Colombia está en una encrucijada. Varios caminos se le cruzan. En uno de ellos las ex-FARC mafia quedan relegadas al basurero de la historia en un corto período de tiempo. Sin embargo, hay otros escenarios menos halagüeños.

A continuación se presentan tres posibles caminos para Colombia y los guerrilleros disidentes:

1. El mejor escenario: Las ex-FARC mafia desaparecen gradualmente

1.1 – El proceso de paz: Si bien el proceso de paz ha sufrido traspiés, la gran mayoría de los exguerrilleros parecen comprometidos con la paz y no tienen ningún deseo de volver a una vida de violencia y delincuencia. El gobierno puede tranquilizar a los que aún permanecen en el proceso, intensificando la financiación y la implementación en los 170 municipios establecidos en los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), así como el fortalecimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). En estas condiciones, las deserciones del proceso de paz serán mínimas y el gobierno podrá consolidar gradualmente la presencia estatal en áreas anteriormente bajo influencia de las FARC.

*Esta investigación de InSight Crime sobre las ex-FARC mafia se realizó a lo largo de cuatro años con trabajo de campo en 140 municipios amenazados en todo Colombia. Lea la serie completa aquí o descargue la investigación aquí.

1.2 – Actores criminales: Las ex-FARC mafia no logran unirse y, de hecho, terminan enfrentándose entre sí por el control de las economías ilegales, como el narcotráfico, la extracción de oro o la extorsión. Esto ya está sucediendo en algunas partes del país, por ejemplo, en Nariño, donde el Frente Oliver Sinisterra ha estado luchando contra la Guerrillas Unidas del Pacífico por el control del comercio de cocaína. En este escenario, los exguerrilleros no dan muestras de ningún compromiso ideológico y simplemente se convierten en pequeños actores en un panorama criminal cada vez más fragmentado.

1.3 – Economías criminales: El gobierno, a través de su programa de erradicación y política de seguridad, logra estrangular económicamente a las ex-FARC mafia, atacando sus fuentes de financiación de manera sistemática. En la actualidad, la erradicación de los cultivos de drogas es central en la política del gobierno y se han fijado metas ambiciosas de 80.000 hectáreas de coca para 2019. Según datos de la Oficina de la Política Nacional para el Control de Drogas (Office of National Drug Control Policy, ONDCP), de la Casa Blanca, los cultivos de coca, tras un explosivo crecimiento durante años, se nivelaron en 2018. El gobierno está ahora listo para comenzar a reducir significativamente las plantaciones de drogas.

En este escenario, el gobierno ejercería un fuerte impacto en la minería ilegal —otra gran fuente de ingresos para las ex-FARC—, utilizando herramientas como la Fuerza de Despliegue contra las Amenazas Transnacionales, FUDAT). Gracias a las investigaciones de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) y al uso efectivo de la ley de incautación de activos por parte de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), los ingresos y activos de las ex-FARC mafia serán sistemáticamente atacadas y debilitadas.

1.4 – Política de seguridad: mediante una estrategia integrada y cohesionada, como se establece en la doctrina de seguridad del gobierno, la Política de Defensa y Seguridad, el estado atacaría a las ex-FARC mafia, reduciendo gradualmente su alcance territorial, matando o capturando a sus líderes y aislándolos de la población civil. Las ex-FARC mafia serían desmanteladas gradualmente. Ya ha habido algunas victorias importantes, como la muerte de Walter Patricio Arizala, alias “Guacho”, en diciembre de 2018, y la de Edgar Mesías Salgado Aragón, alias “Rodrigo Cadete”, en febrero de este año. En este escenario, el gobierno también podría introducir todos los elementos del Estado en las zonas remotas donde los disidentes operan actualmente, proporcionando servicios básicos y protegiendo los derechos de los habitantes.

