InSight Crime dicen que al parecer los traficantes no han cambiado sus tácticas para traficar cargamentos de mayor tamaño. Parece que, simplemente, los han agrandado.

Por ejemplo, Kirsch señaló que la técnica de “gancho ciego” es el “modus operandi preferido” por los narcotraficantes, quienes han utilizado dicha técnica por años. Según el OEDT, el número de contenedores incautados en los que se demostró el uso de esta técnica fue hasta del 70 por ciento en 2012.

Además, Kirsch dijo que el alto nivel de pureza de la cocaína incautada estaba en consonancia con lo que se ha observado en el pasado.

Hablando sobre las investigaciones en curso en varios países, Kirsch prefirió no hacer comentarios sobre los actores criminales sospechosos de ser los responsables de los cargamentos. Sin embargo, cuando se le preguntó si los tres cargamentos habían sido traficados por el mismo grupo, Kirsch señaló que “parece ser una sorprendente coincidencia que las tres incautaciones utilizaron más o menos la misma ruta, el mismo modus operandi y que [en términos de tiempo] estuvieran […] tan cerca unos de los otros”.

Llama la atención la ruta que siguieron los cargamentos de cocaína. Según el más reciente “Informe Mundial sobre las Drogas”, publicado por Naciones Unidas, la mayor parte de la cocaína que sale de Suramérica con destino a Europa pasa por Brasil. Algunas estimaciones sugieren que hasta el 80 por ciento de la cocaína con destino a Europa pasa específicamente por el activo puerto de Santos.

Kirsch dijo que las rutas de drogas que parten de Uruguay y Paraguay —un país sin litoral que sin embargo tiene la tercera flota fluvial del mundo, después de China y Estados Unidos, la cual lo conecta con Argentina y Brasil— son de importancia secundaria, pero creciente.

La conexión belga

Kirsch también se refirió a la creciente utilización del puerto belga de Amberes como punto de entrada y como destino final de los cargamentos de cocaína enviados a Europa.

“Los cargamentos debían enviarse desde Hamburgo hasta Amberes por mar […] y las drogas serían separadas en Amberes”, explicó Kirsch, refiriéndose a la droga interceptada en la serie de incautaciones sin precedentes a principios de este año.

El uso de Amberes como punto de tránsito para la cocaína en Europa no es nada nuevo. Pero los comentarios de Kirsch se suman a otros comentarios que sugieren que el papel del puerto en el tráfico de cocaína puede ir en aumento.

Según las estadísticas de incautación de Unión Europea, en el año 2015 se confiscó en Bélgica más cocaína que en cualquier otro país europeo, con excepción de España. En Amberes se interceptaron 15,9 toneladas métricas del total de 17,5 toneladas incautadas en el país ese año. En otras palabras, las incautaciones de cocaína en la ciudad puerto representan casi una cuarta parte de la cantidad total incautada en toda la Unión Europea en 2015, un poco menos de 70 toneladas métricas. De hecho, las incautaciones de cocaína en Amberes se han disparado, pasando de sólo 8,3 toneladas métricas en el año 2014 a casi 30 toneladas métricas en 2016.

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Una de las razones por las que Amberes es atractivo para los traficantes es la magnitud de la actividad portuaria en este lugar, el segundo puerto de Europa después del de Rotterdam, en los Países Bajos.

El funcionario judicial belga que fue entrevistado por InSight Crime se refirió al número de líneas directas que conectan la ciudad con los puertos suramericanos, lo cual, según él, presenta menos riesgos para los traficantes que las rutas con escalas porque las rutas directas tienen menos puestos de control aduanero. Dijo además que el aumento de la automatización en otros grandes puertos europeos ha complicado las operaciones de los narcotraficantes allí.

“Rotterdam se está automatizando cada vez más. No hay interferencia humana en los muelles; allí sólo hay máquinas programadas por computador. Por eso, si hay alguien, con uniforme o no, caminando por entre los contenedores del terminal, es inmediatamente sospechoso”, dijo el funcionario.

Agregó que sólo un 2 por ciento de los contenedores que atraviesan por Amberes pasan por escáneres para verificar si llevan mercancías ilícitas, y dijo que “los contenedores en Amberes todavía son manejados por trabajadores de los muelles que se pueden sentir atraídos por el dinero rápido y fácil que les ofrecen las organizaciones criminales”.

Los puertos donde hay trabajadores humanos corruptibles son cruciales para el éxito de la ampliamente usada técnica del “gancho ciego”. Y al igual que Rotterdam, Hamburgo ha automatizado significativamente sus servicios en los muelles (hay quienes incluso consideran que este puerto es pionero en este sentido). Esto permitiría explicar por qué las autoridades alemanas creen que las drogas encontradas en las enormes incautaciones tenían a Amberes como destino final.

El funcionario judicial belga señaló además que las características geográficas de Amberes han contribuido a su creciente papel en el tráfico de cocaína hacia Europa. El puerto está rodeado de una zona urbana con una población de más de un millón de habitantes, lo que hace que para las autoridades sea difícil identificar las actividades sospechosas que ocurren en las instalaciones portuarias o en sus alrededores. Además, Amberes se encuentra a menos de 30 minutos en coche de los Países Bajos, “a donde llega […] el 99 por ciento de las drogas”, para luego ser separadas y redistribuidas, dijo el funcionario.

El aumento del tráfico de cocaína a través de Amberes podría en efecto estar contribuyendo al creciente consumo de la droga en la ciudad, un fenómeno que se observa a menudo en otros puntos de tránsito de drogas. El informe del OEDT de 2017 señala que, a pesar de que las tasas de consumo de cocaína en Bélgica son relativamente bajas, Amberes tiene niveles más altos de sedimentos de cocaína en sus aguas residuales que cualquier otra ciudad europea.