La Unión Tepito es una organización criminal conformada por células que operan en Ciudad de México, que toma su nombre de uno de los barrios más grandes de la capital. Actualmente es una de las fuerzas criminales dominante en la ciudad, y recurre al microtráfico, el tráfico de personas y la extorsión como fuentes de financiamiento.

Pero recientemente su hegemonía se ha visto seriamente disputada por una campaña dirigida por las autoridades y por la incursión de carteles mexicanos más grandes.

Historia

Desde los 90 hasta comienzos de la década de 2010, la principal banda de Ciudad de México fue el Cartel Tepito, que detentó el poder usando sus nexos con la Organización Beltrán Leyva (OBL) y su principal esbirro Édgar Valdés Villarreal, alias “La Barbie”. La caída de la OBL a finales de los 2000, sin embargo, conllevó la pérdida de estatus para el Cartel Tepito, lo que propició la llegada de grupos rivales, como La Unión Tepito.

Formada entre 2009 y 2012 por desertores de la OBL y la Familia Michoacana, posiblemente por iniciativa de Valdés Villarreal, La Unión Tepito pronto desafió al Cartel Tepito para hacerse al control tanto de la colonia Tepito como de extensas áreas de la Ciudad de México, usando actos de violencia selectivos con el fin de reafirmar su dominio y expulsar a otros grupos, incluidas las células de grandes organizaciones de carácter nacional, como Los Zetas y el Cartel de Sinaloa.

En octubre de 2012, seis expendedores locales de drogas que se creía trabajaban para el Cartel de Sinaloa fueron ejecutados en la calle. En mayo de 2013, 12 personas fueron secuestradas en un bar en la Zona Rosa de Ciudad de México, entre quienes se encontraban parientes de los líderes del Cartel Tepito. En ambos casos, se acusó a La Unión Tepito. Para cuando finalizó la guerra de pandillas que desató ese episodio, La Unión Tepito era la fuerza criminal dominante en Ciudad de México.

Además de tomarse los puntos de expendio de drogas en Ciudad de México, incluido el mismo Tepito, La Unión comenzó a extorsionar los negocios locales, muchas veces usando el “gota a gota”, un sistema por el que se ofrecen préstamos con altas tasas de interés a dueños de pequeños negocios y vendedores callejeros, ejerciendo amenazas de violencia física en caso de que no puedan pagar.

Tomarse el centro de la capital implicaba tener acceso no solo a negocios y vendedores callejeros, sino también a bares y clubes nocturnos. La extorsión a esos negocios era particularmente rentable, y permitía a los expendedores de drogas operar dentro de ellos y reclutar por la fuerza a los empleados como camellos o vigías. La Unión Tepito también desarrolló nexos con la policía local, lo que le dio al grupo cierta impunidad y alertas sobre acciones de las autoridades.

Para 2017, sin embargo, surgiría un grupo criminal rival llamado la Fuerza Anti-Unión, que disputaría el dominio de La Unión. Existen dos teorías sobre la Fuerza Anti-Unión: que surgieron como grupo de justicieros o vigilantes creado por dueños de negocios para combatir la extorsión de La Unión, o bien como disidencia de La Unión Tepito misma.

De cualquier manera, la Fuerza Anti-Unión no actuó de manera muy diferente a su supuesto enemigo, pues estableció estrechas relaciones con miembros de alto rango de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de Ciudad de México, mientras competía violentamente por el control de las economías de microtráfico y extorsión de la ciudad, en particular en las colonias de Álvaro Obregón, Tlalpan y Cuauhtémoc.

En junio de 2018, se hallaron dos cuerpos desmembrados y una “narcomanta” en la transitada Avenida Insurgentes, de Ciudad de México, con un mensaje de La Unión Tepito donde se amenazaba al jefe de la Fuerza Anti-Unión. Esa fue la manifestación más visible de una arremetida de violencia ese mes, confirmada por el jefe de gobierno de Ciudad de México, José Ramón Amieva, como un efecto de los enfrentamientos entre los dos grupos.