1.5 – Entorno político: el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) comienza a ganar tracción, no solo en las zonas rurales que antes estaban bajo influencia de las FARC, sino además entre los votantes urbanos. Las amenazas contra la actividad política de la FARC se minimizan, y los excombatientes ven que hay verdaderas oportunidades democráticas para ellos, y que existe una competencia justa y abierta para los cargos políticos a nivel municipal, departamental y nacional.

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1.6 – Venezuela: el presidente Nicolás Maduro es destituido, hay elecciones y Colombia cuenta una vez más con un gobierno democrático en Caracas, como un socio confiable y dispuesto a colaborar. Este nuevo gobierno lucha contra los integrantes de las ex-FARC mafia en suelo venezolano y coopera con Colombia para ofrecer seguridad en la frontera entre las dos naciones.

1.7 – Panorama internacional: Vecinos como Panamá, Brasil, Perú y Ecuador cooperan en la lucha contra la presencia de elementos de las ex-FARC mafia que operan en su territorio. Se fortalece la cooperación regional en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Estados Unidos intensifica la ayuda dirigida a Colombia, destinada a fortalecer el Estado de derecho, el respeto de los derechos humanos y la lucha contra la corrupción y el crimen organizado transnacional. La comunidad internacional se alinea contra las ex-FARC mafia.

1.8 – Conclusión: Esta sería la continuación de las mejoras graduales que Colombia ha experimentado desde mediados de la década de los noventa, cuando existía el temor de que las FARC pudieran tomar el poder y el país se convirtiera en un narcoestado. Siempre habrá obstáculos en el camino, pero a largo plazo ha habido mejoras graduales en términos de reducción de los homicidios, respeto de los derechos humanos, desarrollo económico y mayor presencia estatal en todo el país. En este escenario, el gobierno de Duque puede estar en una mejor posición de la que ha tenido hasta la fecha, y por lo tanto implementar muchas de las políticas establecidas en el Plan de Seguridad y Defensa anunciado por el presidente en febrero de 2019. Si bien las ex-FARC mafia no serían erradicadas durante la administración Duque, se debilitarían gradualmente y perderían relevancia con el tiempo.

2. El peor escenario: El renacimiento de un ejército insurgente a nivel nacional

2.1 – Proceso de paz: La confianza en el proceso de paz se debilita permanentemente, tanto entre los exguerrilleros como entre las comunidades que antes vivieron bajo la influencia de las FARC. Los excombatientes siguen desertando del proceso y fortaleciendo las disidencias, mientras que las comunidades locales apoyan una vez más a estos elementos criminales y cooperan con ellos en aras de proteger las economías ilegales. El asesinato de un exguerrillero dentro del campo de reintegración en Mesetas, Meta, demuestra que nadie está a salvo, ni siquiera en una zona con protección especial.

Se desvanece la fe en la idea de que el cambio real es posible en las zonas más remotas de cultivo de coca del país, y los habitantes de esos sectores llegan a creer que no existen alternativas reales. El ELN ve el fracaso del proceso de paz con las FARC y eso lo lleva a reafirmar su creencia de que el único futuro posible es mediante la lucha armada. El gobierno sigue debilitando los términos del acuerdo de paz, y priva de financiación a la JEP, al programa de sustitución de coca y a los PDET.

2.2 – Actores criminales: los disímiles elementos de las ex-FARC mafia se unifican bajo un nuevo liderazgo. Este liderazgo logra imponer disciplina, ideología y cohesión a los diferentes grupos. Nace una nueva fuerza insurgente marxista-leninista, que retoma la lucha donde la abandonaron las FARC antes de desmovilizarse. Fortalecidas por otros cientos de combatientes veteranos de las FARC que abandonan el proceso de paz, y gracias a una estrategia de reclutamiento coordinada, las ex-FARC aumentan su número actual de 3.000 combatientes a 4.000 en 2020 y continúan expandiéndose y proyectándose a nivel nacional.

