La imputación del expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández revela que está sindicado de recibir millones de dólares en dineros de la droga por parte de narcotraficantes, los cuales usó para cometer fraude electoral en dos elecciones y para dirigir su país como un narcoestado.

“Aunque en público afirmaba ser aliado de Estados Unidos”, Hernández y quienes conspiraron con él contribuyeron a hacer de Honduras “uno de los puntos de transbordo de drogas más grandes del mundo» para la cocaína dirigida hacia Estados Unidos, señalan los fiscales en su documento de imputación, que se dio a conocer el 21 de abril en una corte federal de la ciudad de Nueva York.

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Las denuncias se remontan a comienzos de los 2000, mucho antes de que Hernández llegara a la presidencia, y resumen un periodo de dos décadas en las que se movieron 500 toneladas de cocaína a Estados Unidos. Lanchas rápidas cargadas de cocaína llegaban a Honduras desde Venezuela, al igual que narcoavionetas desde Venezuela y Colombia, anotan los fiscales. Hernández permitió el acceso de los traficantes a información privilegiada del ejército, y usó a soldados y policías en la protección de cargamentos del alcaloide. Hernández también está sindicado de dirigir sobornos a funcionarios de centros de votación para garantizar su elección en 2013, según reza la imputación.

Hernández “al parecer se alió con algunos de los traficantes de narcóticos más prolíficos del mundo para construir un imperio corrupto y de una violencia brutal”, según declaró el fiscal Damian Williams, del Distrito Sur de Nueva York, en un comunicado que acompañó la divulgación de la imputación.

Análisis de InSight Crime

La imputación contra el expresidente Hernández no solo ofrece nuevos detalles sobre el tráfico de sustancias ilícitas, sino que demuestra que sus presuntos contactos con traficantes datan de décadas atrás e incluyen algunas de las figuras más notorias de la región.

Al parecer, sus primeros contactos fueron con Víctor Hugo Díaz Morales, alias “El Rojo”, de quien los fiscales dicen que entregó a Hernández US$40.000 en dinero del narcotráfico por intermedio de su hermano Tony, en 2005. A cambio de eso, Díaz Morales recibió protección de las autoridades hondureñas. Díaz Morales luego dirigió sus operaciones en Honduras desde Gracias, Lempira, la ciudad natal de Hernández en el oeste de Honduras, y fue amigo personal del hermano del presidente.

Hacia 2009, Díaz Morales también entregó alrededor de US$100.000 en más dineros del narcotráfico a Tony Hernández. Esos recursos se entregaron a funcionarios públicos, incluido Juan Orlando Hernández, quien hacía campaña para llegar a la presidencia del Congreso de Honduras, según relatan los fiscales. Si la campaña tenía éxito, prometió Tony, los funcionarios conectados con El Rojo terminarían en los cargos más altos de la fuerza pública. Díaz Morales también recibía información sobre las capacidades de vigilancia por radar del ejército hondureño y sobre los operativos de la Policía, según señala la imputación.

Más adelante, hacia 2013, el entonces candidato presidencial Hernández supuestamente envió a su hermano a recibir un US$1 millón por un soborno del capo del Cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo».

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En esa época, Tony Hernández trabajaba con sus connacionales del clan narco Los Valle para despachar drogas al Cartel de Sinaloa, relatan los fiscales. Los Valle, antes bajo el mando de los convictos traficantes Miguel Arnulfo y Luis Antonio Valle, llegaron a ser uno de los principales grupos narco en la frontera oeste de Honduras, en límites con Guatemala. Ambos fueron capturados y enviados a Estados Unidos    con la venia de Hernández.

Según los fiscales, Hernández decidió extraditar a Los Valle en respuesta a informaciones de que planeaban atentar contra su vida.

En 2019, los fiscales dicen que Hernández y el expresidente Porfirio “Pepe” Lobo Sosa recibieron US$2 millones de dineros de la droga de Amílcar Alexander Ardón, en ese entonces alcalde de El Paraíso, una pequeña localidad en la frontera con Guatemala que es a la vez un importante corredor de drogas. Ardón había pasado de dedicarse al robo de ganado a traficar con drogas, y hacía de enlace entre narcos colombianos y mexicanos.

La imputación también contenía muchas de las denuncias hechas contra Hernández durante el proceso que en 2021 llevó a la condena del traficante hondureño Geovanny Fuentes Ramírez, cuando los fiscales alegaron que Fuentes Ramírez pagó sobornos a Hernández para garantizar protección para sus operaciones de narcotráfico y que Hernández quiso tener acceso a un laboratorio de cocaína controlado por el traficante.

Según los fiscales, Hernández tuvo la desfachatez de seguir recibiendo sobornos de Fuentes Ramírez luego de que los fiscales los identificaran a él y a su hermano ante todo el mundo en el proceso contra su hermano.