Sin embargo, La Unión Tepito siguió siendo más fuerte que sus rivales, con la expansión de sus operaciones extorsivas a sectores más acomodados de la ciudad, donde podía exigir cantidades más altas, en ocasiones hasta de 50.000 pesos semanales (alrededor de US$2.600). En abril de 2019, cientos de pequeños comerciantes locales firmaron una carta en la que pedían a las autoridades de Ciudad de México que tomaran acciones contra La Unión, y el líder de la asociación advertía que los comerciantes se verían obligados a formar un grupo de autodefensa si no se hacía nada. Una semana después, fue muerto acribillado con siete tiros por hombres armados.

En octubre de 2019, en una redada policial fueron capturados 31 miembros de La Unión y se descubrieron dos laboratorios de drogas sintéticas. El operativo se activó por denuncias de colusión entre miembros del cartel y autoridades de la ciudad, según el secretario de seguridad de Ciudad de México, Omar García Harfuch, quien afirmó que tenía una lista de cerca de 120 agentes de policía que podían haber colaborado con La Unión. Si bien 27 de los capturados fueron luego liberados, esto marcó un punto de quiebre en la suerte de La Unión.

Desde entonces, ha tenido que competir en Ciudad de México con la presencia creciente de los dos grupos criminales más grandes del país, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y, más recientemente y en menor medida, el Cartel de Sinaloa.

Pero la campaña del CJNG en Ciudad de México parece haber perdido fuerza, y el cartel parece tener dificultades para estabilizar su control territorial, mientras que el Cartel de Sinaloa parece haberse limitado a despachar envíos hacia la capital para tratar de aumentar su participación en el lucrativo mercado de consumo interno de estupefacientes.

En ese escenario, la preocupación más acuciante de La Unión Tepito viene de las autoridades de Ciudad de México, quienes han desplegado una firme campaña contra ellos, como parte de la cual han congelado cerca de U$5,2 millones en 1500 cuentas bancarias vinculadas a la Unión Tepito y detenido alrededor de 550 miembros entre enero de 2020 y abril de 2022, un número mayor que los aprehedidos a los siguientes diez grupos criminales locales juntos.

Como resultado de lo anterior, en febrero de 2022, el secretario de seguridad ciudadana de Ciudad de México Omar García Harfuch declaró que la Unión Tepito había quedado fragmentada de manera irreparable, y afirmó que la persecución al grupo y la captura de su líder a comienzos de 2020 había llevado a que las células que quedaban del grupo se encontraran operando aisladas, sin un mando central.

Liderazgo

En noviembre de 2020, se decía que el jefe de La Unión Tepito era Raúl Rojas Molina, alias “El Mi Jefe”.

Rojas Molina, lugarteniente clave de Roberto Moyado Esparza (a.k.a.“El Betito”), uno de los anteriores jefes de La Unión, arrestado en 2018, ha ascendido en la jerarquía desde que lo apresaron en 2010 por robo a mano armada y delitos contra la salud pública, y actualmente está vinculado a 38 homicidios, de los cuales se dice que ejecutó 18.

Tomó el mando desde la captura, en mayo de 2020, del jefe Brandon Alexis Flores, alias “El Junior”, hermano de Óscar Andrés, alias “El Lunares”, quien tuvo el mando hasta su aprehensión en enero de 2020. Se cree que los dos subordinados más cercanos a Rojas Molina, conocidos como “El Manzanas” y “El Elvis”, están a cargo de las operaciones de extorsión y microtráfico de La Unión, respectivamente.

Pero aunque es casi seguro que habrá un reemplazo si Rojas Molina cae, la alta tasa de rotación en la dirección de La Unión tiene un costo, pues contribuye a la mayor fragmentación dentro del grupo y al surgimiento de nuevas facciones.