Se forja una verdadera alianza con el ELN, lo que garantiza no solo la demarcación territorial y la cooperación en términos de economías y ganancias ilegales, sino además en cuanto a coordinación en la estrategia insurgente y en los ataques al Estado. Las ex-FARC mafia logran forjar acuerdos con otros grupos criminales, lo que permite que sus esfuerzos no se dividan en la lucha contra otros actores no estatales, sino que más bien se concentren en el gobierno y las fuerzas de seguridad.

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2.3 – Economías criminales: La administración Duque es incapaz de contener, y mucho menos de reducir, la producción de cocaína en el país, que, junto con la extracción ilegal de oro y otras actividades ilegales, como el tráfico de personas, el tráfico de marihuana, la heroína y la extorsión, les proporcionan a las ex-FARC mafia una gran cantidad de dinero para financiar su expansión.

Hay evidencias que indican que, hasta el momento, durante este gobierno las economías criminales han seguido creciendo, en lugar de reducirse. Aparte del aumento de los esfuerzos de erradicación, no hay evidencia de ninguna estrategia innovadora para debilitar las economías criminales, lo que indica que las rentas criminales seguirán creciendo y ofrecen muchas oportunidades para el fortalecimiento de las ex-FARC mafia en muchas zonas del país.

2.4 – Política de seguridad: a pesar de haber elaborado un documento sobre la estrategia de seguridad nacional, la administración Duque muestra muy poca innovación en su enfoque de política de seguridad, pues ha continuado con estrategias que han fracasado anteriormente. La situación de seguridad, en términos de homicidios, desplazamientos y ataques a excombatientes de las FARC, líderes comunitarios y activistas de la restitución de tierras, es cada vez peor.

El gran énfasis en la erradicación de cultivos, dada la presión de Estados Unidos, absorbe los recursos, a la vez que aliena aún más a las comunidades rurales, lo que podría empeorar si se reinician las fumigaciones aéreas. El liderazgo del Ministerio de Defensa sigue trastabillando, con la sombra de los falsos positivos (el escándalo por el cual algunos elementos del ejército asesinaron a civiles con el fin de mostrar resultados) y continúan acciones como los bombardeos aéreos en los que mueren menores de edad. Estas acciones menoscaban la legitimidad del Estado y fortalecen el apoyo local a los actores no estatales, en particular a las ex-FARC mafia.

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2.5 – Ambiente político: un excomandante de las FARC dijo bajo condición de anonimato que “la rosa (el símbolo del partido político de la FARC) se marchitó y murió”. Los modestos resultados de la Fuerza Revolucionaria Alternativa del Común durante las elecciones regionales del mes de noviembre indican que los exguerrilleros no han logrado convertir en votos el control territorial y la influencia sobre las comunidades locales que tenían cuando eran un ejército rebelde. La búsqueda del camino político para llegar al poder fue la justificación para poner fin a la lucha armada. Está claro que en ciertas partes del país se está atacando a los activistas políticos de la FARC y que no hay igualdad de condiciones para la participación política.

El asesinato de ex-integrantes de las FARC les recuerda a muchos la campaña contra la Unión Patriótica (UP), el último intento de los guerrilleros para entrar en la arena política legal. Miles de miembros de la UP fueron asesinados, incluido un candidato presidencial, y esto convenció a muchos miembros de la extrema izquierda de que la única manera de alcanzar el poder político era mediante una acción militar. Quizá muchos piensan que la ruta política está condenada al fracaso y que la lucha armada sigue siendo la única manera de avanzar.

2.6 – Venezuela: En este escenario, Maduro no solo se queda en el poder, sino que en efecto comienza a ayudar a las ex-FARC mafia con armas, refugio y logística. Algo que podría cambiar las reglas del juego en este sentido es que los disidentes se apoderen de algunos de los misiles del Sistema de Defensa Aérea Portátil (Man-Portable Air-Defense System, MANPADS) SA-24, también conocidos como Igla-S, que tienen los militares venezolanos.

Con esta arma, las ex-FARC mafia podrían neutralizar la principal ventaja estratégica del Estado: su poder aéreo, algo que puede modificar por completo el equilibrio en cualquier conflicto civil. Otra variante de este escenario podría ser la destitución de Maduro, tras la cual se daría un conflicto civil en Venezuela. Esta situación le vendría bien a las ex-FARC mafia, que se podrían presentar como una fuerza insurgente internacional y fortalecer su presencia y legitimidad en Venezuela, lo que facilitaría el reclutamiento y el control territorial en el país vecino. El Frente Acacio Medina y el Décimo Frente ya tienen presencia profunda y permanente en Venezuela (en los estados de Amazonas y Apure, respectivamente).

El presidente Maduro ya ha apoyado abiertamente a los líderes disidentes. En el mes de junio dijo que “Iván Márquez y Jesús Santrich son bienvenidos a Venezuela y al Foro de São Paulo cuando quieran venir; los dos son líderes de la paz”.

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2.7 – Panorama internacional: no se puede subestimar la importancia de la ayuda estadounidense en la estratégica derrota de las FARC en la primera década del nuevo siglo. Sin embargo, el presidente Trump ha demostrado ser un aliado voluble para el gobierno de Duque, criticando al presidente colombiano y la lucha contra las drogas, y negando las solicitudes de más ayuda que ha hecho Colombia.

“Ahora están llegando más drogas de Colombia que antes de que él fuera presidente, así que no ha hecho nada por nosotros”, declaró Trump en marzo de este año.

Además del letargo de la Casa Blanca, en este escenario tampoco hay una respuesta regional mediante ayuda proveniente de socios latinoamericanos. Los presidentes de Brasil, Ecuador, Perú y Chile se dedican a enfrentar escándalos o disturbios sociales, totalmente ajenos a la lucha contra el crimen organizado transnacional y los integrantes de las ex-FARC mafia en su territorio. Colombia queda sola para detener a los disidentes y a las economías criminales transnacionales que financian su crecimiento.

2.8 – Conclusión: En este escenario, Colombia da un gran retroceso en materia de seguridad, y las ex-FARC mafia logran restablecerse como una fuerza insurgente a nivel nacional, tal vez en alianza con el ELN, con firmes vínculos con Venezuela y con presencia en dicho país. La administración Duque sigue debilitando el acuerdo de paz, lo que mueve a más exguerrilleros a las disidencias, a la vez que no logra generar respuestas innovadoras para mejorar la seguridad ni para debilitar las economías ilegales.

3. Predicciones de InSight Crime: Una federación criminal

3.1 – Proceso de paz: Si bien la confianza en el proceso de paz está gravemente afectada, es poco probable que la administración Duque menoscabe aún más el acuerdo o debilite aún más su aplicación. Por el contrario, la deserción de Márquez levantó bastantes alarmas como para que Duque se desplazara a la zona de reintegración en San Vicente del Caguán, en Caquetá, durante el mes de septiembre, con el fin de generar tranquilidad, y para que Emilio Archila, asesor presidencial de estabilización y consolidación, emprendiera un bombardeo mediático con el fin de llamar la atención sobre el trabajo de implementación que se está llevando a cabo.

Aunque habrá algunas deserciones aisladas de las ex-FARC, no habrá más éxodos masivos. Quienes sentían que la situación era desesperada ya se han marchado. Sin embargo, el fin de los subsidios gubernamentales y las tentaciones de dinero real harán que más rebeldes regresen a la criminalidad, aunque no necesariamente se unan a las disidencias. El proceso de paz como tal no fracasará, incluso si las ex-FARC mafia sigue creciendo, ya que la mayoría de los que se desmovilizaron permanecen dentro de la legalidad, y el partido político de la FARC es una realidad.

3.2 – Actores criminales: Como ya ha quedado claro, Iván Márquez no ha sido aceptado como el líder indiscutible de las diferentes facciones disidentes. Y no lo será. Hay un amplio espectro de grupos al interior de las ex-FARC mafia. La mayoría quiere conservar su lugar en un paisaje criminal donde la reputación y la credibilidad son importantes, pero pocos están dispuestos a aceptar la estructura jerárquica del antiguo ejército guerrillero. Y muchos menos quieren compartir el botín de las economías criminales.