Geografía

La Unión Tepito es un grupo criminal altamente localizado, que deriva su poder de los nexos sociales e incluso familiares que comparte con algunas comunidades de Ciudad de México. Además de su centro en la difícil colonia central de Tepito, mantiene cierta presencia en las 16 colonias de Ciudad de México, y mayor incidencia en las colonias de Cuauhtémoc, Iztapalapa, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, en particular en el Centro Histórico y la Zona Rosa.

Por fuera de Ciudad de México, el grupo mantiene operaciones a menor escala de narcomenudeo y de extorsión ocasionalmente en estados vecinos, como Hidalgo, Querétaro, Tlaxcala, Puebla, Veracruz y el estado de México.

Aliados y enemigos

A pesar de estar conformada por miembros de varias organizaciones en extinción, La Unión Tepito tiene muchos enemigos y pocos aliados. Por largo tiempo ha ahuyentado la competencia de las bandas más pequeñas de Ciudad de México, como el Cartel Tláhuac y Los Rodolfos, que buscan arrebatarle una porción mayor de las economías de microtráfico y extorsión, mientras que su guerra territorial con la Fuerza Anti-Unión sigue sin tregua.

Entre tanto, los informes indican que el CJNG está enviando hombres directamente a tomarse el territorio de La Unión en Ciudad de México. Según Óscar Balderas, periodista mexicano y experto en crimen organizado, “el CJNG tiene un plan de expansión agresiva que requiere el control de los puntos que La Unión Tepito tiene hoy en día, como el corredor peatonal detrás del Palacio Nacional, las zonas de La Merced, Mixcalco y Lagunilla”.

Recientemente se descubrieron varios narcotúneles debajo de la Central de Abastos, el mercado más grande de México, presuntamente operados por la Fuerza Anti-Unión con apoyo del CJNG. Se dice que los primeros habían instalado 50 miembros en el mercado para controlar los expendios de drogas y las redes de extorsión, por lo que desafiaron el control de La Unión sobre este importante centro económico y criminal.

Más aún, se dice que el CJNG está armando no solo la Fuerza Anti-Unión, sino también algunas de las pandillas de la ciudad en su guerra contra La Unión Tepito, principalmente el Cartel Tláhuac. Finalmente, hay indicios de un posible aumento de la presencia de larga data de células del Cartel de Sinaloa en Ciudad de México, lo que suma otro poderoso competidor al cóctel criminal.

Perspectivas

La Unión Tepito enfrenta un futuro incierto. Mantiene una posición dominante en Ciudad de México, pero puede tener problemas para hacer frente al CJNG, en particular si el grupo sigue suavizando su ingreso a Ciudad de México con el respaldo a la Fuerza Anti-Unión. Si bien los miembros de La Unión tendrán amplias oportunidades de desertar y vivir, esa coalición criminal representa una amenaza a la existencia de La Unión Tepito como grupo.

Lo mismo se aplica al redoblamiento de los esfuerzos de las autoridades contra La Unión Tepito desde que asumió el cargo el secretario de seguridad ciudadana de Ciudad de México, Ómar García Harfuch, en 2019. Según Harfuch, La Unión Tepito se ha fragmentado en “células atomizadas” desde entonces, que aunque excesivamente optimista, refleja los mayores ataques de las autoridades al grupo.

La principal esperanza de La Unión queda en la ventaja que tiene por tener su sede en Tepito. Balderas señala que este “es un grupo criminal conformado por […] residentes locales que, al comienzo, se aliaron para defender su colonia de amenazas externas. Eso hace que sean conocidos e incluso queridos por la población”.

Por esa razón, para que el CJNG tome su lugar, “debe romper lazos muy profundos, incluso familiares, de La Unión Tepito con el centro de Ciudad de México. Y si algo distingue esta zona de la ciudad, son sus raíces fundadas en la amistad y la familia. Sus únicas alternativas serían ‘comprar’ lealtades (con mucho dinero, algo que al CJNG le sobra) o someterlos con violencia”.