Lo más probable es que los diferentes elementos ex-FARC no se peleen entre ellos, y algunos incluso pueden cooperar entre sí, principalmente por intereses monetarios. Sin embargo, estas relaciones no implicarán subordinación, sino más bien beneficio mutuo. Cuando no haya beneficio mutuo, cada grupo tomará su camino. Las ex-FARC mafia se convertirán en una federación criminal poco cohesionada.

En cuanto a las relaciones con el ELN, Gustavo Aníbal Giraldo Quinchía, alias “Pablito”, miembro del Comando Central (COCE), hace mucho tiempo ha demostrado su pragmatismo y llegará a acuerdos con exintegrantes de las FARC siempre y cuando le sean útiles. Pero no es probable que se conforme una alianza nacional entre las ex-FARC mafia y el ELN. Ya hay pruebas de que Pablito tiene relaciones tanto con Iván Márquez como con Gentil Duarte. Hay acuerdos con el ELN en otros lugares, como en Antioquia, donde elementos de los antiguos Frentes 18 y 36 están trabajando con el Frente Darío Ramírez del ELN.

Al ELN le interesa que las FARC vuelvan a la escena, entre otras cosas para desviar la atención de las fuerzas de seguridad, que desde el ataque con un carro bomba que detonó en enero en la Academia Nacional de Policía General Santander en Bogotá, cobrado 21 vidas, se ha centrado firmemente en el ELN. Hay pruebas de acuerdos entre las ex-FARC mafia y otras organizaciones criminales, como los Caparrapos. Estos acuerdos serán aún más aleatorios y frágiles.

3.3 – Economías criminales: quizá la campaña de erradicación del gobierno identifique una disminución en términos de hectáreas cultivadas en 2019, pero la reducción de la producción de cocaína será más pequeña. Además, debido al hecho de que hay una sobreproducción de cocaína en este momento, y que los grupos criminales tienen grandes reservas de la droga en Colombia, es poco probable que una reducción en la producción se sienta realmente durante al menos un año.

Esto significa que no es probable que las ganancias de la cocaína disminuyan drásticamente antes del final de la administración Duque en 2022. Por eso, durante los próximos 18 meses, tal vez dos años, la bonanza de los niveles récord de producción de cocaína podrá consolidar las finanzas de las ex-FARC mafia y permitirá financiar los planes de expansión.

Las ganancias provenientes de la marihuana están sosteniendo a los miembros de las ex-FARC mafia en el Cauca, al igual que la violencia allí. El oro también es un importante generador de recursos para los grupos disidentes, particularmente los de Antioquia, Bolívar, Chocó, Córdoba y Nariño. La extorsión en las zonas rurales también es común en áreas de influencia de las ex-FARC, y aunque no son tan lucrativas como el tráfico de drogas, estas ganancias son suficientes para mantener redes de logística y milicias en ciertas partes del país. Todo esto significa que hay dinero para financiar planes de expansión agresivos, reclutamiento a gran escala y la compra de armas.

3.4 – Política de seguridad: Si bien la administración Duque fue elegida con base en promesas de seguridad, e incluso con la publicación de un nuevo plan de seguridad nacional, ha habido pocas innovaciones en la estrategia de seguridad. De hecho, varios indicadores, especialmente los homicidios y los desplazamientos, demuestran un empeoramiento de la situación de seguridad.

El enfoque principal de la política de seguridad parece concentrarse actualmente en los programas de erradicación, y hay rumores de que la fumigación aérea de cultivos de drogas se reiniciará en 2020. Incluso si los cultivos de coca disminuyen, como sucedió en 2018, los aumentos en la producción por hectárea y la eficiencia de los laboratorios significan que la producción de cocaína aumentó. Las tasas de replantación en campos erradicados, incluso según las mediciones del gobierno, están entre el 50 y el 67 por ciento.

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Si a eso se añaden las nuevas plantaciones, el gobierno parece estar atrapado en una bicicleta estática, pedaleando enérgicamente, pero con pocos logros duraderos. Incluso si la fumigación aérea logra hacer una mella significativa, habrá un retorno a las plantaciones de coca más pequeñas y atomizadas, repartidas en más departamentos, sembradas en medio de otros cultivos o bajo la capa boscosa.

Por eso las estimaciones sobre producción de drogas serán más difíciles, y con el tiempo podrán neutralizar los logros obtenidos contra la producción gracias a las fumigaciones. No es que esto sea una nueva estrategia: no hubo ningún golpe mortal relacionado con el comercio de cocaína antes de 2015, cuando la fumigación aérea todavía se estaba realizando.

Si bien los asesinatos de Guacho y Cadete demostraron que las fuerzas de seguridad tienen la capacidad de rastrear y eliminar a los ex-comandantes de las ex-FARC mafia, el hecho de que muchos residan actualmente en Venezuela limita el impacto que esta estrategia pueda tener en el desmantelamiento del liderazgo de las disidencias.

Sin embargo, lo que realmente limita el margen de maniobra de la administración Duque es la falta de fondos. Simplemente no hay dinero para nuevas operaciones a gran escala ni para ningún enfoque en las ex-FARC. Esto significaría quitar recursos de las campañas contra el ELN y Los Urabeños, que también son graves amenazas para la seguridad nacional.

3.5 – Ambiente político: La política de la FARC está atravesando por problemas: amenazada en ciertas partes del país, debilitada por el creciente movimiento disidente, plagada de divisiones internas, e incapaz de conectar con los votantes, incluso en las zonas rurales donde ejerce influencia. Sin embargo, se sabía que esto iba a tomar tiempo y, gracias al acuerdo de paz, continúa con presencia en el Congreso y permanecerá allí durante el tiempo suficiente para construir una verdadera base de apoyo y una maquinaria política. Es difícil ser optimista en este sentido, pero aún hay esperanza.

El gobierno debe proteger a los políticos de la FARC y generar condiciones en algunas de las zonas más remotas del país para que aumente la confianza en el sistema democrático. Los líderes comunitarios y los activistas de restitución de tierras también deben ser protegidos, ya que todo esto está vinculado al proceso de paz y a la confianza en el futuro.

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3.6 – Venezuela: la tan cacareada eventual caída de Maduro simplemente no ha ocurrido. La información del personal de InSight Crime en Venezuela indica que hay algunos signos de mejora, pero la situación sigue siendo catastrófica. La dolarización informal de la economía ha generado cierta estabilidad en medio de la hiperinflación. Las protestas se han reducido, y la ayuda de Rusia y otros aliados parece haber mitigado parte del efecto de las sanciones estadounidenses, aunque el gobierno sigue teniendo graves dificultades financieras.

Se percibe en efecto que Colombia trabaja activamente para provocar la caída del régimen chavista. Por eso a Maduro le gustaría que se diera la reconstitución de las FARC —una fuerza amigable y antiimperialista con una ideología similar—. Sin embargo, no querrá ser visto como un apoyo activo que provee armas a las ex-FARC mafia o al ELN. Ser identificado como un patrocinador del terrorismo complicaría aún más la ya desfavorable reputación internacional de Venezuela y limitaría las herramientas diplomáticas para restituir el régimen en la escena mundial.

Venezuela es ya de gran importancia para las ex-FARC mafia como refugio, base para la explotación de las economías criminales (sobre todo la cocaína y la minería) y como punto de referencia ideológico. Maduro no aportará misiles aéreos a las ex-FARC, ya que sería muy fácil rastrearlos e identificar que fueron facilitados por él. Sin embargo, no se puede subestimar la corrupción al interior del ejército venezolano ni el hecho de que algunas de estas armas puedan terminar en manos de los disidentes.

No puede descartarse la amenaza de un conflicto civil en Venezuela, especialmente si hay una intervención militar de Estados Unidos, un conflicto fronterizo con Colombia o si se presenta el asesinato de Maduro. Esto podría favorecer tanto a las ex-FARC como al ELN, permitiéndoles presentarse como defensores de la Revolución Bolivariana y del legado de Chávez.

3.7 – Panorama internacional: Si bien sigue habiendo un interés de Estados Unidos en Colombia, es principalmente en relación con Venezuela y con la erradicación de los cultivos de drogas, no con el apoyo a la política de seguridad enfocada en detener a las ex-FARC mafia. Es difícil predecir lo que hará el presidente Trump, y el abandono de los aliados kurdos en Siria demuestra que ninguna relación es totalmente segura, a pesar de que Colombia ha sido un firme aliado de Estados Unidos durante décadas.

Aunque las relaciones entre Duque y los gobiernos vecinos son buenas, los presidentes de Brasil y Ecuador están ocupados con los escándalos y disturbios en sus propios países y tienen poco espacio para pensar en cuestiones relacionadas con las ex-FARC mafia y el crimen organizado transnacional que opera en sus territorios. Por lo tanto, su administración, con pocos recursos financieros, no puede esperar mucha ayuda específica de Estados Unidos, ni tampoco mucha cooperación internacional, al menos por el momento.

3.8 – Conclusión: Maniatada por la falta de recursos, fustigada por la crisis de Venezuela e incapaz de obtener nuevos fondos importantes de Estados Unidos, la administración Duque cuenta con pocas opciones.

Las ex-FARC mafia van a crecer en los próximos dos años. Gracias a las boyantes economías criminales y al refugio con el que cuentan en Venezuela, los disidentes tienen mucho más margen de maniobra que el gobierno.

Sin embargo, las FARC no están renaciendo. No habrá un nuevo movimiento insurgente unificado bajo el mando de Iván Márquez. A lo más que pueden aspirar es a una federación criminal que preste servicios a la antigua ideología y disciplina de las FARC, y que coopere. Es probable que haya conflictos en las ex-FARC mafia, así como hubo combates entre diferentes facciones paramilitares de las AUC. Ya hay acuerdos con miembros del ELN, y estos continuarán, pero es muy poco probable que se llegue a una alianza efectiva con dicho grupo.

El futuro de las ex-FARC mafia está claramente en manos de la administración Duque. Pero el control del gobierno desde 2018 no ha sido el más firme. Ha enfrentado una serie de derrotas en el Congreso, en la Corte Constitucional y durante las recientes elecciones regionales, por parte del electorado. Necesita encontrar una base más firme y reflexionar bastante, así como suficientes recursos, para contener la amenaza que representan las ex-FARC mafia.

Si logra hacer esto último, entonces los disidentes quedarán relegados a las zonas más remotas del país, principalmente a las fronteras. Si no pueden unirse, y si el gobierno tiene una estrategia coherente, puede empezar a ir tras las unidades disidentes y tras cada uno de sus líderes.

Venezuela es sin duda un comodín, pero no hay mucho que Colombia pueda hacer, excepto asegurarse de que no se desplieguen tendencias militares radicales o tácticas torpes para eliminar a Maduro. Estos podrían provocar conflictos civiles, lo cual, a largo plazo, podría significar para Colombia un desafío aún mayor que la crisis actual.

Colombia está padeciendo la peor parte del colapso de Venezuela, y gran parte de esta carga la está llevando sola. El futuro de las ex-FARC mafia y el de Venezuela están entrelazados. Colombia requiere paciencia, prudencia y astucia para manejar esta crisis y asegurarse de que no empeore.

*Este artículo fue escrito con la ayuda del Observatorio Colombiano del Crimen Organizado de InSight Crime.

Foto: AP

Jeremy McDermott is co-founder and co-director of InSight Crime. McDermott has more than two decades of experience reporting from around Latin America. He is a former British Army officer, who saw active...